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15 marzo 2007

La sensibilidad de un pueblo hacia Ángel Martín “kojak”


Cuando alguien es querido por sus paisanos se nota. Y eso sucedió en Daimiel.
El pueblo de Daimiel se volcó para rendir homenaje a un paisano. Ángel Martín “Kojak” desde el cielo se sentiría muy orgulloso de ver como su plaza registraba una entrada tan importante en un festejo fuera de Feria. Según nos informaban los organizadores según como estaba el día, el pueblo se volcó. Tal vez influyó el precio de la entrada y que los niños entraron gratis. Pero gran alegría y satisfacción por parte de todos es lo que nos transmitieron. Mucha preocupación porque todo saliera bien y fuera un día especial para todos. Y al final se logró. Aunque el sol estuvo brillando por la mañana, por la tarde cesó y dejó paso a un viento que en algunas ocasiones molestó a la lidia de alguno de los novillos.
Por su parte, el diestro Aníbal Ruiz, el culpable en cierto modo de que este festival se llevara a cabo, se mostró muy contento porque: “Salió todo bien. Se cumplieron las expectativas. Fue una tarde muy emotiva. La sensibilidad y el ambiente que hubo en la plaza. Los toreros disfrutaron y se pudieron dar pases”. Sobre su actuación esa tarde el propio diestro nos comenta sus sensaciones: “Estuve muy a gusto, no fue fácil. Pude darle pases con la izquierda muy buenos”. No quiso terminar sin dar las gracias “a la gente que asistió, a todos los organizadores y colaboradores”.
Quien también nos contó sus sensaciones fue el diestro local Luis Miguel Vázquez que se expresaba así: “Fue un día muy emotivo. Sentí una satisfación personal por los meses de atrás que se han pasado para sacar el festejo adelante. La gente se lo pasó bien y se cubrieron las expectativas”. También quiso mostrar su agradecimiento a “los toreros, cuadrillas, que donaron sus honorarios, empresario, ganaderos, que donaron sus toros, los organizadores del festejo y en especial a Aníbal que se esforzó para que esto saliera adelante”.
La anécdota de la jornada se vivió en las taquillas, cuando un niño de 11 años se acercó con sus 10 euros a sacar la entrada para ver el festival, cuando la entrada a niños era gratuita. Eso es sinónimo de que la afición que tenía este niño era más importante que el precio del festejo.