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11 abril 2008

Feria de Abril

En el corazón de todos los inviernos late una primavera palpitante. Abril ha llegado a Sevilla resucitando una nueva Feria. En estas noches no se ven las estrellas del cielo andaluz por confundirse con las bombillitas del alumbrao. Antes por las tardes, el tiempo se para en el Arenal, en su coso ovalado del Baratillo.
Con faenas a sangre y oro, de verdad, con toros muy serios destacaron El Fundi, ejemplo de lo que significa ser Maestro para todo alumno de escuela de Tauromaquia y sin duda alguna Liria (¡Pepín! ¡Pepín!), Ferrera o el Cid que se impusieron a los victorino, en una gran tarde de toros.
Cada uno en su estilo, emocionaron, borrando el tedio de tardes previas encelado, como toro manso, en las rayas rojas de la Maestranza. Esos días hubo corrillos en la Puerta del Príncipe, y la gente salió contenta pegando pases con las almohadillas.
Las ganaderías se lo han puesto fácil a Victorino, decían los aficionados. Comentario quizás algo injusto para este gran sabio de Galapagar, a quien muchos ganaderos-señoritos le lamaban el paleto. En tardes como las del otro día su gran sonrisa con dientes de oro, resurgió en la serenidad del que sabe que para ser ganadero además de tener suerte hay que trabajar.
Muy flojo el encaste Domecq monopolizador de los carteles. Aquí nos los ponen en la carta como taquitos de jamón, pero nada de eso. Toritos de faena “pa come pipitas”, sin emoción. Representados en el cartel de Barceló, con estos torillos la “corná” nos la pega la empresa en la taquilla.
La Fiesta esta viva porque hay toreros jóvenes con mucho futuro. Miguel Ángel Perera demostró en Sevilla lo ya realizado en otras plazas. Bordó el toreo de quilates, de mano muy baja, quietud y hondura frente a un toro del Ventorrillo.
En mitad de las olas del diluvio universal en una tarde rota por el viento y los torillos descastados de Juan Pedro, surgió la magia en la muleta de Manzanares, pintando carteles de toros, con la vergüenza torera de no dejar pasar una tarde por perdida.
Volvió Morante a su Maestranza frente a un lote imposible e infumable de Parladé. Ilusionaron sus ganas de agradar. Sus chispazos de toreo añejo y profundo, lleno de aroma en los cambios de mano, en sus pases por alto abelmontados y trincherillas gallistas. Hizo volar los pétalos de las flores arrastrando con suavidad su capote, como ya lo hizo Curro, como ya lo hizo Paula.
Fueron providenciales en sus quites Domingo Navarro o Carlos Casanova, quien se tiro literalmente a la cara de un Victorino como si fuese un forcado portugués para salvar la vida de Liria .A los rehiletes, Curro Molina, asomándose al balcón para salir con la elegancia y el poderío del mismísimo Julio Pérez “Vito”. Picó muy bien Chocolate, recordando a todos que la suerte de varas, cuando se hace bien y sin engaños, es preciosa.
Y quedan aún tardes y quedan toreros. Hoy es lunes de pescaíto, y empezó la Feria. Ayer a Curro Romero le hicieron académico de las Bellas Artes y Sevilla se puso contenta. Cambiaríamos muchas tardes por volverle a ver haciendo el paseíllo con su pie metidito para dentro.

Por Javier Benezet