Esperando...

Las imágenes corresponden a la espera del torero para ver como dobla el toro ante la estocada. En la primera Curro Díaz se enrabietó porque sabía que había dejado el estoque en buen sitio y no tardaría en caer el burel. Y así fue, cayó sin puntilla, como lo sabía.
Sin embargo, en la segunda tuvo que usar el verduguillo, no cayó con tanta facilidad.



La cara dicen que es el espejo del alma, y que razón llevan. Según nuestra cara la otra persona puede percibir como nos encontramos. Ayer fue clara la cara de Curro Díaz, a pesar de pechar con el peor lote, vino con muchas ganas, se entregó y así lo supo reconocer el público. El año pasado dejó un buen sabor de boca, y querían seguir saboreando ese caramelo que es su toreo. Toda expresividad hecha arte. Que sigan contando con él para que ese aroma de torero con pellizco lo podamos disfrutar.