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11 febrero 2008

La savia nueva se prepara en “Cerro Lobero”

Los alumnos de la Escuela Taurina de Ciudad Real se desplazaron hasta la finca de Rafael Castellanos, para tentar cuatro becerras de la ganadería de Juan Vidal. El entrenamiento les sirvió para prepararse.
En la finca “Cerro Lobero” les esperaban a los alumnos de Calatraveño cuatro becerras de la ganadería de Juan Vidal. Hasta Campo de Criptana se desplazaron con las ilusiones puestas en realizar la faena con la que tanto sueñan aunque tuvieran que compartir vaca con sus compañeros. Aún así ninguno puedo realizar esa faena, en otra ocasión. Aunque no es con la becerra con la que la tienen que realizar, sino con el novillo. Allí sí que deben salir todas las faenas que en las noches de invierno se sueñan. No es que en verano no se sueñen pero como hay más compromisos los nervios pasan a ocupar el primer lugar y no permiten a la mente el relajarse y dejar que nazca ese sueño en el que uno mismo es el triunfador, se obtienen los máximos trofeos y lo más importantes se consiguen muchos contratos. Todo esto es lo que debe soñar esta savia nueva de toreros.
Por orden de antigüedad tentaron Miguel Gálvez, Rubén Aparicio, Alberto Fernández e Iván Suárez “Farrukito”. Ellos pararon a las becerras que tras probarlas con sus muletas y dar algunas tandas se las cedieron a sus compañeros. Esperaban esa oportunidad María Arévalo, Juan José Hernández, Jesús Jiménez, Emilio Bresó, Cristian e Iván Fernández.
No faltó la lección del maestro. Calatraveño cogió la muleta y le enseñó a los chavales el temple que aún conserva a pesar de los años que lleva retirado.
Dos de las becerras eran para tener mucho oficio y sacarle pegado a tablas los muletazos. Las otras dos se dejaron más y les sirvieron bastante a los alumnos de la Escuela.

Se prueba Castellanos
El joven Rafael Castellanos tentó una vaca de Emilio Víctor y también mató un novillo del mismo hierro. Gran calidad la que demostraron sus ejemplares. Fijeza en el caballo y en la muleta la que tuvo la becerra. El novillo al principio fue muy brutote pero al final Castellanos consiguió meterlo en su muleta y sacarle su nobleza.
Tras el tentadero la familia Castellanos ofreció una comida a los invitados. En donde se comentaron los defectos y virtudes de todos.