A pocos días de una de las citas más importantes en la vida de Alejandro Talavante, su confirmación de alternativa, nos atiende para compartir con los aficionados cómo se prepara para ese día y el resto de sus compromisos a lo largo de la temporada.
Acaba de matar dos toros a puerta cerrada en la ganadería de Arucci. Según nos comenta se le ha dado muy bien puesto que se han dejado. De camino a La Alcornocosa, su retiro durante la temporada, hace un alto para atendernos. Un gesto que agradecemos de un torero de su talla. No todo en Alejandro Talavante es valor, también trasluce sinceridad en sus palabras y mucha serenidad. El poeta mexicano Amado Nervo dejó para la historia un frase muy significativa: “Todo hombre es como un cheque en blanco firmado por Dios. Nosotros mismos escribimos en él la cifra de su valor con nuestro merecimiento”. Y así lo lleva haciendo Talavante desde aquel 24 de mayo de 2006, ahora lejano en el tiempo pero presente en la memoria de los aficionados. El próximo domingo hará el paseíllo junto con Julián López “El Juli” y José María Manzanares, como el mismo nos dice en la entrevista estarán esperándole dos toros para disfrutar y hacer disfrutar al respetable. En esta ocasión del Puerto de San Lorenzo.
—¿Cómo se prepara para un día tan importante como el de su confirmación de alternativa?
—Igual que me preparo para todos los compromisos importantes. Igual que me preparé el año pasado en Madrid. Lógicamente con más ventajas, porque la gente regala más toros. Pero es el mismo concepto y la misma filosofía de preparación.
—Se puede decir que vuelve al lugar donde comenzó todo.
—Sí. Creo que lo has definido fenomenal. Vuelvo al origen de todo. En el día de mi confirmación. La verdad es que la palabra le viene como anillo al dedo.
—Pero antes de ese 24 de mayo de 2006 que relanzó a Alejandro Talavante, ¿quién era usted?
—Siempre he sido igual. Lógicamente sabía menos de lo que sé ahora, pero tenía la idea clara de cómo quería torear, a veces sin mucho convencimiento, porque me faltaba alguien que me marcara un poco la pauta en cuanto a terrenos, conocimientos del animal, ayuda y muchos matices. El momento clave ha sido cuando me fui con Antonio, empezó todo a funcionar como quería. Empecé a ver las cosa claras.
—¿Ahora que clase de torero es?
—Creo que la gente sabe muy bien como soy, tampoco me gusta definirme, con lo cual prefiero es que lo haga la gente. Lo que sí me gusta hacer es torear bien. Eso es lo que me gustaría que dijeran.
—Supongo que usted está viendo la expectación que ha creado entre los aficionados, eso supone tal vez mayor responsabilidad a la hora de torear o es tal vez la misma siempre.
—He tenido diez meses para acostumbrarme, aunque nunca se acostumbra uno a eso. Pero yo creo que eso es lo bonito del toreo, cuando la gente está pendiente de ti, espera cosas importantes pues es cuando pueden llegar. A mí a través de eso me estimula. Me gusta que la gente que entra en una plaza a verme que piense que va a sentir mucho y va a disfrutar.
—Es verdad que cuando torea se llega a romper de tal forma que lo transmite a los aficionados.
—Sí bueno, está claro que para llegar a un determinado número de público, y sobre todo a una plaza llena tienes que tener una personalidad muy fuerte. Creo que las grandes figuras del toreo se han marcado por tener una personalidad muy fuerte. Cuando le transmites a la gente es porque hay algo más que trasciende, que quizás esté oculto, pero que se vislumbra. Creo que es lo más bonito del toreo, para quien lo pueda hacer.
—Eso es cierto porque muchas veces con el enemigo que tienen delante no permite que se le haga todo.
—No, uno mismo. Sí puedes o no puedes.
—Porque no todos los días se puede salir al 100% a la plaza.
—Desgraciadamente influyen muchas cosas. Y no todos los días tienes ganas de salir a la plaza, pero también es un compromiso que adquieres. Si eres torero tienes que asumirlo e intentar que el público siempre te vea al mismo nivel.
—¿Qué significa para usted enfundarse el vestido de torear cada tarde?
—Para mí un respeto muy grande. Significa que voy a tener dos toros encerrados que me están esperando. Ahora que hay gente que está muy ilusionada conmigo. Y como he dicho que voy a tener dos toros para poder disfrutar.
—¿Es usted de esos toreros que se transforman cuando salen a la plaza?
—No. Soy siempre el mismo. Esta claro que no vas a estar igual en la plaza que si estás con los amigos. Bueno algo te cambia. Pero yo soy igual tanto dentro como fuera.
—Tal vez con la verdad por delante siempre.
—Sí para mí es fundamental. Creo que es una de las bases de transmisión de mi toreo.
—¿Realmente son tan especiales los toreros como se dice o no tienen por que serlo?
—Hombre no es eso. Creo que son una especie de héroes, porque en momentos de pánico no correr y quedarte quieto. Encima pensar, crear estética e intentar crear arte, muy normal no eres. Pero bueno, cada uno es como es y no se puede generalizar en que todos los toreros son especiales porque especiales desde luego no son todos, porque si no serían figuras del toreo.
—¿Y esos momentos de pánico se viven todos los días, con todos los toros o hay momentos en los que ese pánico no se llega a pasar?
—Bueno hay veces que estas tan concentrado y absorve tanto el miedo que creas una comunicación con el toro en la que el miedo pasa a un segundo plano y ya te da igual, te lo quitas del medio. Si hay momentos de abandono total en los que no piensas ni mucho menos que el toro te puede coger o incluso que te da igual que te coja.
