29 junio 2007

“Tengo la afición intacta, mi mejor arma: la paciencia”

Ser matador de toros es una de las profesiones más duras que existen. Estar arriba cuesta mucho y más para los toreros modestos. Aníbal Ruiz lleva luchando por ganarse un puesto y entar dentro del circuito de plazas de primera hace nueve años. El año pasado consiguió éxitos que no le han servido para que lo repitan.

R eaparece el sábado 30 de junio en Villarrubia de los Ojos. Tras dos meses de parón vuelve con la misma ilusión de siempre. Con ganas de ser reconocido como un torero de raza y pureza. Con una gran afición que es la que le sirve para mantenerse y seguir luchando por lo que ama: el toreo. En su voz se detecta tranquilidad e ilusión. Esa ilusión que tienen los niños cuando ansían algo deseado. Y es que Aníbal Ruiz ansia convertirse en alguien importante dentro del toreo, si los toros le respetan y los empresarios cuentan con él. El camino lo tiene, esperemos que la suerte llame a su puerta y lo consiga, por que de verdad que se lo merece después de tantos años de lucha.

—La primera pregunta es obligada, ¿cómo se encuentra tras el percance de Torralba?
—Bien recuperado totalmente y con muchas ganas de volver a torear, que va a ser el día 30. La verdad es que estoy muy bien y muy contento. Después de dos meses sin poder moverme. Durante un mes estuve en cama sin hacer nada y ahora estoy llevando el ritmo normal de entrenamiento. No pensé que me fuera a recuperar tan bien. De vez en cuando me duele, me pegan pinchazos. Hay gente que tarda muchísimo en recuperarse. Tengo que darle gracias a Dios que estoy bien y entrenando al 100%.
—¿De la rehabilitación ya se ha olvidado?
—Ya no hago rehabilitación, tan sólo los ejercicios que me mandaron, que me vienen bien para fortalecer la espalda. Porque es una lesión, que me han dicho, que siempre la voy a tener ahí. Ojalá que no. Porque con cualquier golpe me puedo resentir. Ando con cuidado. Y lo que te decía antes, que ando muy ilusionado con volver a torear el sábado en Villarrubia. Porque es un pueblo que tengo un vínculo especial, porque soy hermano de la Virgen de la Esperanza. Van a verme y me siguen a todos lados, tengo muchos amigos allí y torear un festival a beneficio de la gente que quedó mal por la lluvia, como en mi pueblo ha pasado. Y por eso con mucha ilusión de volver a torear yo y que sea ahí.
—¿Con ganas de volver a medirse frente a un astado?
—Sí, claro que sí, tengo muchas ganas. Bueno si te digo la verdad, la reaparición fue en el otro toro, porque me cogió en el primero y con las vértebras partidas salí a matar el otro. Aunque no estaba en condiciones físicas.
—¿Del momento de la cornada que recuerda?
—La verdad es que no recuerdo nada. Quizás que cuando entré a matar el pinchazo, me quedé en la cara apretando, para intentar meter la espada. En ese momento le perdí la cara y el toro me cogió relajado. Siempre que te coge el toro es fallo del torero.
—¿Con qué momento de esa tarde se queda?
—Pues fijate, que aunque le corté las orejas, no fue una actuación redonda para mí, porque no pude hacer lo que sentía. Tampoco vamos a echarle la culpa al ganado. Nosotros somos los que tenemos que acoplarnos a las embestidas de los toros. Sobre todo porque toreé un toro, el primero, muy a gusto con el capote. Y al final de la faena, con el toro colorao, cuando me metí dentro de él y le pegué con media muleta quedándome dentro de los pitones y algunos redondos, hubo una fase muy limpia, y unos naturales al último. Pero, sobre todos, con el cariño de la gente. Cuando salí en el segundo toro, no importa hacer esos esfuerzos salir aunque no puedas, porque me dolía muchísimo. Pero con el cariño de la gente no me dolía. Tu haces el esfuerzo de salir, pero no sabía sí sólo llevaba la cornada o tenía algo más. Yo sabía que estaba muy tocado, pero cuando vi a la gente así de volcada desde que salí de capote, eso es de las cosas más grandes que te pueden pasar.
—Permanecer tanto tiempo parado en plena temporada para un torero es lo peor, ¿en qué se piensa en esos días?, ¿cómo se vive?
—Hay momentos que te vienes abajo, normal. Llevo todo el año preparándome muy a fondo, son pruebas que te pone Dios, cosas que te pasan,hay que superarlas. Gracias a Dios lo he superado, muy bien. Ahora mismo estoy fuerte y creo que mi temporada, aunque ya lleve una corrida y unos festivales, va a empezar ahora. Ya llevo dos semanas toreando y te puedo decir que me encuentro a buen nivel.
—Ya recuperado con la mente puesta en abrir la puerta grande de todas las plazas en las que toreé.
