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26 octubre 2007

Tras la tempestad, ¿vendrá la calma en la Escuela Taurina?

¿Quién lleva razón en este caso? ¿Los alumnos o la Junta Directiva en pleno? El lector podrá opinar sobre quién está en posesión de la mismaa la vista de la información que se facilita a continuación .

La historia comienza a primeros de octubre. Una historia compleja en la que hay dos versiones. La de los alumnos de la Escuela de Tauromaquia de Ciudad Real, Gutiérrez Mora y Javier Pérez “El Parri” y la de la Junta Directiva encabezada por su presidente, Emiliano Lozano. El desenlace final de la historia llegó el 16 de octubre. El aficionado conoce que dos de los alumnos de la Escuela Taurina de Ciudad Real han sido expulsados, los anteriormente mencionados. Por qué se preguntarán ustedes.
¿Debieron torear el pasado 14 de octubre tanto Gutiérrez Mora como “El Parri” en Alcoba? ¿Éste es motivo suficiente para ser expulsados? ¿Quién ha tomado esa decisión? ¿Ha sido justa la Junta directiva, ante esta medida? Miles de preguntas que tienen su respuesta en estas páginas. Las partes implicadas hablan para El Día Taurino.
—¿Cómo os sentisteís cuando os dijeron que ibaís a ser expulsados?
—(Diego)No sentí nada porque la Escuela no hacía nada por mí. En parte sentí el irme, aunque no nos daban toros ni nada. Por una parte nos daba igual lo que nos dijeran. Gracias a Antonio Alegre toreamos. No sé que tendrán en contra de él, cuando nos da algo le sienta mal a la Escuela. Me parece que le tienen envidia. Este hombre nos quiere ayudar a los que estamos empezando. Decidimos coger un festejo que nos propuso y tirar para adelante. Nos dijo Emiliano que sí toreábamos nos quitaba de la Escuela. A nosotros nos dio igual porque la Escuela no está haciendo nada por nosotros.
—(“El Parri”)En parte sentí preocupación por qué iba a hacer y no iba a hacer, tema de líos, papeleos, cómo iba a seguir adelante. En otro me daba exactamente igual porque tampoco estaban haciendo nada. Nos prohibían ir a capeas y las principales capeas las organizaban ellos. En parte, estaba agradecido a la Escuela Taurina de Ciudad Real porque me habían enseñado un granito de arena de lo que hay en este mundo. Me han enseñado la mafia y la falsedad en este mundo. Aparte me han enseñado a lancear con capote y muleta. También estoy disgustado porque no me ha parecido nada bien la manera de ser que han tenido hacia mi compañero y hacia mí. Estamos de acuerdo en que es una Escuela Taurina pero ahora mismo no se están comportando como tal, lo están haciendo como un circo.
—¿Si el motivo de la expulsión es que habéis toreado sin el consentimiento de la Escuela, habéis sido los únicos alumnos que lo han hecho?
—(El Parri)No. Para empezar han sacado unas reglas que ni siquiera han sacado. Nos la comunicaron en una carta esta nueva norma pero ni siquiera decían cuando entraba en vigor. Nosotros teníamos pensado que iban a entrar en vigor a partir del martes 16 de octubre. En cuanto llegamos allí unas caras desagradables y rumores. Llegamos y estaba el candado echado. Llegamos con bastantes ganas de entrenar y nos las arrebataron porque no nos dejaron.
— ¿Os dejaron saludar a vuestros compañeros?
—(El Parri) Eso fue descarado, no paséis y sí pasáis; no toqueís ningún trasto; saludaís a los compañeros y salís rápidamente. En parte, hay testigos entre las conversaciones entre mi compañero Gutiérrez Mora y yo de que había bastantes faltas de respeto, amenazas de expulsión y de que no nos iban a poner en bastantes carteles. Practicamente en ninguno. Ya estábamos con la cruz tanto si toreabamos como si no. Ahora mismo estoy muy bien, porque nos está facilitando bastante Antonio Alegre junto a Carlos Moya y bastantes banderilleros de esta zona.
— ¿Por lo que me contáis ahora mismo estáis entrenando con profesionales del toro?
—(Ambos)Exacto, incluso estamos aprendiendo más. Porque una tarde con Antonio Alegre aprendemos más que en un mes en la Escuela Taurina.
— ¿En qué se basa ese entrenamiento que según vislumbro no os ofrecían en la Escuela Taurina?
—(Diego)Es un entrenamiento bastante más duro de los que hacen en la Escuela. Porque van allí en la plaza los profesores por un lado y los alumnos por otro haciendo los que le da la gana.
— ¿Tal vez lo que necesita la Escuela es una mano dura?
—(El Parri) Bastante, como la de Antonio. Ahora mismo Antonio si se fueran los cuatro moscardones que hay en la Escuela, por así decirlo, lo convertiría en una auténtica Escuela Taurina. Empezaría a funcionar desde 0 hata 100. Sería un punto bastante bueno.
— ¿De vuestros compañeros que podeís contarme?
—(Ambos)¿Compañeros? El único compañero en la Escuela Taurina es Rubén Aparicio, porque los demás van allí y te saludan falsamente y compañerismo ninguno.
— ¿Tiene que ocurrir una cosa como esta para darte cuenta del compañerismo que pueda existir?
—(Ambos)Sí, porque tu pasas y ves lo que hay. A lo mejor no se habían dando cuenta. Nos saludamos y nos dijeron que nos pusieramos a entrenar.
— ¿En este mundillo suelen volar las noticias?
—(El Parri) Sí, sobre todo las malas. Porque si vas a Madrid y cortas un rabo eres un don nadie, no es como hace cuarenta años. Nosotros fuímos los triunfadores de la tarde del 14 de octubre. En la Escuela Taurina no han tomado nota y diretamente expulsados. Lo que quiero denunciar es que están jugando con varias ilusiones que encima que no somos ni adultos, somos niños.
— ¿14 y 16 años?
—(El Parri) Sí. Son ilusiones que están jugando con ellas como si fueran juguetes. Como si fueramos una peonza a ver que pasa.
— ¿Además vosotros sois de los primeros que os inscribistéis en la Escuela?
—(Parri)Exactamente. Yo gracias a un directivo que está ahora en la Junta que es Rafael Ruiz Ruiz, cirujano de la plaza, hace tres años me dijo que me apuntara. Fui y me apunté. En mi carnet pone el número 5.
— ¿Y en el tuyo Diego?
—En el mío pone 15.
— ¿Gracias a la ilusión de todos es por lo que la Escuela sigue adelante?
—(Ambos)Efectivamente. Ilusión en esa Escuela hay mucha, pero falsedad y ganas de poner la zancadilla hay más.
— ¿Creéis que en alguna Escuela del resto de España se ha dado esta circunstancia?
—(Diego)No, como esta Escuela no hay ninguna.
—(Parri) Sé que en ninguna escuela taurina se ha visto una junta directiva así.
— ¿Y cómo creéis que funcionan otras Escuelas Taurinas?
—(Diego) Los profesores en la Escuela Taurina de Ciudad Real están todos los días discutiendo. En la de Alicante por ejemplo están todos conviviendo. Todos los chavales torean. Un día tú, otro tú. Aquí en la Escuela de Ciudad Real te doy quince a tí y otros se quedan a dos velas.
—(Parri) Es como un pica-pica. La comida que tiene el gato se la quita el perro. Ahora mismo es como si fuésemos el gato y ellos son el perro. Llegará algún día en el que esto se termine y nosotros seamos el perro.
— ¿Con la anterior junta directiva funcionaba diferente la Escuela?
—(Parri)No, ahora están dando más toros, a lo mejor porque se estará moviendo Calatraveño. Aunque den toros no nos van a dar ninguno. Porque los conozco, siempre me han dicho que me los darían hasta que cumpliera la edad. El 2 de septiembre los cumplí y en ese mes de septiembre torearon compañeros míos y yo nada.