—Muy fuerte es decir que le da igual que te coja el toro.
—Demasiado.
—Es tal vez el compromiso con la gente el que le hace decir eso.
—Hombre con la gente puedes tener un compromiso, pero por ella no me voy a jugar la vida. Me la juego porque quiero y por satisfacción mía. Lo que pasa que de este compromiso conmigo mismo disfruta mucha gente.
—En las horas antes de ir a la plaza, cuando está en el hotel, ¿qué le pasa por la cabeza?
—No suelo pasar mucho tiempo en la habitación porque lo paso bastante mal. Procuro distraerme visitando cualquier sitio que me interese en la ciudad en la que toreo esa tarde. Hago una especie de turismo por la mañana para quitarme del medio de todo lo relacionado con el toro.
—Pero mientras se está vistiendo algo pensará, en la faena...
—Bueno piensas en tantas cosas. Yo prefiero dejar la mente en blanco y no pensar. No me gusta ir con las ideas preconcebidas. Cuando más bonito sale todo es cuando hay naturalidad y no se lleva nada pensado.
—Creatividad en el momento, verdad.
—Sí, intuición.
—¿Por qué después de Castellón no ha querido torear ninguna tarde hasta el Domingo de Resurrección?
—Creo que por señal de respeto a Madrid. Creo que es una cosa que ahora a lo mejor se ve raro, porque cuando todo el mundo piensa que hay que torear mucho para estar preparado, yo pienso al revés. Pienso que más que torear hay que digerir, hombre estoy toreando en el campo algún toro y eso, pero prefiero llegar fresco y no llegar cansado a Madrid.
—Remontándonos un poco atrás en el tiempo, concretamente a su comienzo de temporada, ha sido muy bueno, en todas las plazas ha tocado pelo menos en Castellón.
—-Sí, en todas he cortado orejas menos en Castellón, pero ahí porque fallé con el descabello, un poquito de mala suerte. Pero creo que ha sido un inicio muy bonito y creo que va en la línea del plan que tenemos Antonio y yo.
—-De la temporada pasada en que plaza se sintió más a gusto, en dónde se vio al mejor Talavante.
—Creo que en muchas plazas hubo días muy importantes, si me pusiera a nombrarte seguro que se me olvidaría alguno. Pero hubo una faena especial que fue la de Linares en la que disfruté mucho. Quizás no fue la mejor faena de la temporada pero fue un momento muy bonito.
—-Y dónde se ha encontrado más preparado este invierno o ha sido todo continuo.
—No, siempre mantengo una línea. Hoy por ejemplo he estado muy a gusto con un toro sobre todo. Intento en el campo torear el mayor número de toros posibles. Y también sobre poner las dificultades que supone torear un toro en el campo. Porque no es igual que torearlo en la plaza. Creo que me he encontrado bien en todos los sitios en los que he ido. Y todos los días he aprendido algo.
—-Y con la espada mucho mejor este año, verdad.
—Sí mucho mejor.
—-Eso también son rachas o es buscarle el sitio.
—No, es querer. Cuando uno quiere los mata y cuando uno no está convencido no los mata.
—-¿Qué es para usted la profundidad en el toreo?
—No sabría, si lo veo te podría decir eso es profundo, pero no sabría describírtela. Es como un pellizco que no llega a ser pellizco, porque la profundidad no tiene nada que ver con pellizcar.
—-Tal vez el enganchar los toros delante y llevarlos muy despacio hacia atrás.
—Quizás la hondura se puede relacionar. Intentar enganchar y despedir el toro detrás, llevarlo largo y que todo eso sea lo más lento posible.
—-El temple, verdad. ¿Usted lo poseé?
—Intento templar. Intento que los muletazos duren mucho para sentirlos y que también que a la gente le de tiempo a verlos.
—-Torear a cámara lenta.
—Bueno torear a cámara lenta es difícil, pero a veces se consigue.
—-Fundamentalmente su toreo es de valor o hay algo más.
—No, pienso que hay muchas más cosas, pero ahora mismo lo que se ve es eso porque todavía a lo mejor no tengo el suficiente oficio para tener lo que quiero hacerle a los toros pero creo que hay muchas más cosas que el valor.
—-Defíname una.
—El temple por ejemplo. Me gusta templar. Torear suave.
—-Recordará que el año pasado estuvo en Pedro Muñoz, ¿cómo recuerda esa tarde?
—-Muy bonita, porque fue el primer rabo que corté de matador de toros. Fue un día bonito en el que disfruté con un toro de El Ventorillo. La verdad es que fue una tarde muy bonita para mí.
—-¿Este año lo volveremos a ver por la Mancha?
—-Pues no sé. Eso es cosa de mi apoderado, pero está claro que a mí sí me gustaría. Creo que habrá algún sitio en el que toree en Ciudad Real.
—-¿Qué sensación le produce el paso del tiempo?
—-No mucha, sí es verdad que los días se me pasan corriendo y no asimilo mucho las cosas, pero sí me doy cuenta que están pasando y a una velocidad de vértigo.
—-Quizás porque las disfruta más.
—-Si pasan rápido pero lo paso bien, porque si estuviera amargado las horas serían eternas.
—-Y por último, ¿qué es lo que detesta en el toreo?
—-No sé. Hay muchas cosas que no me gustan pero...
—-Tal vez las injusticias que se puedan cometer.
—-No, aquí las injusticias no creo. Pienso que cuando uno torea de verdad siempre hay justicia. No es que deteste pero no me gusta mucho andar con los taurinos. No me gusta la visión que tienen del toreo y no la comparto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario