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02 marzo 2007

“En esta profesión nunca se deja de aprender”

El diestro madrileño Fernando Cruz ha bebido de la fuente de Sánchez Puerto, su estilo es puro como el del maestro, tal vez por eso ha llegado a la afición. En la temporada 2006 dio el aldabonazo aunque este año le toca recoger lo sembrado el año pasado. Su lucha constante no va a hacer que defraude a los que lo siguen.
Las ferias importantes ya cuentan con él. En Valencia toreará el 13 de marzo y en Sevilla el 17 de abril. Dos fechas clave que pueden servirle para conseguir más contratos. Madrid lo espera como el año pasado y el resto de plazas de España. Porque Fernando Cruz tiene mucho que decir en el toreo. Después de tanto sacrificio está recogiendo los frutos. Tras el parón después de la confirmación. El 2006 fue su mejor año. Aunque recuerda años muy buenos siendo novillero.

—¿En qué momento se encuentra ahora?
—La verdad es que muy contento. Personalmente muy feliz, porque creo que lo tengo todo. Y profesionalmente, también. Con mucha esperanza e ilusión de conseguir cosas importantes. Se preveé una temporada, a priori, ilusionante. Con ganas por mi parte y por parte de mi cuadrilla. Además, se va a torear un poco más y poder ir a sitios importantes. Ahora me toca aprovechar la oportunidad día a día.
—¿Este año volverá a torear en Madrid?
—Seguramente. Vendremos para la Feria. Creo que me lo he ganado por mis propios méritos.
—¿Lo que sí es seguro es Valencia?
—Exactamente. Estoy anunciado en las Fallas junto a Manuel Amador y Ambel Posada. Además que es una corrida taurina que tiene garantías como la de Los Chospes. Eso viene de una buena que es la de Daniel Ruiz. Espero que haya posibilidades en Valencia de que se deje un toro y poder demostrar que soy un torero de raza. A ser posible, demostrar el concepto que quiero demostrar ante los toros. Que poco a poco vaya cambiando un poquito mi sitio, es cuestión de tiempo. Sobre todo tener confianza en uno mismo. Si hay que seguir en la línea que estábamos de arriesgar y de esa raza, trataremos de funcionar y de torear.
—¿Le ha costado mucho llegar hasta el lugar donde está ahora mismo?
—La verdad es que bastante. Hasta que debuté con picadores me tiré mucho tiempo en la Escuela de Madrid, 7 años. Luego estuve un par de años en la Escuela del Espinar. Se hace largo. Hay muchos momentos en los que piensas y dices: no seré capaz de llegar a algo en esto. Aparte no te abren las puertas que uno quiere. Se hace muy duro y tienes muchos decaimientos. Gracias a Dios he tenido mucha gente a mi alrededor que ha confiado mucho en mí. Que me ha sabido hablar. Me han sabido dar confianza, y han sido un poco los que me han mantenido con la ilusión y la esperanza de poder conseguir algo. Luego debuté con picadores. Ya el primer año sin caballos en Francia fue el 2001 que fue en el Bolsín de Bougue, me sentí un poquito torero, vi un poco lo que era ser torero.



