Tras varios siglos de diferencia,
lo que está claro, es la manera de pensar que un individuo tiene con respecto a
lo que está bien o está mal. Ya puede ser en el pasado, como en el presente, e
incluso en el futuro seguirá estando mal. La pedantería es un defecto capital
por el cual la sociedad critica y desenmascara a ese tipo de personas. En este
caso Molierè escribió ‘Las mujeres sabias’ para ridiculizar a esas personas que
se creen por encima de los demás sin tener idea.
La sátira que escribió Molierè en
1672 está muy en boga, ya que hoy día la hipocresía es algo que reina por
doquier en la sociedad actual. Por ello, en esta comedia se intenta ridiculizar
a esa sociedad que con afán de aprender, se dejaba llevar por los literatos
pretenciosos. En este caso, Pedrojete, que con su oratoria tiene obnubilada a
Filaminta, que no ve más allá que en su afán por saber más que nadie y presumir
de ello.
Tan sólo dos actores dan vida a
los ocho personajes que se desarrollan sobre las tablas del Patio de Fúcares.
Enric Cambray y Ricard Farré combinan un vestuario sencillo para caracterizar a
cada uno de sus personajes, conquistando con su buena interpretación a los
presentes en la calurosa noche almagreña. Enriqueta, Belisa, Crisal, Pedrojete
son encarnados por Enric Cambray. Por su parte, Ricard Farré hace de Amanda,
Clitandro, Martina y Filaminta. Ambos consiguen un juego interpretativo que
rompe las convenciones arrancando la carcajada.
Comedia divertida que engancha al
espectador desde que el telón se abre, incluso los hacen partícipes de ese
juego de palabras que Pedrojete ha inventado. Con ello quiere demostrar con tan
solo cinco columnas, divididas cada una de ellas en diez partes, se logra hacer
una combinación perfecta eligiendo números aleatorios del uno al diez. Una vez
elegidos los números se forma la frase para dar la explicación a un tema que ha
propuesto un espectador. Lo mismo pasa con el papel de notario, que es un señor
del público quien redacta la carta en la que quieren casar a Enriqueta sus
padres, aunque más bien es la madre quien lo pretende.
La sátira va más allá de la
pedantería, puesto que el amor puro es el que triunfa al final, ya que
Enriqueta y Clitandro están enamorados. El padre accede a casarla con él y se
compromete, pero su madre tiene otros planes, casarla con su admirado
Pedrojete. Sin embargo, la sabiduría de la criada, que ingenia escribir unas
cartas falsas a sus señores, a pesar de que la habían despedido, es la que
logra desenmascarar los intereses del pedante, que cuando ve que no puede
conseguir nada a cambio, desaparece, sin embargo, el que verdaderamente se casa
por amor, es el que se ofrece a casarse con su amada.
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