Malagón, con media plaza cubriendo el aforo de los tendidos, se ha lidiado una corrida mixta de El Ventorrillo. Destacando el 3º y 4º (1º y 2º de lidia ordinaria) que se les ha concedido la vuelta al ruedo. Hubo incluso petición de indulto en el 4º. Bien presentados y nobles.
El rejoneador Óscar Mota, dos orejas y palmas.
Aníbal Ruiz, dos orejas y rabo y silencio.
Rafael de Julia, dos orejas y rabo y oreja.
El novillero Jonathan Anaya, dos orejas y rabo.
Con un cierto retraso de media, según la hora prevista en los carteles que la empresa publicó, dio comienzo el festejo. El retraso vino ocasionado porque en el programa de fiestas estaba anunciada media hora después, de ahí que la gente hiciera más caso al programa que a los carteles en sí, y por ello tener que retrasar la hora inicial. A pesar de esa dificultad, solventada con creces, los aficionados malagoneros disfrutaron de un espectáculo variado puesto que se tocaron todas las ramas del toreo.
Abría cartel el rejoneador Óscar Mota, que lidió los dos novillos seguidos, ya que su hermana, Noelia Mota, fue baja en el cartel al resultar cogida en festejos anteriores.
Con su primero se equivocó al clavarle dos rejones de castigo, eso hizo que el animal se refugiara en tabla, de dónde fue difícil sacarlo. Fue en esos terrenos donde clavó tres banderillas. Una rosa para finalizar su actuación, en la que primó el acercamiento a las tablas para arrancar la ovación del respetable, que no dudó en pedir los trofeos.
Con su segundo, un novillo que se entregó y se dejó mucho, le costó poner las banderillas en el lomo. Mal con el rejón de muerte, por lo tanto su faena por muchos saltos en el aire que dio con su caballo quedó en palmas.
Aníbal Ruiz se reencontró con la espada, hoy sí estuvo acertado y toreando a placer, el triunfo no se le escapó y demostró que tan sólo era una mala racha.
Saludó a la verónica con mucho temple. Lo llevó galleando hasta la jurisprudencia del caballo por medio de chicuelinas. Quitó a la verónica. En el capote se le ve con gran soltura. De rodillas comenzó la faena. Una faena de gran fijeza por parte del animal y de hondura del torero. Lo mejor llegó con el toreo al natural, dónde le bajó la mano y lo llevó largo. Media y estocada que le sirvieron el corte de los máximos trofeos.
Y salió el toro que no debía salir, ese que no gusta, ese que te pide el carnet de identidad, con el que hay que estar muy firme, y estar por encima de él. Así estuvo Aníbal Ruiz. Un toro que no quería saber nada de la muleta, que salía suelto, pero que Aníbal se fajó con él y supo robarle tandas. Pinchazo y estocada caída, con la que no cayó el de El Ventorrillo y tuvo que coger el descabello.
Rafael de Julia toreó a placer, gustándose y gustando. Su primero fue el mejor ejemplar de todo el encierro. Un toro que de haberse lidiado en una plaza de segunda hubiera vuelto a la dehesa, pero fue en una portátil donde se toreó, donde el animal respondío. Era una máquina de embestir, humillando, sobre todo por el pitón izquierdo, que iba largo. Con el derecho, sin embargo, había que torearlo más cerquita. Aún así se dejó torear. Dos avisos le sonaron a Rafael de Julia, y le sonaron porque estaba toreando, porque estaba disfrutando con la embestida del animal. Pero el reglamento es el que manda, y había que cumplirlo. Pinchazo y estocada casi entera. Los máximos trofeos para el esportón.
En su segundo, lo saludó a la verónica. Realizó un quite también a la verónica y dejó que el sobresaliente, Enrique Martínez "Chapurras" le replicara con otro quite por verónicas. Faena importante por ambas pitones, donde destacó su toreo por el pitón derecho. Estocada baja y oreja.
El novillero local Jonathan Anaya salió a darlo todo en su pueblo. Se le notó los nervios, puesto que toreó un poco acelerado, hasta que empezó a coger confianza y su toreo cambió. Se le nota que está muy nuevo, y se está forjando, pero dejó detalles interesantes. Estocada al encuentro y los máximos trofeos, que paseó junto con el mayoral de El Ventorrillo.
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