—Sobre todo, de verdad, aunque vaya al campo, a una becerra, a donde sea, intentar disfrutar y cuajar. Todo el animal que me ponga delante, esa es la meta que tengo de disfrutar y cuajarlo. No me voy a hacer ideas porque este año, sigo con mucha ilusión, pero la tenía cuando empecé porque creí que iba a ir a torear a Sevilla, a Madrid, porque me habían hablado, luego no fue así. La verdad es que la vida a veces se pone cuesta arriba, pero sí te voy a decir que no me he venido abajo en ningún momento. Eso es muy importante. No pensé que tenía tanta paciencia ni tanta capacidad de sufrimiento.
—Parece que es como los toros, que se crece ante el castigo.
—No, no es verdad. Si me dicen vas a hacer la temporada del año pasado, poniéndome en los sitios que me pusieron. Claro sino te ponen en Bilbao no vas a torear allí. Y ahora no te ponen en Madrid ni en Sevilla, pues no me creía que me iba a pasar. Hombre pasé momentos malos cuando me dijeron que no estaba anunciado en Sevilla. Ese día me hundí. Y cuando vi que en los carteles de San Isidro no estaba mi nombre, y más cuando tú sabes que has estado bien en la plaza, pero hay que saber esperar. Pienso que la paciencia es el mejor arma. Estoy entrenando tengo experiencia y cuando llegue el momento hablar. A mí me ha tocado eso. Ahora entiendo a las figuras del toreo, de hablar mucho con el maestro Espartaco que le costó tanto trabajo, yo pensaba por dentro cuando tenía 19 años, no puede ser para tanto. Ahora me doy cuenta de eso que cuesta muchísimo. Para eso hay que tener una afición a prueba de bomba y creer en tí, entrenando, seguir tu camino.
—Tal vez los que menos se esfuerzan o los que tienen un apellido conocido estén arriba porque tienen un camino más fácil.
—Hay gente que lo puede tener más fácil que otros pero los que están arriba es porque le hacen cosas al toro. A lo mejor alguien triunfa, a lo mejor los apoderados, con esto no quiero decir nada de mis antiguos mentores que los quiero un montón y creo que han hecho las cosas con el corazón, que no hayan salido las cosas es distinto, pero que hay algunos que les rentabilizan mejor esos triunfos. La verdad te digo una cosa, el nombre que tengo me lo he ganado yo. Todavía no soy nada para lo que quiero ser . Llevo mucho tiempo luchando. Todos los años toreo un año 12, otro14 corridas. Yo tengo que llegar a Ciudad Real, que es donde he tomado la alternativa, con permiso de la afición me siento en mi casa, porque ellos me hacen sentir así. Llego a Ciudad Real y me tengo que jugar la vida, muy gustosamente. Llego a Alcázar y me la tengo que jugar. Llego a las plazas para que me repitan todos los años. Pero lo que tengo ganas es de entrar a las ferias, para eso que tengo que hacer estar en Madrid, pero no una vez sino varias.
—Lo que ha comentado antes, paciencia.
—Sí, sí paciencia y con afición, con ganas de corregir porque la verdad es que me gustar perfeccionar las cosas. Me preocupa todo. Estoy contento porque ahora mismo tengo la afición intacta, y si cabe siempre un poquito más.
—Inicias nueva andadura sin apoderados, de momento hay algo a la vista.
—He hablado con algunas personas, pero tampoco voy a hacer nada, les doy las gracias a los que se han interesado por mí, pero de momento no tengo a nadie. Tengo por ahí arregladas algunas corridas de toros pero todavía no te voy a adelantar nada antes de que las den las empresas pero que está la cosa de corridas de toros un número mayor del año pasado. Los carteles de Alcázar los sabes, lo de Miguelturra también. A Valdepeñas te voy a decir que voy a hacer mi presentación. Me ilusiona todo. Espero volver a Ciudad Real, donde el año pasado me sentí como muy pocas veces me sentí, y volver a Madrid. Para eso hay que estar preparado yo tengo mucha fe.
—¿Cuáles son sus próximos compromisos?
—Hay cosas. Toreo el 30. En julio el 24 y 28. En agosto el 3, 4, 5, 6, 12, 19, 20, 21, 26 y 28. En septiembre el 1, 2, 6, 8, 9, 14 Hay de todo, dentro de las cosas son triunfos del año pasado. Estoy muy agradecido. Otros como el debut de Valdepeñas, que es la única plaza de la provincia que no he toreado. Esperando Madrid. Pero hasta que no me vea en la plaza no me lo creo, porque ya son nueve años de matador de toros y me ha pasado de todo.
—¿Dentro del reto de triunfar todas las tardes existe alguno más?
