03 mayo 2009

Tensión en el albero y en el callejón de Las Virtudes

Una de cal y otra de arena y entre medias salto al callejón de dos novillos, ese es el resumen del festejo que se celebró el sábado en Las Virtudes. Un festival a favor de la Asociación de Familiares y Amigos del Discapacitado.

Siempre se ha dicho que el mundo del toro es solidario, y para muestra lo acontecido el pasado sábado en la plaza de toros de Las Virtudes. Se organizó un festival benéfico para la Asociación de Familiares y Amigos del Discapacitado (AFAD) y la plaza se llenó. Tanto los toreros como los aficionados respondieron a la llamada. La sensibilidad de los amantes de los toros es infinita, y ante estas causas les sale la fibra más sensible. El mundo del toro es así.
El festejo era mixto, más variedad no podía darse; rejones y toros conjugados en un marco inigualable. La cuadra plaza de toros de Las Virtudes. Un marco mágico para practicar el toreo. Aunque dicha magia no surgió en el albero al no haber, en muchas ocasiones, materia prima. Falló el toro. Todo no podía ser perfecto, pero aún así al final del festejo se pudo disfrutar en una cantidad muy pequeña de esa magia que llena al respetable como nada en el mundo.

El rejoneo
Abría plaza el rejoneador Miguel Ángel Martín, allí esperaba a lomos de “Murillo” la salida de su enemigo. Le costó clavar el rejón de castigo puesto que el animal desde un momento mostró su condición de manso. Por más que Martín se acercaba para encelarlo en la cola de su caballo resultaba imposible. Cambió de montura y sacó a “Molina” para poner banderillas. Muy metido a tablas tuvo que hacerlo, poniendo una al quiebro de gran emoción. También hubo antes otro par al violín. Con “Lagartijo” puso cortas, arriesgando mucho en tablas, incluso pidió permiso para poner una rosa. Para el último tercio sacó a “Varón”, clavando el rejón en todo lo alto.

Toreo a pie
Del toreo a caballo se pasó al de a pie, y la diferencia entre un novillo a otro fue abismal, aunque el juego fue diferente, este se dejó un poco más. Le tocó en suerte a Pepe Luis Vázquez, que en el saludo capotero no pudo hacer mucho. Toda la faena la tuvo que hacer a media altura porque el de Hdros de Clemente Parra no se empleaba. Sí hubo una tanda de naturale al principio con mucho temple. Luego el resto de pases los tuvo que dar de uno en uno. Mató de media estocada, y el novillo tuvo pitos en el arrastre.
El primer susto de la tarde lo dio el tercero de la tarde, el ejemplar de Juan Tassara saltó al callejón y la banda de música al verlo tan cerca se llevaron un gran susto. Afortunadamente pronto salió al ruedo de nuevo, sin ocasionar daños. Allí lo esperaba Canales Rivera para enjaretarle un ramillete de verónicas combinado con delantales y media de rodillas en los medios. Con la muleta no pudo ponerse muy bonito porque el novillo le buscaba las zapatillas en todo momento, incluso lo revolcó una de las veces, sin consecuencias. Al final tuvo que torear de cara a la galería para poder quitarse el mal sabor. Mató de estocada trasera y cuatro descabellos.
La fortuna no acompañó a Aníbal Ruiz en la tarde del sábado, ya que le tocó el ejemplar menos potable de toda la tarde. Con el capote lo saludó a la verónica dejando algunas de bella factura, pero a la hora de coger la muleta el animal se puso peligroso, buscándolo en todo momento, con lo cual no dejaba al torero estar relajado toreando. A la hora de entrar a matar le costó bastante cuadrarlo puesto que no se quedaba quieto, pero cuando lo consiguió le recetó una estocada.
El quinto de la tarde mostró otra condición. Se dejó en todos los terrenos. Con mucho gusto a la hora de coger el percal, Luis Miguel Vázquez dejó un fajo de verónicas rematadas con una media. Comenzó doblándose con él para sacárselo a los medios e inmediatamente torearlo por el pitón izquierdo. Como veía que por el izquierdo se acostaba cambió de mano haciéndolo por el derecho, dejando algunos pases buenos. Aunque el toreo poderoso y de profundidad llegó al natural cuando consiguió que la muleta no se la enganchara. Trincherillas para terminar la serie y estocada para rubricar su obra.

El novillero
Para ser un novillero sin caballos, Emilio Huertas dio una lección de lo que es torear muy despacito, mandando en todo momento. Este chico tiene mucho que decir, tan sólo está empezando y ya tiene muy buenas maneras. A la verónica saludó al sexto, tras haber hecho dos incursiones al callejón el de Juan Tassara, para ver lo que se cocía al otro lado de la barrera. En el segundo tercio, Huertas puso hasta cuatro pares de banderillas cuadrando en la cara. Hubo al violín también. En el último tercio tan sólo un falló el no haber templado desde un principio la embestida del eral, pero por lo demás tanto por el pitón derecho como por el izquierdo se pudo ver la clase del novillero local. Lástima que con la espada no estuviera muy acertado. Puesto que se jugó la vida en más de una ocasión, quedando prendido en los pitones del de Tassara.

Ficha Técnica
Ganadería: Se lidió un ejemplar de El Hueco para rejones, tres de herederos de Clemente Parra y dos de Juan Tassara, de juego desigual.
Miguel Ángel Martín: oreja
Pepe Luis Vázquez: silencio
Canales Rivera: oreja
Aníbal Ruiz: silencio
Luis Miguel Vázquez: oreja
Emilio Huertas: oreja
Público: La plaza registro un lleno total.

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