Las veces que habré visitado La Alhambra, pero nunca son suficientes. Me encanta este lugar, pasear por donde lo hicieran antaño personajes históricos. Donde se ha desarrollado la historia de una ciudad. Algo tiene este edificio que me atrae de una manera distinta a otros.
Tenía el capricho de verla por la noche, ya que lo había hecho por sus palacios tanto de día como por la tarde, me faltaba la noche, pero ese paseo no lo pudimos disfrutar como se merecían estos jardines. Mirando cada dos por tres para atrás por si nos perseguía el niño moro que nos había estado siguiendo, y que no sabíamos si al final llevaba navaja o no, menos mal que desapareció pero hasta que no nos montamos en el coche y nos marchamos de allí no estuvimos tranquilas.
Qué pena que el niño nos fastidiase la visita! y desde ahí comenzó a joderse el finde...
ResponderEliminarYa te digo, porque vamos eso de que me tuviera que volver el mismo sábado y perderme las dos tardes de toros que teníamos previstas, pues me fastidió mucho. Pero bueno el ao que viene me lo monto mejor y voy a mi bola, sin contar con nadie, que la gente luego te deja tirada.
ResponderEliminarLo importante es que ni el jueves ni el viernes hubo nadie que nos lo fastidiara. Pudimos hacer realidad lo planeado, que no es poco, que ir a los toros y que las cosas salgan medianamente bien.
"Ninguno más; pues, señor, soy hijo de la Alhambra"
ResponderEliminarW. IRVING
No he leído "Cuentos de la Alhambra" de Washington Irving. Me imagino que la frase que has dejado corresponde a algún capítulo del libro.
ResponderEliminarMe han hablado muy bien de dicho libro que algún día me gustaría leer. Lo mismo para estas navidades lo compro, porque tengo otros atrasados que me gustaría leerme.