Muy negro estaba el cielo. Cabía la esperanza que pasaran de
largo las nubes negras que acechaban en albero. Al final el primer toro han
empezado a dejar unas gotas, y el sol se ha impuesto para poder ver dos faenas
de gran dimensión y pellizco. En el cuarto, han ocultado al sol para en el
quinto descargar toda el agua que traían. Aun así, el arte se ha prevalecido
por encima de todo, y ni el agua ha intimidado a los toreros para que
derrocharan torería.
Abría plaza el rejoneador Juan Manuel Munera, que en el
único toro que ha lidiado ha dejado constancia de su gran conocimiento de los
terrenos que pisaba con su cuadra. Unos caballos que han llegado muy bien al de
Virgen María, encelándolos para que el caballero se exhibiera tanto en el rejón
de castigo con ‘Misterio’, como en banderillas largas con ‘Panamá’ y ‘Poveda’.
En cortas y rejón de muerte lo ha hecho con ‘Deseo’. Magnífica actuación. Dos
orejas como premio a su labor.
Quien también ha tenido una buena tarde y ha dejado un buen
sabor fue el diestro jienense Curro Díaz. Toreo del caro fue el que derrochó en
Tomelloso. A su primero lo recibió con unas verónicas con buen son. Bien en
banderillas Óscar Castellano. Hablar de hondura, de profundidad, de temple y de
pellizco es hablar de un nombre propio: Curro Díaz. Nombre que es sinónimo de triunfo en estos
momentos, puesto que es pura expresión y sentimiento en el albero. Al que le
gusta el buen toreo, no puede ser inmune al de Curro, porque es coger una
muleta y empezar a crear arte. Y como toda buena obra necesita rúbrica para
saber a que artista pertenece. En esta ocasión mato de casi entera que acabó
pronto con la vida del animal. Oreja.
En el quinto, se lío gorda, un gran diluvio cayó en el
albero, pero eso no le privó a Curro de realizar su mejor toreo. Y con doble
mérito, puesto que el ruedo estaba peligroso. Había que estar muy firme. Así lo
entendió Curro que dejó una faena llena de torería y temple. Media estocada y
dos descabellos. Dos orejas al arte y al mérito.
Morenito de Aranda salió a por todas. Verónicas acompasadas
con buen ritmo. Durante la faena enganchó muy adelante a su toro para llevarlo
lejos. Buenísima tanda al natural. La
base de toda la faena fue el temple. El hacer todo muy despacito y muy bien.
Lástima que pinchara en el primer intento. Estocada y oreja.
En su segundo, tuvo que lidiar con la lluvia y con el burel.
Con los dos pudo y con muy buena nota. Con verónicas de regusto saludó al sexto
de la tarde, quinto en lidia ordinaria. Flexionado lo esperó en tablas para
realizar una faena de gran dimensión. Los pocos aficionados que quedaron en el
tendido disfrutaron de una faena antológica, bien cuajada y con premio de dos
orejas tras la estocada casi entera.
Francisco José Espada no tuvo su tarde, se fue de vació del
coso tomellosero, puso toda la voluntad posible, pero los astados no
colaboraron con el joven matador. Una lástima que no pudiera acompañar a sus
compañeros. La espada de privo de tocar pelo, puesto que valentía no le faltó.
A su primero lo tuvo que llevar muy tapadito y estar encima para que no se le
rajara, y con el que cerraba plaza, se le paraba y no embestía como a Espada le
hubiera gustado.
Ficha técnica:
Se han lidia toros de la ganadería Virgen María, de buen
juego en líneas generales menos tercero y sexto de lidia ordinaria. Bien
presentados.
Tres cuartos de aforo
Juan Manuel Munera, dos orejas.
Curro Díaz, oreja y dos orejas.
Morenito de Aranda, oreja y dos orejas.
Francisco José Espada, silencio y silencio.
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