El pasado jueves, el diestro Palomo Linares se acercó hasta la plaza de toros de Ciudad Real, sitio donde entrenan cada martes y jueves, los alumnos de la Escuela Taurina de la capital. El maestro habló claro a los pupilos de Calatraveño de lo difícil que es el mundo del toro, aunque después lleguen las satisfaciones.
Entre los dos maestros recordaron el día que torearon el mano a mano en ese albero. Tanto Calatraveño como Palomo Linares dieron sus puntos de vista y no les importaría volver a repetir aquella maravillosa experiencia. Cuando la rivalidad entre los toreros era latente cuando llegaban al patio de cuadrillas. Antes era un breve saludo. Ahora parece que esa competencia ha quedado en un segundo plano y los toreros se abrazan y se dan besos. Aunque cuando están entre barreras empieze la competencia.
Tras la visita se procedió a la charla en los salones de Unicaja.
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