02 abril 2018

Pascua florida para Castaño, Bersó e Infantes

Como viene siendo tradición el Lunes de Pascua está reservado al festejo de Carrión de Calatrava en la Mancha. Siguiendo con la tradición los jaboneros de Víctor y Marín han vuelto al saltar al albero para dejar un regusto en el tendido. En esta ocasión un festival taurino mixto en el que el diestro Damián Castaño junto con el novillero con caballos Emilio Bresó y el novillero Aarón Infantes han salido por la puerta de la Gloria. Por su parte, José Ponce lo tuvo que hacer a pie.

Aunque el tiempo no era muy favorable, en cuanto al viento que soplaba, puesto que es el peor enemigo de un torero al enfrentarse a un toro, se pudo contemplar un espectáculo sin percances en el que los toreros estuvieron con muchas ganas a la hora de realizar su tauromaquia.

Por veteranía y estar doctorado en el arte de Cúchares abría plaza Damián Castaño. Con dos largas cambiadas en el tercio recibió al jabonero que salió por la puerta de chiqueros. Ramillete de verónicas con compás y cadencia. Quitó por tafalleras Emilio Bresó. De nuevo de rodillas comenzó la faena, pero pronto se dio cuenta que el novillo necesitaba distancia y no acortarle el viaje. Su faena la realizó por el pitón izquierdo. Su toreo al natural dejó tandas interesantes. Con la espada no estuvo acertado y su trasteo se vio silenciado.

Sin embargo, la espinita se la quitó con el cuarto, un toro con una nobleza que le permitió disfrutar y hacer disfrutar a los aficionados, todo ello enseñando al novillo con cada muletazo que le daba. Le enseñaba por dónde embestir y cómo hacerlo mejor para que luciera todo el conjunto de su faena. Dos orejas paseó con orgullo por el albero.

El único toro que no fue jabonero salió en segundo lugar, un castaño al que recibió Emilio Bresó genuflexo lanceando con mucho mimo a la verónica. Un novillo que tuvo sus complicaciones, había que hacerle las cosas muy bien, estar muy firme. En el momento que lo arrolló el eral cambió su comportamiento, en eso consiste la inteligencia de un torero en crecerse ante las adversidades y hacer frente a ellas, le dio ventaja al novillo llevándolo a las tablas y allí terminó con manoletinas. Errar con la espada silenció su faena.

El quinto fue otro eral de gran calidad al que Emilio Bresó supo aprovechar, sacarle toda la raza y nobleza que llevaba dentro. Verónicas de manos bajas para poner el broche con una revolera. Empaque, gusto y personalidad definen la faena que cuajó Bresó antes este eral de Víctor y Marín. Gusto a la hora de colocarse y mostrarle la muleta, empaque al embarcar al novillo en la franela y personalidad por hacer un estilo tan amanoletado que poco se ve hoy día. Estocada casi entera mas descabello que le dieron el pasaporte para abrir la puerta grande.

Cerraba cartel Aaron Infantes, un joven de Alcázar de San Juan que tiene maneras, aunque no porque haya abierto la puerta grande debe confiarse, en esta profesión hay que trabajar muy duro. Lo que debe hablar en el ruedo es el capote y la muleta, en esta ocasión hablaron acompañados de banderillas, que aunque no estuvo muy acertado en algunas, pero no desistió en su empeño de dejar los rehiletes clavados, incluso puso un par de banderillas cortas como lo harían los rejoneadores. Con la muleta estuvo muy variado con gusto. Estocada trasera que le sirvió para cortar dos orejas.

El menos afortunado de la tarde fue José Ponce, aunque cortó una oreja, recibió varios revolcones sin consecuencias, la falta de oficio es lo que hace que muchas veces ocurran estos leves percances, pero eso se corrige toreando mucho. Mató de dos estocadas.

Ficha técnica.
Con la plaza llena se lidiaron seis erales de Víctor y Marín nobles y de buen juego. Se guardó un minuto de silencio por la tía de los ganaderos recientemente fallecida.

Damián Castaño, silencio y dos orejas.
Emilio Bresó, silencio y dos orejas.
José Ponce, oreja tras aviso.

Aaron Infantes, dos orejas.  

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