—¿Para alguien que empieza supongo que es importante encontrar ese apoyo en la afición?
—Desde luego que sí. En mi caso, un torero sin caballos o con caballos, siempre me he sentido torero, porque las cosas siempre las he hecho de verdad y muy serio. Entonces tener ese apoyo y respaldo es fundamental. Ese trato tan serio, como te digo, sentirte torero, sentirte valorado y desarrollar lo que llevas dentro.
—En algún momento, aunque como me ha comentado antes, ha tenido gente que lo ha estado apoyando, ¿ha pensado en tirar la toalla, en decir no sigo adelante?
—Sí, como te he comentado al principio, cuando llevaba 6-7 años. Empecé muy jovencito cuando tenía 10 años, piensas que va a ser todo un poco más rápido. La Escuela Taurina de Madrid no me dio el apoyo que consideraba, porque no valiera en ese momento, lo que ellos vieran. La verdad es que en aquel momento te planteas, si estas perdiendo el tiempo. Lo que pasa es que son momentos. Cuando uno lleva el toro dentro, lo siente, es tu vida. Es una cosa con la que se nace, no te lo puede inculcar nadie. Tu puedes haberlo visto en tu casa, pero hasta que no me llegó el momento no decidí ser torero. Por mucho que te inculquen, al final el que hace el sacrificio, los esfuerzos y sufre los golpes, las vejaciones, eres tú en tus propias carnes. Como no lo lleves dentro, se hace muy duro, y al final tiras la toalla.
Yo pensé en tirar la toalla, pero fueron pensamientos, luego pensaba que tenía que estar dentro.
—El momento más duro de su carrera tal vez fuera a los 6 años de empezar, ¿pero ha habido alguno más difícil?
—Sí, tal vez ha sido ese. Ahora te encuentras con momentos difíciles, porque es otra responsabilidad, otra exigencia de tu gente, de los profesionales y tuya personal, hasta conseguir cosas. Cada etapa tiene su momento de exigencia y de dureza. Lo que sí es verdad, que a partir de que me fui a Francia todo ha sido un poquito más llevadero. Hasta el 2004-2005, que fue el año y medio primero de matador de toros, después de tomar la alternativa, sí que tuve parón. Venía de hacer una temporada importante con picadores, la segunda temporada, en Madrid, Francia. Habiendo dejado un ambiente importante, en lugar de novillero en figura del toreo. Figurate lo que te estoy diciendo. El respeto que me estaban teniendo, el cariño especial. La verdad es que me sentía como si fuera una figura del toreo en Francia. Luego tuve ese paréntesis en el 2004-2005, un año de parón. Incluso dejé de torear en Francia. No me salían las cosas como estaba aconstumbrado de novillero. Sí se me hizo duro, incluso pensé después de la confirmación en Madrid; voy a ser capaz de cortar una oreja en San Isidro, por lo menos para que me solucione un poco el panorama. Fue una etapa bastante difícil y dura. Hasta que el invierno del 2006, para afrontar la temporada pasada, maduras. Como digo mi apoderado, Luciano Núñez, me apoyó muchísimo, para mentalizarme de otra manera, para estar más seguro de mis condiciones.
—Usted ha toreado tanto en Francia como en España, ¿cree que la afición de Francia es diferente a la española puesto que allí lo hacían sentirse como figura del toreo?
—¿Si me sentía como figura? Yo personalmente no, porque sé lo difícil que es esto. Sé lo duro y la cantidad de cosas que tienes que hacer para conseguirlo. Lo que pasa es que de novillero, el grandísimo trato que me daban allí en Francia, los aficionados, el respeto por todo en los sitios importantes, pues me sentía torero de verdad. Eso fue de novillero. Luego de matador de toros, te das cuenta que te queda mucho por conseguir, por corregir, por mejorar. Ves que tus compañeros tienen un nivel altísimo, que te queda a tí por alcanzar, entonces entras un poco en la realidad del toreo. En lo difícil y lo duro que es. Que tienes que estar todos los días con cara de perro para conseguir una oportunidad nueva. Conseguir abrirte un hueco importante en el escalafón de matadores de toros. Cuando tomas la alternativa ya es otra pretensión, otras exigencias y otra responsabilidad distinta y más grande a la de novillero.
—Si tuviera que elegir entre una afición u otra, ¿con cuál se quedaría?
—La verdad es que cada una tiene su fuerza. Este año he tenido la oportunidad de conocer a la afición del Norte, que me parece extraordinaria, la de Pamplona, Bilbao, San Sebastián. La francesa se parece a esta afición porque están pegados. Hay muchos franceses que vienen a España a ver toros. Si me tuviera que quedar con alguna no sabría decirte porque se complementan. Los dos puntos de vista son necesarios. Lo que tiene la afición francesa, desde el primer momento es más respeto. La del norte de España es la más respetuosa que existe, se parece mucho a la del sur de Francia.
—¿La temporada que elegiría como la mejor para usted fue la del año pasado?
—Claro, para mí personal y profesionalmente, ha sido la temporada más importante. Porque ha sido la temporada en la que me he dado a conocer más rotundamente. La que he sido un poco más considerado, porque he podido ir a plazas en las que para mí era un sueño poder estar en los carteles. Verte anunciado en esos sitios. Luego ir y que te salgan las cosas bien, que seas uno de los triunfadores al final del ciclo, para mí es importantísimo. De sentirte muy satisfecho y tener mucha moral para ver que condiciones con un poquito de suerte.



