‘La magia del teatro es la mirada
del público’, frase de gran calado que pronunció El Brujo durante el intermedio
de El Lazarillo de Tormés. Con más profundidad, si cabe, remató diciendo:
‘donde el público mira, surge una estrella’. Tan sólo un juglar, como es Rafael
Álvarez, logra crear esa simbiosis con el espectador. Desde los primeros
minutos arrancó los aplausos más sinceros que abarcaron toda su interpretación,
cortándolo en más de una ocasión.
Tras veinticinco años de su
estreno en Almagro, concretamente en el Corral de Comedias, este pícaro tan
universal vuelve a escena. Rafael Álvarez ‘El Brujo’ recupera su Lazarillo de
entonces para volver a interpretar su versión más fiel. Una versión escrita por
el gran Fernando Fernán Gómez y que sigue vigente en nuestros días. A la que no
le pueden faltar temas de actualidad, sobre todo los relacionados con la
política.
La fuerza picaresca de saber
reponerse es lo que le da sabor a una obra. De esa fuerza surgen las anécdotas.
Cuando uno es un genio, tiene tablas de sobra, logra reponerse fácilmente y
sacar la obra hacía a delante. Hacía varios años que El Brujo no interpretaba
su gran obra, la que le llevó a convertirse en ese juglar que es hoy día. Esta
pieza marcaría un antes y un después en su carrera. Tal vez por ello, ayer en
algunas ocasiones se fue de escena, el propio Rafael lo reconoció. Aunque eso
al respetable le dio igual, porque nadie como él crece tanto en el escenario,
con errores incluidos, como él.
Desde sus penurias con el ciego
hasta su llegada a Toledo, donde su amo es un escudero, pasando por el clérigo
que termina descubriéndolo como si fuera la serpiente, narra a viva voz esas
vivencias ‘El Brujo’. Vivencias, que van por sus aventuras o desventuras desde
Salamanca hasta Toledo, que entremezcla con un giro de actualidad, en las que
la política es el principal foco junto a las andadas de Lázaro. Si importante
es el verso de Rafael, más importante es verlo gesticular, las caras que pone.
Incluso con sólo gesto logra arrancar el aplauso más sincero. Es tal la
compenetración que hubo en la Antigua Universidad Renacentista que entre
carcajadas y aplausos se hizo muy liviana la representación.
Si de escenografía tenemos que
hablar, volvemos al espacio minimalista que últimamente acompaña a éste sin par
actor. Un escenario cubierto de velas, estratégicamente puestas, un banquillo,
una vara, una bota y por último el baúl del clérigo que le ha acompañado
durante estos 25 años de representación. Sin olvidarnos de los pantalones que
lució allá por el año 1991 en el Corral de Comedias, que hoy día están en el
museo que se exhibe en la iglesia de San Agustín, en la muestra ‘Festival de
Almagro: 40 años vistiendo emociones’. Las luces juegan un papel fundamental
dentro de las tablas, ya que con ellas se logra expresar distintos fenómenos
meteorológicos, como es la lluvia con un halo de luz azul.
Ese misterio del teatro del siglo
de oro español surgió en el AUREA. Surgió a través de la interpretación de ‘El
Brujo’ que entre líneas dejó ver que esta famosa obra fue escrita para criticar
los vicios y actitudes hipócritas de la época. Los mismos que hoy día se pueden
ver a través de los políticos. No faltó mención ni para Ángela Merkel con
referencia al escenario minimalista, como a Rajoy y Montoro con el asunto del
IVA del teatro, que por fin, tras cuatro años se ha conseguido bajar. Donde más
irrumpió la carcajada fue cuando dijo que tanto el Rey emérito como Rajoy
necesitan intérpretes a la hora de hablar, y para ello iban a contratar a Ana
Botella.
Momento especial se vivió en el
intermedio. Rafael Álvarez quiso saludar a los espectadores y por ello bajó de
las tablas para recorrer toda la sala. Subió hasta la última fila sin dejar de
contar anécdotas que le ocurrieron en otras representaciones de esa misma obra.
Cuando antes ofrecía vino en el descanso, en esta ocasión, al tener la bota
seca, no pudo hacer lo mismo.
Clamorosa ovación cuando el baúl
ocupó el centro del escenario y una luz lo iluminaba, de escena desapareció ‘El
Brujo’ para dar su espacio a ese atrezzo importante en el transcurso de sus
actuaciones. En tres ocasiones salió a saludar a los allí presente y recoger
esa calurosa ovación que le tributaron. Cuando se es grande la magia surge e
invade el alma del público. No sólo esa magia crea esa la mirada del espectador
donde surge esa estrella, puesto que la estrella lleva años brillando con luz
propia.
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