Los alumnos recibirán una notificación por escrito

Se les pedirá a los alumnos que hagan alegaciones sobre lo sucedido


La nueva junta directiva de la Escuela se formó el pasado 30 de agosto. Pertenecen a la misma socios que han pagado cuotas. En esa reunión se hizo una carta para enviar a los alumnos en la que se les notificaban nuevas reglas. La más importante era la de no torear sin el consentimiento de la Escuela. Para que nos aclarara el contenido de la misma y lo que ha sucedido hablamos con Emiliano Lozano, presidente de la Escuela.
— ¿Qué ponía esa carta para que el aficionado tenga constancia de ella?
—Ponía que a partir del 1 de septiembre estaba prohibido. A medidados de septiembre todos los alumnos la habían recibido. La carta comenzaba: “Ante las informaciones y rumores que nos van llegando sobre el comportamiento de algunos alumnos, me veo en la obligación de comunicaros que a partir del día 1 de septiembre de 2007 queda absolutamente prohibida la participación de los alumnos y alumnas de la Escuela en actividades y/o eventos taurinos; encierros, capeas, tentaderos, becerradas, novilladas y festivales sin la perceptiva autorización de la junta directiva. En el supuesto caso que se pudiera comprobar la participación sin el consentimiento de la junta directiva será expulsado y dejará de pertenecer a la Escuela Taurina. Es por ello que para lo sucesivo, cuando los alumnos o sus representantes legales (padres) reciban propuestas para participar en alguno de los fines señalados debe seguir el siguiente procedimiento:
1. El proponente debe hacerlo a la Escuela a través de su junta directiva para ello deben facilitarle los teléfonos que aparecen en el impreso.
2. Comunicarlo en el plazo más breve posible a la junta directiva.
3. Esperar el pronunciamiento de la Junta directiva que tras consulta con el director artístico decidirá al respecto.
— ¿Clara y contundente la carta avisando sobre lo que iba a suceder?
—Queda claro el procedimiento. El 1 de octubre me avisa el padre de El Parri para decirme que Clavileño iba a montar una novillada en Alcoba. Yo le dije que siguiera el procedimiento que decía la carta. Le dije que Clavileño se pusiera en contacto con la Escuela; que nos explique cosas. Cuando sepamos y demos el consentimiento ya le diré quien torea, casi con seguridad que lo haga tu hijo. Os lo digo bien pero como lo hagáis al margen de esto váis a causar baja en la Escuela. En ningún momento me hablaron de que Diego iba a torear. Me enteré del cartel por un banderillero que venía de torear con Juan Gómez en Francia. El Parri me llamó para pedirme el carretón, le dije que si merecía la pena arriesgarse por un becerro y perderse los que dé la escuela.

La carta en la que se les advertía de que sí toreaban sin el consentimiento de la Escuela se envió el 30 de agosto. El 15 de septiembre todos la conocían.
Este año la rigurosidad y seriedad será lo que impere en la Escuela Taurina. Todos los estatutos se cumplirán a rajatabla