—¿La tarde más importante fue en la que cortó una oreja en Las Ventas ?
—Sí, aunque ha habido tardes muy importantes como la de Bilbao, Pamplona, Zaragoza, San Sebastián, fijate y casi todas son de primera, para mí fue clave. Quizás por encima de la oreja que corté en Madrid fue porque aquel toro fue muy exigente, muy complicado. La de la Feria más importante del mundo en la que los toreros siempre, sobre todo cuando no tienen experiencia, se atenanza un poco, por la responsabilidad. Porque te juegas todo a una carta. Yo no tenía nada, sólo esa corrida. Se juntan muchas cosas y es muy complicado. Si eres capaz de sobreponerte a esas complicaciones y a esa tensión, te salga un toro complicado y seas capaz de sobreponerte a él y de poner a todo el mundo de acuerdo, pues para mí fue sin duda la más importante. Gracias a la tele me pudo ver toda España y me posibilitó la oportunidad de entrar en esas fechas tan importantes como Bilbao.
—¿Cuándo sale el toro por los chiqueros que es lo primero que le pasa por al cabeza?
—Cuando sale el toro por los chiqueros lo que hago es fijarme en su comportamiento, como lo hacen, como está hecho el toro. A veces voy a los sorteos, pero la mayoría de las veces, no. Me fijo en la altura, la morfología, si remata en los burladeros, si se emplaza y en esas cosas. Por supuesto pienso en aprovecharlo, en estar muy bien con él pero eso viene durante la lidia, a medida que vas conociendo el comportamiento y el desarrollo del toro durante la lidia.
—Usted se ha educado dentro de varias Escuelas Taurinas, ¿cree que hacen una gran labor?
—Creo que sí, las escuelas hoy en día son importantes. Te hace relacionarte con otros compañeros. Ves la ilusión que tienen por conseguir cosas. Maduras más rápido porque los maestros les pueden contar la dureza del toreo la exigencia. Eso a los chicos les hace vivir en sus carnes la propia experiencia de ese maestro. Por esos son importantes para madurar como personas y conocer las técnicas del toreo. En esta profesión nunca se deja de aprender. A mí por supuesto me queda mucho que aprender. Esa es mi mentalidad, porque creo que para ser alguien importante te tienes que exigir mucho. Para conocer las primeras bases del toreo es fundamental que haya una persona detrás.
—Como me ha dicho antes ha estado en dos Escuelas, ¿ en cual de ellas aprendió más?
—Fue de las dos. En las escuelas aprendía de los otros compañeros. Los maestros me enseñaban pero me fijaba más de otros compañeros, como puede ser Ucedad Leal.Con el maestro Sánchez Puerto depuré más el concepto que quería seguir.
—¿El maestro Sánchez Puerto como ha sido como profesor?
—Para mí la verdad que un gran maestro, porque ha tenido un concepto extraordinario. A mí me ha encantado como torero. Es la línea que sigo. Aparte un hombre muy buena persona, muy cercano a los chavales. Te abre su libro de la experiencia y te habla muy claro.