—Lo que más quiero es funcionar ya. Las orejas me importan pero lo que más es ser honesto como torero y como persona. Siendo honesto en la plaza en la calle voy a funcionar. Creo que estoy en el camino. Estoy muy contento porque llevo unos años, tu lo sabes como periodista, porque hemos crecido juntos en el cambio. Ya no somos nosotros lo que lo decimos, que eso también está muy bien cuando los medios nacionales empiezan a hablar. Lo que busco es la honestidad en la plaza. En la calle creo que siempre la he tenido. Lo que sí te digo es que tengo que estar muy agradecido a un amigo mío, que ya no está ni conmigo ni con nadie, que fue el que me ayudó a meterme otra vez en el camino. Me acuerdo mucho de él y hablo todas las noches con él.
—Se puede definir en dos palabras.
—Raza y pureza.
—¿Qué clase de torero es?
—Ambición la verdad es que hay que tener. Lo que sí tengo es afición. Aparte de torero tienes que ser aficionado. Me gusta torear yo, ver a a compañeros. Fijarme hasta en los chicos que empiezan porque de todos se puede aprender. Lo mismo que de los maestros, por eso la afición es primordial.
—¿Su toreo es profundo?
—La verdad es que cuando he estado de verdad con un toro, desde los inicios de novillero, recuerdo que pegaba siete u ocho muletazos con la mano por debajo y ponía a todo la gente de acuerdo. Ahora tal vez lo sienta más, soy más consciente, he pasado muchas pruebas cuando te cogen los toros. Te haces fuerte y sigues con la misma ilusión y eso es importante. Siento mucho mi toreo y lo hago con mucho sentimiento. Es la gente la que debe ver si es profundo mi toreo.
—¿Son tan especiales los toreros como se dicen?
—Pues no lo sé. La verdad es que no me doy cuenta. Algunos me dicen que soy muy raro. Yo me considero una persona muy normal. Lo que me gusta es el toreo y estoy volcado 100%. Veo toros por la mañana, al mediodía. Vengo de entrenar y por la noche veo videos de Dámaso o de Curro Vázquez.
—¿Qué es lo que más detesta?
—La falsedad en el toreo y también en la vida. Aunque también te tengo que decir que tengo buena suerte por haber encontrado buenos amigos.
—¿Ha percibido que la afición le esperaba después de los éxitos cosechados el año pasado?
—Sí, sí, había mucha expectación, eso se nota cuando coges el capote, en la vuelta al ruedo. Muy contento porque la primera fue ene le festival homenaje a mi amigo Ángel y luego en Torralba, que fue una tarde muy importante. No te puedes dormir y tengo que seguir así.
—¿Qué hace falta para entrar en el circuito de las primeras plazas?
—Ser fiel a uno mismo y hacer el toreo con pureza. Creo que más tarde o más temprano eso llega. Todo lo que hagas es importante, porque siempre lo he tenido claro, todo el mundo paga. En cualquier plaza formas un lío y te sirve. Para eso donde hay que formarlo es en las plazas importantes. Pero si luego llegas a Madrid y no lo lías... Por eso debes tener una regularidad desde el campo a la plaza.
—¿Qué es lo que destacaría de su tauromaquia?
—A mí me gusta hacer las cosas con pureza y con raza. Pero también me gusta torear al servicio del toro. Si hay que bajarle la mano y hacerle el toreo por abajo pues se hace. Si es a media altura, pues a media altura. Pegarle pases al 90% de los toros. A mí el toro que me gustaría pues es ese toro con raza, con alegría que en el capote te pega ocho arrancadas seguidas. Luego con la muleta lo puedes dejar 15 metros y se te viene, obedece. Me gusta mucho el maestro Rincón.
—¿Tal vez es de esas fuentes de las que bebe para su tauromaquia?
—Miro como te he dicho a muchos. No me gusta parecerme a nadie pero me gusta todo lo que se hace con poder y con sentimiento. Porque cuando tú lo siente lo trasmites. Yo lo he podido comprobar el año pasado en Ciudad Real. Fue una faena muy técnica, pero también en muchos ocasiones de mucho miedo, porque el toro embestía por dentro, por la espinilla, como yo lo estaba sintiendo. la gente estaba callada y cuando terminaba las tandas explotaba.
—¿Qué significa para usted vestirse cada tarde de luces?
—Pues para mí un sueño hecho realidad. La vedad te lo digo, no es ningún tópico. Eso es lo más bonito del mundo, dentro de la dureza y de lo que me está costando, porque llevo muchos años, pero ya lo tengo asumido.
—Y por último, ¿su mejor faena está aún por llegar?
—Sí, por supuesto.
—¿Cómo sería?
—No lo sé. No te lo puedo decir. depende del momento, de la plaza y como me sienta. Ahora mismo no puedo preveer. Tengo muy buenas.

—Paciencia—
Mucha paciencia es la que tiene Aníbal Ruiz para cada temporada luchar por su sueño

—Raza—
No le falta raza a este joven para enfrentarse a sus enemigos y conseguir éxitos

—Pureza—
Desde hace tres años su toreo se ha vuelto más puro y lo ha transmitido al tendido

—Honestidad—
Quiere ser honesto tanto en la plaza como en la calle, eso dice mucho de un torero

—Fidelidad—
Ser fiel a uno mismo es lo que puede hacer que entres en el circuito de las primeras ferias

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