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21 agosto 2008

Al final casi todos felices

Poco esperábamos los aficionados de la feria taurina de Ciudad Real, ya que los carteles anunciados no reunían los atractivos suficientes para que fuéramos ilusionados a la plaza cada tarde.
Y de que los carteles hayan tenido tan poca calidad tiene buena parte de culpa nuestra Diputación y la falta de atención que dedican a la Fiesta los señores diputados, que, conocedores de que Taurotoro no pensaba continuar como empresarios de Ciudad Real, no procedieran a la adjudicación de la plaza de forma mas rápida, como ha ocurrido en otras localidades en las que dicha empresa gestionaba el coso taurino y renunció a continuar.
Pocas responsabilidades pueden pedirse a la nueva empresa, Ruedos Bravos, al disponer de tan solo de mes y medio para confeccionar los carteles de una feria que todos hubiéramos querido que tuviera mas relieve del que tenía.
Esta empresa ha querido dar gusto a los aficionados y, por otra parte, pensar que no son Caritas y que trabajan para ganar algún euro. Para ello, pensando en lo primero, montaron una corrida, concurso de ganaderías, que no cuajó por culpa del ganado, en la que tan solo se salvó del fracaso ganadero un toro de Samuel Flores, que tocó en suerte a Aníbal Ruiz y al que el torero de Alcázar sacó todo lo poco que llevaba dentro. Ese día ni Esplá, que está más para irse que para quedarse, ni Curro Díaz pudieron realizar cosas dignas de recordar por el aficionado.
El siguiente espectáculo era la corrida de rejones y para desesperación del público los toros, pésimamente presentados, de Eloy Jiménez, tuvieron un comportamiento mas propio de bueyes de carreta que de ganado de lidia. Ante esta moruchada Fermín Bohórquez cortó dos orejas o, mejor dicho, un subalterno de su cuadrilla, ante la inhibición del Delegado Gubernativo, arengó al público para que solicitaran las orejas para una faena que no había existido, impidiendo el arrastre del toro por las mulillas, hasta tener conseguido su objetivo. El joven Moura cortó otra oreja, imagino que como premio a realizar el paseillo, porque otro motivo no vi para que el apéndice fuera pedido con fuerza por el respetable. La tarde la salvó Miguel Angel Martín, que tomaba la alternativa. Nuestro paisano con su ilusión y entrega consiguió poner al público de pie en algunas fases de su actuación, que fue premiada con tres orejas por un presidente que debía, al menos, leerse el reglamento en lo concerniente al numero de rejones de castigo y banderillas que pueden ponerse durante la lidia de un toro de rejones, ya que, con su desconocimiento, prohibió colocar a Moura y Martín banderillas que reglamentariamente podían poner, seis y no cinco o cuatro.
El tercer día, por cierto uno de los dos que dentro de la feria han tenido mas tradición taurina en nuestra plaza (el 17 y 18 de Agosto son para Ciudad Real lo mismo que el 25 del mismo mes para Almagro) se celebró un espectáculo menor, novillada sin picadores en la que tuvimos la suerte de presenciar el comportamiento de los erales de Víctor y Marín, encastados, con fijeza, con bravura y que nos hicieron disfrutar y pasar una tarde muy agradable, en la que un joven aspirante a torero, Rubén Aparicio, nos hizo concebir esperanzas de que puede llegar a ser alguien en este mundo tan complicado del toro. Su toreo con capote y muleta tuvo embrujo y calidad en muchos momentos de la lidia. No anduvo fino con el acero y eso le privó de un triunfo que todos hubiéramos deseado y que esperamos en el futuro, ya que maneras tiene y afición parece que también.
Y así llegamos al último día de feria en el que, en principio, estaban anunciados los hermanos Rivera Ordóñez, con nuestro Luís Miguel Vázquez. Cartel que había despertado gran expectación entre el público femenino en general y en el aficionado por la presencia de Cayetano y Vázquez, triunfador del pasado año del que siempre se espera algo interesante. Pero los hados quisieron que los Rivera no hicieran el paseillo, el mayor por lesión y el pequeño por estar cogido, y que en su lugar aparecieran en el patio de cuadrillas, ocupando sus puestos, Finito de Córdoba y El Fandi, con toros de Luís Algarra. Un ganado bastante mejor presentado que el que estábamos acostumbrados a ver por la capital, aunque algunos sospechosos de pitones. Los de Algarra permitieron que el de Córdoba estuviera mas animoso que otras tardes, sobre todo en su segundo al que recetó algún derechazo aceptable. Fandi fue el de siempre, hasta en la suerte a la hora del sorteo, rodillazos, carreras en banderillas, falta de hondura al torear con la muleta y tantas y tantas cosas que tanto gustan al público que le adora y tan poco al aficionado que tan poco valora al torero atleta. Este torero, necesario para el empresario, poco dice y menos aún cuando en sus manos caen toros como su segundo de ayer que hubiera merecido algo mas importante que lo que le hizo el granadino.
Por suerte este último día había en la plaza un torero que podrá aparentar ser frio pero que por encima de todo tiene personalidad y unas formas de ejecutar el toreo clásico que gustan a cualquier aficionado. Luís Miguel Vázquez estuvo en torero y tanto con el capote, con preciosos lances a la verónica, como con la muleta, cuajando derechazos, naturales, ayudados y trincherazos que tuvieron hondura y que son de los que se recuerdan al abandonar la plaza, puso a todos de acuerdo en que el claro triunfador de la feria había sido él, a pesar de fallar clamorosamente con el estoque.
Como resumen diremos que, visto lo visto, Ruedos Bravos debería continuar en Ciudad Real, parece una empresa seria compuesta por personas jóvenes y con ganas de relanzar nuestra plaza. Hay muchas cosas por mejorar pero se han dado algunos pasos adelante y el próximo año, con tiempo, habría que confeccionar unos carteles más atractivos, que lleven público y AFICIONADOS a la plaza y esta empresa parece capacitada para ello, esperemos que no nos defrauden.
No quiero olvidar que aparte de los diestros mencionados, han tenido una notable actuación prácticamente todos los subalternos de la tierra, tanto a pie como a caballo y en especial Oscar Castellanos, Valentín Cuevas y Félix Jesús Rodríguez, así como Juan Charcos.

Antonio Espadas, Aficionado taurino