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07 agosto 2009

Retorno a los orígenes

La Escuela de Tauromaquia de Ciudad Real ha abierto de nuevo sus puertas. En esta ocasión varios de los alumnos inscritos han vuelto a sus orígenes, el resto han preferido seguir aprendiendo con los profesionales del toreo.

Tras un año de inactividad la Escuela de Tauromaquia de Ciudad Real ha abierto de nuevo sus puertas a los alumnos con dos clases prácticas, una de ellas se celebró a puerta abierta. El objetivo de esta sesiones era comprobar cómo se encuentran los chavales y si están preparados para entrar en los carteles de los distintos pueblos de la provincia y fuera de ella.
El director artístico de los alumnos sigue siendo Rubio de la Puebla, que les inculcará su saber taurino dentro de los ruedos. Andrés Prado también forma parte del proyecto, y ofrece sus vacas para que la Escuela las pueda comprar y que los chavales puedan torear. De esta forma ponen a prueba el toreo de salón que practican durante sus entrenamientos.
El director de la Escuela vuelve a ser Emiliano Lozano, tal y como ya lo hizo el año pasado. Se encarga de llevar todo el papeleo que se requiere para que los chicos puedan torear.
De esta forma se vuelve a poner en marcha el engranaje de la Escuela Taurina donde alumnos como Rubén Aparicio, Alberto Fernández, Emilio Bresó, Alberto Fernández, Jesús Jiménez, María Arévalo y Miriam García intentan abrirse un hueco en la provincia de Ciudad Real en las distintas novilladas sin caballos que se den, aunque de momento se tengan que conformar con las clases prácticas.

Preparación
Durante este impás de tiempo, muchos se preguntarán qué ha sido de los aprendices de toreros con la Escuela de Tauromaquia de Ciudad Real. Pues la respuesta es sencilla y no hay que irse demasiado lejos. Todos han estado formándose en la localidad vecina de Miguelturra con profesionales del toreo como Valentín Cuevas, Jesús Navas y Juan Carlos Navas. Ellos han luchado por prepararlos de forma desinteresada, sin ninguna ayuda económica, todo con el único objetivo de transmitir el amor a su profesión y lo que se siente siendo torero, independientemente de que la chaquetilla sea de oro o de plata.
Se lo pusieron difícil a los profesionales, ya que no pudieron entrenar con los chavales en su plaza, en la plaza de toros de Ciudad Real, pero sin embargo, la localidad vecina de Miguelturra los acogió con los brazos abiertos. Por lo tanto la mitad de los alumnos han sido fieles a los que en su día les abrieron los brazos y la otra mitad han vuelto a sus orígenes.
Todos tienen un mismo objetivo: conseguir torear el mayor número de veces posible para poder forjarse un camino e ir haciéndose como torero. Todos son rivales en el ruedo, pero fuera de él no deben serlo.

Alumnos
Rubén Aparicio: de Argamasilla de Calatrava.
Alberto Romero: de Ciudad Real.
Emilio Bresó: de Almadenejos.
María Arévalo: de Ciudad Real.
Jesús Jiménez: de Almagro.
Alberto Fernández: de Almagro
Miriam García “La Santiaguita”: de Almagro

Dos mujeres valientes

Entre tanto alumno de la escuela destacan dos mujeres, María Arévalo y Miriam García ‘La Santiaguita’, que tienen la misma ambición y ganas de ser toreras como el resto de sus compañeras.
Aunque saben de sobra que el camino para ellas es mucho más duro que para el resto de los toreros y que deben demostar su valor y condición por encima de todo. A pesar que las ilusiones son las mismas para todos, y los sueños, por qué no, también, ambas esperan abrir puertas grandes y llegar arriba.

Emilio Bresó y Alberto Romero metiendo riñones

Dos de los toreros más carismáticos de la Escuela de Tauromaquia de Ciudad Real demostraron que torear y pasarse por los muslos a las becerras no implica el no tener que meter riñones. Dentro del arte de Cúchares la estética es muy importante y sobre todo saber torear metiendo riñones para, de este modo, acompañar la embestida del animal con más plasticidad

Jiménez y Fernández, dos almagreños

Cada uno a su manera, tanto Jesús Jiménez como Alberto Fernández tienen su estilo propio y así lo han demostrado durante estas dos clases prácticas que se han celebrado en la plaza de toros de Ciudad Real, en las que ambos han compartido becerra.

El valor de ‘La santiaguita’

A pesar de ser arrollada en alguna de las ocasiones que se puso delante, Miriam García demostró un gran valor. Volvió a ponerse delante sin importarle lo que había sucedido minutos antes. Y es que muchas veces de los errores se aprende.

—Empaque—
Muchos de los alumnos de la Escuela Taurina demostraron su empaque durante la clase

—Valor—
El valor es innato en cada uno de los alumnos. Por eso todos demostraron ese don especial

—Arte—
Muchos de los alumnos tienen un estilo propio donde destacan el arte y el pellizco

—Metas—
El objetivo de todos los alumnos es torear y mostrar que están preparados