Balbino Bejarano no necesita carta de presentación. En Alamillo, su ciudad natal, y en Almadén, lugar donde reside, lo conocen bien. Este gran hombre es un apasionado de los toros y los dos toreros de su tierra.
Con los pocos medios que se existían antaño para ver toros y apasionarte por ellos era difícil alimentar esa pasión. A pesar de las dificultades Balbino fue sustentando ese entusiasmo por la Fiesta Nacional. Recuerda que antes quien iba a los toros se tiraba dos días mientras iba y venía. Las distancias eran mucho más largas porque los medios de transporte no eran lo que son ahora. Cuando era estudiante en Ciudad Real sí que fue a los toros, pero su afición se empezó a despertar y apasionarlo cuando Paco Alcalde comenzó a torear. Puesto que los arrastraba a todos.
Se siente orgulloso de ser el fundador de varias peñas taurinas a lo largo de su vida. La primera fue la peña de Paco Alcalde, junto a su amigo Félix y otros amigos más. Después vino el Club Taurino de Almadén. Junto a Diego del Moral crearon la Federación taurina de peñas. Posteriormente la peñas de Félix Jesús Rodríguez y últimamente la Asociacón de Amigos de la Plaza de Toros de Almadén. En todas ha participado y lo sigue haciendo, encontrándose muy a gusto, puesto que lo que más le gusta es hablar de toros.
Ahora tiene mucho tiempo para participar en temas taurinos, hablar de toros y sobre todo leer libros relacionados con su pasión. Al ser aficionado de toda la vida lo que le satisface es transmitir su afición sin imponer nada a nadie. Así lo hizo con su mujer, Dominga, que sabía que existían los toros pero sin llegar a profundizar en el tema. En estos momentos es una auténtica aficionada gracias a Balbino. Sus gustos artísticos pasan por los toreros de su tierra y José María Manzanares, padre y Curro Romero. Casi naá. Ahora está traspasando su afición a su hija Nuria, que disfruta viendo los toros en directo en compañía se su progenitor. Los toros en la tele no le gustan tanto, puesto que no se aprecia ni se siente lo mismo que estando en directo, y menos si se tiene al lado a un gran aficionado.
En casa de Balbino se puede observar los cuadros enmarcados con carteles de su tierra y de sus toreros. También tiene un rinconcito dedicado a Paco Alcalde y otro a Félix Jesús Rodríguez, sus paisanos y amigos. Con ellos llega a emocionarse. Recuerda que un día un empresario de Córdoba les dijo: “No he visto una cosa igual, que vaya la afición detrás de un banderillero, de toda la vida han ido detrás de un matador”. Y es que ellos han ido detrás de Paco cuando cambió el oro por la plata, lo mismo que hacen ahora con Félix Jesús.
También tiene una gran colección de entradas de toros, cerca de mil tiene, entre suyas y las que le han dado sus amigos, y de carteles de mano y de escaparate. Un verano decoró el patio de su casa con esos carteles. Un patio con un sabor muy taurino. Como buen aficionado tiene la enciclopedia Cossío que consulta de vez en cuando.
Aficionados como Balbino quedan pocos pero su afición la ha transmitido a su mujer y a su hija. Un legado que irá pasando de padres a hijos y así sucesivamente como se ha hecho toda la vida.
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