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20 noviembre 2007

Recuerdos de una noche de otoño

Hace unos días estuve en la entrega de premios de Almodóvar. En la mesa en la que estaba había un niño que lo más probable es que tuviera entre cinco y seis años. El niño se llama Tomás. Lo que me sorprendió es que se acordará de mí con tan sólo verme en una ocasión, concretamente en el mes de mayo, en la corrida de feria de Puertollano. Tal vez las circunstancias hicieran que ese momento o ese día se le grabarán para siempre en la memoria.

Les cuento lo ocurrido. En el último toro, que le tocó en suerte a Matías Tejela, sus subalternos lo llamaron a un burladero, justo encima de donde yo me encontraba, puesto que en las portátiles me suelo colocar en la escalera de acceso al tendido, para poder hacer fotos medianamente bien, ya que debido a la altura de la barrera me resulta imposible realizar mi trabajo. Bueno pues siguiendo con el relato, el toro remató demasiado fuerte contra las tablas que al final rompió el burladero, no logró entrar al callejón y se salió. Pues eso se le quedó grabado a Tomás en su joven memoria y cuando me senté en su mesa le dijo a sus padres, esa era la fotógrafa que estuvo el día de Puertollano. Así que cuando me pidió que le firmara la tarjeta de los premiados, porque estaba buscando firmas, me dijo que lo que le da miedo es que los toros rompan el burladero, que ese día lo pasó fatal, pero yo pensé que habría sucedido en Almodóvar, ya que tan sólo asistí a la corrida de toros, puesto que la novillada me coincidió con un festival en guadalmez, con toreros del corte de los que me gustan y un compañero mío de la localidad quería hacer fotos de toros y me hizo el favor. Pero realmente no me hablaba de Almodóvar, me hablaba de Puertollano, ni siquiera recordaba aquel capítulo de mi vida. Fueron los padres los que me contanron después que se refería a la feria de Puertollano. La verdad es que te sorprende que gente tan pequeña te pueda reconocer.