Se cumplieron las previsiones más pesimistas que sobrevolaban sobre la feria taurina de este año y el ciclo ha pasado con más pena que gloria, y digo se cumplieron, porque con el poco tiempo que tuvo la empresa Ruedos Bravos para organizar dicho ferial, eran de esperar tan pobres resultados, poco público, ganado discreto y pobre resultado artístico, con excepciones, como veremos más adelante; y si a todo eso unimos la mala suerte que se cebó con dicha empresa, a la que se le cayó del cartel la principal atracción de la feria como era Cayetano y luego más tarde su hermano Fran, que había visto antes como dos de los toros más esperados para la corrida concurso se malograban antes de tan siquiera ser embarcados como fueron los ejemplares de Peñajara y Conde de la Corte, sin hablar de la mansada infumable que envió la ganadería de Eloy Jiménez para rejones, en la cual había depositadas grandes esperanzas tras lidiar con gran éxito días atrás, apaga y vámonos. Con todos esos antecedentes habría sido un milagro que el resultado final fuese otro al acontecido finalmente.
Puestos a hacer un análisis frío de lo que fueron los festejos celebrados en la recién terminada feria de este año diremos que el primer día, con poco ambiente en los tendidos, se celebró una corrida concurso de ganaderías que resultó ser un fiasco ganadero por el pésimo juego de los astados, mansos, descastados y deslucidos en líneas generales que dieron al traste con las ilusiones de los aficionados, y por qué no de los matadores, que naufragaron como fue el caso de Esplá y Curro Díaz ante las complicaciones y poca entrega de sus respectivos lotes; naufragio del que se salvó Aníbal Ruiz, que como siempre, mostró gran disposición, no se cansó de intentarlo con un lote a la contra, y que además tuvo tiempo de regalarnos varios muletazos llevando al toro muy metido en la muleta, largos y de mano muy baja en su primero y de jugársela y terminar ganándole la partida a un peligroso ejemplar de Couto de Fornilhos lidiado en último lugar. Además hay que destacar la gran actuación de un gran torero de plata como es Valentín Cuevas que lo bordó tanto con el capote en la brega como en dos pares de mucha exposición, clavando en la cara, en lo alto del morrillo y saliendo incluso enganchado en el segundo, siendo obligado a desmonterarse.
Al día siguiente y con medio aforo cubierto se celebró la tradicional corrida de rejones, que esta vez contaba con el aliciente de la alternativa de un jinete de la tierra como es Miguel Ángel Martín, que a la postre se convirtió en el triunfador de una tarde marcada por el mal juego y pésima presentación del encierro de Eloy Jiménez, una mansada infumable como ya hemos dicho anteriormente, ante el que nada pudieron hacer tanto Bohórquez como Joao Moura, a pesar de las orejas cortadas, y donde el verdadero triunfador fue el recién alternativado, que en un alarde de voluntad y buen hacer no se vino abajo y ante el ejemplar más potable y con más pies del encierro hizo lo más destacable de la tarde
Para el día 18, la empresa en un acto de sensibilidad, había organizado una novillada sin caballos para los chavales de la escuela taurina y la inclusión de un novillero de la escuela de Alicante y otro de la de San Fernando, una oportunidad para ellos de demostrar que quieren ser toreros y otra para nosotros de poder presenciar las evoluciones de estos, al final lo más reseñable fue el gran juego de los novillos escogidos para la ocasión por el ganadero de Víctor y Marín, Felipe Lasanta, por bravos, nobles y enclasados y la actuación de Rubén Aparicio un novillero de la tierra que evoluciona a pasos agigantados y que gusta de hacer las cosas con despaciosidad, relajo y torería, al que no deberíamos perder de vista.
Para el último día la empresa había reservado el cartel de más tirón de toda la feria, la presentación de Cayetano en esta plaza acartelado junto a su hermano Fran y al último triunfador de la feria de nuestra ciudad, Luis Miguel Vázquez. La venta de entradas iba a buen ritmo hasta que se cayeron del cartel, primero el menor de ellos, por la cogida en Huesca, y luego Francisco que presentó un parte facultativo; un jarro de agua fría para la empresa que reaccionó deprisa contratando a otros dos toreros “mediáticos” que taparan el hueco dejado por los dos anteriores, aún así se devolvieron varias localidades y lo que prometía ser a priori un lleno, se quedó en casi tres cuartos. La elección de Finito y El Fandi no fue mal encaminada a tenor del resultado final que se saldó con la salida a hombros del granadino en su versión más populista y el corte de una oreja por parte de el primero. Pero lo más torero de la tarde corrió a cargo del daimieleño Luis Miguel Vázquez, que salió también a hombros y que se destapó con unas muy buenas series de muletazos corriendo muy bien la mano y sometiéndolo con la mano muy baja, enroscándose al toro y vaciándolo detrás de la cadera, antes había dejado un saludo capotero sintiéndose y meciendo muy bien los brazos, mención especial los ayudados por alto con los que terminó su labor.
Demasiado poco para una feria como la de nuestra ciudad que aspira a recuperar su prestigio, donde de nuevo son los toreros locales, tanto los de oro como los de plata, los que salvan los muebles a la empresa, que como bien ha reconocido tendrá que corregir errores y mejorar otros aspectos de cara al futuro, una empresa que con la premura de tiempo con la que ha trabajado no se le puede evaluar con demasiada severidad pero a la que no le quedarán excusas de cara al año que viene con más margen de tiempo.
Pablo Galán, aficionado taurino
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