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06 diciembre 2007

«Es un torero que goza de un sentido del temple y sobre todo de valor»

Hablar de Luciano Núñez es hablar de una figura importante dentro del panorama taurino. Y encima este año lo veremos por los cosos manchegos acompañando a su poderdante, que no es otro que Aníbal Ruiz. Una rica entrevista en la que nos cuenta sus proyectos y nos recuerda su época en activo.

—¿Cómo surge la idea de apoderar a Aníbal Ruiz?
—Me llamó un amigo común, de Aníbal y mío, a ver si me podía hacer cargo de él. Habían pensado y hablado de mí. Le dije que me llamase. Hablamos y llegamos enseguida a un acuerdo. Es un torero que aunque lleva diez años de matador de toros, está inédito prácticamente en todas las plazas. Un torero que a los sitios que ha ido, como por ejemplo Sevilla el año pasado, dio una vuelta a un toro. El 12 de octubre toreó en Madrid, y a un sobrero de Sorando le cortó la oreja, y este año no ha vuelto a ir ni a Madrid ni a Sevilla. Luego él tiene su zona que es prácticamente intocable en su zona, por méritos propios. Y es un torero que goza de un sentido del temple muy importante y que encima tiene valor, con lo cual son dos condicionantes importantísimos en el toreo.
—¿Lo ha visto usted torear?
—Sí, sí. Estuve en Tomelloso en la última corrida que toreó este año, donde le cortó a un toro dos orejas y al otro porque no lo mató sino hubiera cortado cuatro. Por eso te digo que su zona es prácticamente imprescindible en todas las ferias, de su zona y todas las de fuera.
—¿Cómo va a ser la temporada 2008, qué planteamiento hay?
—El planteamiento es luchar porque entre durante la temporada del próximo año, si pudiera ser en la Feria de Abril, mejor que mejor. Sino intentaremos luchar porque entre a lo largo de la temporada, en la fecha que pueda. Aquí hay una cosa que está clarísima, porque todavía no goza de la velocidad, que yo entiendo que tiene que tener un torero, para que lo pongan irremediablemente. También intentar a ver si va a Madrid en las mejores condiciones posibles. Si puede ser en la feria, pues en la feria, sino buscarle una corrida de toros en una fecha, donde pueda ser una corrida que marque un punto de inflexión en su temporada y en su carrera.
—¿Qué sería mejor torear antes de San Isidro para que lo repitan, o apostar por San Isidro a ver si lo meten directamente?
—Yo voy a intentar que entre en San Isidro, pero todo depende mucho de como vayan saliendo otras cosas. Te vuelvo a repetir que cuando no se tiene una fuerza indomable para que cuenten con uno total y absolutamente de entrada, pues tienes que ir acoplándote a circunstancias. Eso es el tiempo el que va a poner las cosas en su sitio. El tiempo y el toro.
—Tiene una carta a su favor, el hecho de que haya cortado una oreja al final de temporada en el 2006.
—Sí, esta clarísimo, pero ten en cuenta que se dan muchísimas circunstancias. Hay toreros que cortan a lo mejor dos. Hay muchísimos toreros que habiendo cortado dos orejas y salido por la puerta grande de Madrid están conduciendo un taxi. Quiero decir, que aquí no se trata de una o dos orejas, es tener una progresión, es intentar luchar por hacerle las cosas de la mejor manera posible. Lo que sí te puedo decir que en su zona tengo prácticamente hablado con todos, y todos cuenta con la presencia de Aníbal Ruiz. En cuanto a Sevilla y Madrid, que para mí son dos plazas fundamentales, voy a intentar luchar por meter la cabeza de la mejor manera posible. Partiendo de esa base, eso es lo que marca la temporada.
—Al comenzar la temporada tan temprano como son las plazas de Valencia y Castellón, ¿se tocarían?
—Son ferias muy complicadas. Aquí hay que partir de la base, vuelvo a insistir, en cuanto se entre en Sevilla y Madrid, poner las cosas claras de manifiesto para que cuenten con uno en el resto de las plazas y en el resto de las ferias.
—Vamos que hay que hacerse un nombre.
—Sino hay suerte en Sevilla y Madrid te toca luchar para volver a ver si puede uno ir otra vez, y coger un poquito velocidad. Todo esto es muy complicado. Hay un refrán que dice: “el hombre propone, Dios dispone y el toro lo descompone”. Lo cual hay que esperar. Las previsiones son buenas y las ilusiones son mejores. Pero de lo que se trata es de intentar meter la cabeza en Sevilla y Madrid y que hay rueden las cosas, con independencia de que su zona es prácticamente imprescindible, por méritos propios.
—Eso por descontado que está considerado en su tierra por méritos propios, ya que lleva unos años que su toreo está basado en el temple.
—Este año os aseguro que van a ver un nivel en Aníbal Ruiz desconocido. Eso os lo aseguro desde ya.
—Lo que me dice es importante, sobre que lo veamos a un buen nivel con la espada, ya que esta temporada ha perdido triunfos importantes.
