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28 septiembre 2007

Reflexiones en voz alta

Hay veces en la vida en la que no te planteas las cosas que haces. Simplemente lo haces porque así lo sientes. Unos lo verán de una manera y otros de otra. El ser humano suele reaccionar de distinta forma ante los mismos estímulos. Pienso que todos somos capaces de todo en esta vida. Reflexiono en voz alta por una mera cuestión. Cuando recibí la llamada de que Don Alberto Marín había fallecido no dude ni un instante en avisar a los que en ese momento tenía a mano y creía en la necesidad de transmitirles esa noticia. Como he dicho antes, cualquiera reaccionaría de esta manera. En momentos como este se debe mostrar la solidaridad entre los seres humanos, estar para las duras y para las maduras.

Tampoco dudé a la hora de realizar la cobertura informativa en uno de los momentos más delicados para los familiares. Si para ellos es un momento íntimo imagínense para mí el coger mi cámara y fotografiar esa íntimidad. Tal vez han sido de las fotogragías más difíciles que he realizado en mi vida, las que más me han costado hacer, puesto que a mí no me gusta invadir la vida privada de nadie, pero lo hice desde el cariño que me procesa esa familia, sin dejar a un lado el respeto que les tengo.

Escribir posteriormente el texto fue otra de las tareas complicadas. Noticias que no deseas escribir y que te cuestan, ya que lo que pretendes es dulcificar ese momento tan amargo. Aunque el domingo me costó escribir el sepelio por el alma de Don Alberto, lo que realmente me costó fue escribir el reportaje.

Llevar a cabo las ideas que tienes y transcribirlas en un papel a veces no resulta fácial, máxime si quieres hacer un bonito trabajo en el que se refleje todo lo que sientes tú y sobre todo lo que te han transmitido las personas entrevistadas. En tan poco espacio no puedes plasmar toda una vida dedicada a la ganadería de Víctor y Marín y menos a la persona de su patriarca en la última década. Miles de anécdotas por contar que quedarán en el recuerdo de sus familiares, que compartirán con su familia y amigos. Anécdotas que podrían llenar páginas en la historia de Pinos Bajos.

Sin embargo, dicho reportaje me costó, puesto siempre que hago algo soy muy exigente conmigo misma, consegui dejar para el recuerdo la imagen de un hombre bueno y querido por todos. No sin antes de terminar mi redacción escaparán algunas lágrimas de mis ojos por la emoción. El sentimentalismo afloró en mis pupilas. Ha pasado lo mismo que cuando mi amigo Álvaro me pedía colaborar en su programa de radio. Que encantada colaboro con él pero le advertí que me podía emocionar y estropear el programa, como así ha sucedido.

Soy persona parca en palabras, me gusta poco hablar en público, como mejor lo hago es através de la pluma y el papel, o mejor dicho através del teclado del ordenador. Ahí mi imaginación vuela libre y deja fluir las palabras. En público tal vez desarrolle ese miedo escénico que todo ser humano sufre, uno en mayor medida que otros. Pero que no deja expresarme como me gustaría. Tal vez en el programa de Berenjena y Oro podía haber aportado más cosas pero no ha sido así. Espero que haya gustado como le ha gustado mi reportaje a algunas personas, y especialmente a la familia.

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