El pasado domingo en la finca “El Cuartón”, propiedad de los hermanos Garzón Mergelina, se realizó un tentadero de machos y hembras en el que participó Manuel Jesús “El Cid”.
La pureza y poderosa muleta de Manuel Jesús “El Cid”fue lo más destacado en el tentadero de machos y hembras en la finca “El Cuartón” propiedad de los Hermanos Garzón Mergelina. También tentó el novillero Joao Augusto Moura y Manuel Férnandez aprovechó las últimas embestidas de las becerras.
La plaza de tientas de “El Cuartón” esperaba ansiosa la llegada de uno de los matadores con más interes dentro del mundo taurino. Torero sevillano por excelencia. De Salteras. Torero de gran pureza en la interpretación del arte Cúchares. Mano izquierda poderosa, con la que domina las embestidas de todos los toros que lidia. Así es Manuel Jesús “El Cid”. El pasado domingo asistió a la finca de los hermanos Garzón Mergelina para tentar dos machos y dos hembras.
En los chiqueros de la placita de tientas aguardaban los machos y las hembras, que tanto Luis como José María y Antonio habían seleccionado para pasar la prueba de fuego en su ganadería.
La finca “El Cuartón” se encuentra ubicada entre dos provincias Sevilla y Huelva. Por un lado está enclavada en el término municipal de El Ronquillo y por el otro, en el de Santa Olalla. Gran extensión de terreno para la crianza del toro bravo. Tierra favorable para que esos ejemplares puedan crecer entre las encinas y dar buen juego en las distintas plazas donde se lidien.
Una vez que el matador se preparó enfundándose el traje corto y probando los trastos, se procedió a tentar la primera vaca. De salida no quiso pelea con el caballo. Parecía que su comportamiento iba a ser de mansa, todo lo contrario, una vez que entró en la muleta de El Cid se vino arriba, regalándonos los primeros buenos momentos el torero. Con esa pureza que le carazteriza, metiendo los riñones y bajando mucho la mano. En una palabra: mandando.
Un silencio absoluto se respiraba en el ambiente. Nadie quería romper ese momento mágico que es la reunión en medio del ruedo del toro y el torero, en esta ocasión de la becerra y el torero. Tan sólo al final de alguna tanda se escuchaba “bien Manuel”. Voz de aliento ante el esfuerzo del torero.
En la segunda becerra, Manuel Jesús volvió a someter a la vaca. En la cara se percibía que estaba disfrutando con su toreo, al igual que los ganaderos, aunque el animal no tuviera las condiciones que ellos requieren para que sean madre en un futuro. Un examen difícil que tienen que aprobar. Al ser una ganadería joven apuestan por la calidad, y sobre todo que su ganado vaya de menos a más. En resumidas cuentas que aguanten en el último tercio.
Tienta de machos
Tras la tienta de las hembras se pasó a la de los machos. Una lástima que ninguno de los dos utreros sirviera para semental. El primero tenía una bella estampa, pero eso no es suficiente para continuar en la ganadería y realizar las funciones de padre. Debe cumplir con los requisitos que exigen a sus toros José María, Luis y Antonio. Tres jóvenes ganaderos que llevan luchando por su sueño desde marzo del año 93. Aún así El Cid supo sacarle partido a los dos machos.
Una vez terminada la tiena de los machos le tocó el turno a Joao Augusto Moura, sobrino del rejoneador Joao Moura. Tentó dos vacas, de las que una salió con una calidad extraordinaria. También estuvo el novillero de Espartinas, Manuel Fernández, que toreó las cuatro vacas que se tentaron en la mañana del domingo.
La sorpresa fue ver al ganadero José María Garzón coger la muleta y deleitar a los presentes con su concepto del torero. No en vano dicho ganadero ha participado en varios festivales. Desde pequeño soñó con ser torero como el resto de sus hermanos. Al final el destino quiso que fueran ganaderos de bravo, y de vez en cuando cogen la muleta.
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