—Sé por experiencia eso. Aquí hay una cosa clara, que a un torero muy malo con una buena espada, lo mueves. A Juan Belmonte si resucita pinchando los toros lo dejas sentado en Triana porque no te lo pone nadie. Ha llegado un momento que “goles son amores” con independencia que a nosotros los aficionados nos de exactamente igual. Nosotros queremos ver como entiende un tío las condiciones de los toros, y a que nivel está. Nos tenemos que poner en situación y ser sabedores de que como no mates los toros vas al banquillo. Esto es así. Hay muchas circunstancias que confirman la regla, pero uno no puede estar pendiente de si a otro se lo facilitan más o no. Uno tiene que estar seguro y contundente, hacer las cosas a la perfección para que no haya fallos y no te puedan discutir ninguno de los triunfos.
—¿El contrato en definitiva ha sido con un apretón de manos?
—Bueno sí. Nos hemos dado la palabra de respetarnos y yo con eso tengo bastante. No descarto que a lo largo de la temporada, según vayan desarrollándose las cosas firmemos algún contrato de apoderamiento.
—¿Y por cuántos años, o eso es ya adelantarnos mucho?
—No. Por carácter indefinido. Esto es como los matrimonios, todos tienen muy buena voluntad de morirse juntos, y luego se cruza una tercera persona y vas a la rue.
—Usted ha sido matador de toros antes que apoderado, ¿en qué cree que puede influir este hecho en sus poderdantes?
—No lo sé. No soy la persona más apropiada para decir mis condiciones o mis conocimientos, y en que puede influir. Lo único que te puedo decir que yo me quité de torear en 2002 para apoderar a Manzanares hijo.Lo llevé la temporada del 2003, le dejé 47 corridas de toros hechas. Luego apoderé a Leandro Marcos, le hice 22 corridas y 12 ferias de las más importantes. Hasta que en 2005 apoderé a Fernando Cruz, que es algo más que un apoderamiento. La relación nuestra es casi como familiar. Entonces las evoluciones las tienen que dictaminar cuando se les pregunte pero a los interesados. Pienso que la experiencia es importante y todos los años donde yo he estado, por ejemplo en el mundo de los banderilleros que han sido catorce años, prácticamente con dos figuras importantísimas e indiscutibles del toreo como han sido Manzanares padre y José Tomás. Mi época de matador y de novillero, se va insistiendo en determinados matices que luego, creo yo que dan sus frutos. Vamos la evolución de diferentes toreros así lo han demostrado.
—¿Es tan diferente el toreo de su época al de ahora?
—No. Aquí hay dos formas de entender el toreo como dos formas de cantar. Se torea bien o se torea mal. Se canta flamenco bien, o se canta mal. Bien es cierto que cada uno tiene un concepto, una forma de reunión y una estética. Aunque sea uno, he conocido toreros que no han sido muy favorecidos por su físico ni su hechura, pero han toreado con una pureza magistral, que en definitiva eso es el toreo universal.
—¿Tanto importa el físico en un torero para entrar en los carteles?
—Ha llegado un punto complicado, a mí un actor que me encanta es Javier Bardem y a lo mejor no es lo guapo que Tom Cruise pero a mí me encanta Bardem pero al otro me cuesta trabajo verlo. Quiero decir con esto que estamos inmersos en una sociedad que o la aceptas o te vas de ermitaño a un monte, para todas las cosas. En todas las profesiones te tiene que acompañar casi todo. Cuándo no te acompañe casi todo que hay que hacer. Hay que hacer las cosas perfectamente bien delante del toro, en este caso para que nadie te pueda restar un ápice del mérito que tu has hecho con el toro.
—En su época de banderillero al ir con dos grandes figuras como José María Manzanares padre y José Tomás, ¿qué recuerda?
—Pues recuerdo que he sido inmensamente feliz porque he sido considerado y respetado por todo el toreo. Y modestia aparte, creo que he dejado un sello en el que se han mirado hasta incluso toreros más antiguos que yo, y por supuesto las nuevas generaciones. El espejo de Luciano Núñez está más que latente. Que me perdonen la inmodestia porque las cosas son así.
—¿Y de su etapa de torero que destacaría más?
—Recuerdo varias tardes. Aquí hay una cosa clara aparte de ser fiel a su concepto es ser honesto consigo mismo. He tenido unas condiciones extraordinarias, no obstante fui una de las cinco figuras de la novillería que hubieron en los años 78. Tomé la alternativa sin fuerza por no aprovechar las cosas, por ser indolente a veces, por decir mañana. A lo mejor toreabas un toro bien pero no apretabas. Conclusión, que para ser figura indiscutible del toreo, yo no gozaba de ese motor sin aceite que tiene que tener un privilegiado para mantenerse quince o veinte años en primera línea. Como yo no lo tenía decidí dejar de ser matador y cambiar a banderillero.


—Proyectos—
Ir a sevilla y a madrid en los mejores puestos con su poderdante, aníbal ruiz

—Dureza—
El momento más duro para luciano núñez fue entregar su carnet de matador de toros

—Consejos—
por su condición de haber sido matador de toros y banderilleros da buenos consejos

—Apoderamiento—
Un apretón de manos bastó para cerrar el trato. Deben respetarse mutuamente