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22 febrero 2007

Prueba de fuego en la plaza de tientas de Castellanos

El pasado sábado se celebró un tentadero en la finca del novillero sin caballos Rafael Castellanos en el que participaron compañeros suyos de la Escuela Taurina de Ciudad Real y el matador de toros José Manuel Prieto.



En los toriles de la plaza de tientas, propiedad del novillero sin caballos Rafael Castellanos, esperaban cuatro vacas. Cuatro ejemplares que exigieron mucho a los jóvenes aprendices de torero. Una prueba de fuego, según determinó el director de la Escuela “Calatraveño” para los alumnos.





A pesar de las exigencias de las vacas todos aprendieron la lección. Tanto el anfitrión, Rafael Castellanos, como el resto de sus compañeros. Todos estuvieron alerta de lo que hacían el resto por si tenían que salir a echarles un capote.
Por su parte, el matador de toros conquense, José Manuel Prieto, en todo momento estuvo con los chavales, enseñándoles donde se tenían que colocar y como colocar la muleta. A pesar de que el silencio reinó durante la tienta, cuando el maestro actuaba era más intenso. Pendientes de la sabiduría y experiencia de alguien que ya se ha doctorado en tauromaquia.







Por la mañana los burladeros fueron ocupados tanto por los alumnos como por los profesores. En el palco, tan solo los familiares, observando como sus hijos toreaban. Ni un comentario a destiempo. Ni un consejo. Eso lo dejan para los profesores, en casa si hace falta es donde se comentará la jornada. Donde se pondrán en común los puntos de vista de cada uno. Calatraveño, con su libreta en la mano, anotando los progresos de cada uno y sobre todo en lo que tiene que hacer más hincapié en el próximo entrenamiento, para que mejoren en los tentaderos venideros.







Tras el almuerzo, se pasó otra vez a la plaza de tientas, esta vez para que los pupilos de Calatraveño estuvieran de espectadores. En lugar de en los burladeros, en el palco de la placita de tienta. Viendo al maestro Prieto, como alguno de ellos le llamó, en señal de respeto. Puesto que el respeto es fundamental y en la Escuela les enseñan a respetar a todos tanto a los matadores como a los compañeros.









El poso de Prieto
En el toreo las prisas nunca son buenas. Por eso el toreo más elegante y el que más gusta al aficionado es el que se realiza con lentitud, a cámara lenta. José Manuel Prieto es uno de los toreros que con el paso de los años ha ido adaptando este poso a su toreo. Con cadencia y con lentitud toreó su vaca dentro de las posibilidades que le ofreció.



La jornada campera la finalizó el novillero sin caballos Juan Carlos Martínez, que desde Valencia se desplazó a Campo de Criptana a matar un novillo a puerta cerrada.



En el tentadero salió un joven que posiblemente sea el nuevo fichaje para la Escuela. Samuel Fernández lo lleva en la sangre puesto que su padre es banderillero.



Quien cambio los palos por la vara de picar fue el banderillero Óscar Castellanos que probó a todas las vacas y picó al novillo.