Aníbal Ruiz hizo el paseíllo más emotivo de su vida y acompañado de la mujer que ama, Alicia González. Rodeado de todos sus familiares y amigos dijeron el sí quiero en la ermita de Alarcos y después fueron a Casa Pepe.
Amanecía un radiante día. No sólo por el sol que brillaba en el firmamento sino por la luz que irradiaban desde sus corazones Aníbal Ruiz y Alicia González, porque ese día, el 10 de octubre de 2009, sellarían su amor delante de sus familiares y amigos. Con dos testigos inigualables como el Jesús Nazareno de Alcázar de San Juan y la Virgen del Rocío. Advocaciones en las que tienen gran fe los protagonistas de este enlace matrimonial.
El día grande de sus vidas se hacía realidad. El primero en llegar a la ermita de Nuestra Señora de Alarcos fue el diestro manchego Aníbal Ruiz, acompañado como manda la tradición de la madrina, que en esta ocasión era su madre, Consolación Alcañiz. El matador de toros de Alcázar de San Juan vestía un traje corto con la chaquetilla de terciopelo y en los botones grabadas sus iniciales, regalo de su abuela materna Carmen, y confeccionado por el sastre de los toreros Justo Algaba, el cual regaló al novio un capote de paseo con las iniciales de los novios, bonito capote de color verde esperanza bordado en oro. Eligió el color de la esperanza para este matrimonio al cual se le augura una longeva vida. La madrina llevaba un vestido tres piezas en color rosa, muy favorecedor, del modisto Alejandro de Miguel, diseñador de la Reina Sofia.
La tradición
Más de media hora estuvo el torero esperando en el altar a que llegara la novia. Los nervios, a medida que iban transcurriendo los minutos, se veían reflejados en el rostro del diestro. Aníbal no hacía nada más que mirar a la puerta de la iglesia para ver si aparecía la que en breve se convertiría en su esposa. Pero Alicia, como buena novia, se retrasó 15 minutos. A las doce menos cuarto hizo su presencia acompañada de un séquito de damas de honor, en el que se encontraban las sobrinas de los novios. Acompañada de su padre y padrino llegó la novia, con un vestido exclusivo de Vicky Martín Berrocal, fusión de los modelos Rocío y Sevilla de la diseñadora sevillana, regalo de su abuela materna, Amelia. Antonio entregó a su hija a su futuro esposo para que el párroco los casara en presencia de sus familiares y amigos.
Ceremonia muy emotiva que finalizó con la salve rociera que la novia, embargada por la emoción, cantó al compás de la música. Las lágrimas brotaron de sus ojos para recorrer sus mejillas. Unos sentimientos que afloraron ante el goce del día más maravilloso de su vida.
Tras la firma de los testigos los novios, ya convertidos en marido y mujer, salieron de la iglesia. Fue en la entrada del restaurante donde prefirieron recibir la enhorabuena de todos los invitados.
Al enlace matrimonial de Aníbal Ruiz y Alicia González acudieron muchos amigos de la pareja, entre ellos los diestros Juan Antonio Ruiz Espartaco, Víctor Puerto, Canales Rivera, José Luis Moreno, que fue uno de los testigos de la boda y Juan Antonio Millán Carnicerito de Úbeda. Los banderilleros Valentín Cuevas, Jesús Navas, Óscar Castellanos, Félix Jesús Rodríguez, Chocolate y El Niño de Belén. Los novilleros, con y sin picadores Fernando Tendero y Diego Gutiérrez Moya. También asistieron Espartaco Chico y Enrique Peña. Los que en su día fueran sus apoderados, José Luis Cazalla y Manolo Vázquez. Su mozo de espadas, Miguel Robleda. Los ganaderos de la tierra, Felipe Lasanta, Laurentino Carrascosa y Andrés Prado. El cirujano jefe de la plaza de toros de Ciudad Real Rafael Ruiz Ruiz. Todos ellos acompañados de sus respectivas esposas y novias.
Tras el convite se abrió el baile nupcial que en esta ocasión no fue el clásico vals, sino que la pareja bailó por sevillanas, a las que después se fueron sumando el resto de invitados.
Ya avanzada la noche, Aníbal Ruiz deleitó a sus amigos y familiares con su maravillosa voz. Tan pronto cantaba por fandangos como lo hacía imitando al gran Joaquín Sabina. Acompañándolo en los coros estaba Félix Jesús Rodríguez y Carnicerito de Úbeda con la caja.
La pareja agradeció la asistencia de todos sus amigos, puesto que era un día muy especial para ellos y quería compartirlo con sus grandes amigos entre ellos destacar a Gregorio Herrero, presidente de la plaza de toros de Ciudad Real y a unas grandes aficionadas como son Ángela García-Minguillán y Beatriz Crespo. Al igual que muchos seguidores del diestro que estuvieron presentes en esta gran faena de su vida. Y como no, los miembros de su peña no podían faltar. Allí estaban todos ellos acompañándolo como tantas tardes de triunfos lo hacen. También el alcalde de su pueblo, José Fernando Sánchez Bodalo y el concejal de Festejos, Coralio Paniagua.
De una boda sale otra boda, la de Valentín Cuevas
Aunque en esta ocasión la pareja estaba más que consolidada, al día siguiente era Valentín Cuevas quien contraería matrimonio con Mercedes, su novia, con la que lleva varios años de noviazgo. Muchos de los invitados del diestro de Alcázar de San Juan, Aníbal Ruiz asistieron a la boda del banderillero ciudadrealeño. Aunque Valentín Cuevas no se casaba en Ciudad Real, sino en Ávila.
Y también hubo cena
Una boda que duró todo el día, por ello tuvieron que dar cena a los invitados.En esta ocasión se trataban de platos típicos manchegos como son unas buenas migas. Aunque no podía faltar la paella que estaba cocinando José Crespo,el propietario del restaurante Casa Pepe.
Voces toreras durante la noche
A lo largo de la noche Aníbal Ruiz y Félix Jesús Rodríguez, mano a mano cantaron tanto flamenco como pop español. Los invitados rodearon a los toreros para deleitarse con su voz. Ninguno quiso interrumpir el mágico momento bailando. Era momento de escuchar.
Olé y Ole, ese paseillo también es díficil de torear, pero yo les deseo a todos una feliz "temporada" en los ruedos de la normalidad.
ResponderEliminarBesos y abrazos, enhorabuenas y felicidadesssssssssssssssssssssssss