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05 enero 2009

Las muñecas que envuelven al toreo en Llanomojao

Ver torear a finales de año es todo un lujo para los aficionados. Todo los años por estas fechas la peña taurina de Félix Jesús Rodríguez organiza una fiesta para poder ver a sus toreros, y terminar el año con regusto torero.
Es tradición en Alamillo, que el último fin de semana del mes de diciembre, la peña de Félix Jesús Rodríguez organice una fiesta campera, en la cual quieren ver a los toreros de Llanomojao realizar el arte de Cúchares.
A pesar de que el tiempo no acompañó, al ser una mañana gélida, nadie se quiso mover de su localidad, para poder observar el arte de los cuatro toreros que cogieron los trastos. Este año se inauguraba la presidencia, y no podía ser menos que quien ocupara el puesto de presidente fuera el afable Leandro. Tras la tradicional foto de familia, salió la primera becerra, era el turno para Juan Antonio Millán "Carnicerito de Úbeda". Le tocó en suerte una becerrita con muy buen tranco, como todas las que salieron del chiquero. La coloraita obedecía a los vuelos del capote de Carnicerito, derramando el poso de los toreros que llevan años dentro de esta profesión tan dura. Se abrió el compás en los primeros lances, rematando con una media. Al cambiar los trastos volvió a demostrar su talla como torero. Dio un recital de buen toreo, derramando el aroma de los toreros andaluces.

La enjundia del toreo
Como si la temporada no hubiera finalizado, Luis Miguel Vázquez volvió a deleitar con su expresión del toreo hecha arte. Verónicas de manos bajas, con empaque y cadencian fueron el prólogo de su obra. Aunque el toreo que se practica en Llanomojao en esta época del año es exclusivo para los miembros de la peña, sin embargo había gente que no había visto a estos toreros y salieron sorprendidos, al ver tanto arte junto. Con la muleta, Vázquez también supo deleitar a los presentes.
Tampoco quiso quedarse atrás David Mora. Buen recibo capotero a la verónica. Con chicuelinas muy ajustadas realizó el quite. En la franela la becerra tuvo un pequeño defecto que cuando le bajaba la mano se caía, eso afeo un poco la faena, aún así David tiene tablas suficiente para estar delante de cualquier animal, y sacarle todo el jugo que tienen. Es un torero que no se aburre delante de la cara del toro, que lo da todo y sabe aprovechar sus oportunidades.

El toreo del anfitrión
El anfitrión de la fiesta no podía quedarse sin torear, por lo tanto Félix Jesús Rodríguez cogió los trastos. Su becerra no tenía la misma calidad que sus hermanas, aún así fue noble. Algunas verónicas de saludo con una bella revolera, que sirvieron de prólogo para lo que acontinuación iba a ser la faena. Donde el buen gusto de Félix Jesús Rodríguez sobresalió por encima de su ejemplar.
Quien estuvo al quite de todo fue el becerrista Emilio Bresó, que aprovechó la oportunidad que le brindaron los toreros, para realizar el quite correspondiente y posteriormente torearla. No defraudó esté joven, que cada día tiene va forjándose como torero a la sombra de los grandes.
También hubo aficionados prácticos que quisieron demostrar su valor, como lo vienen haciendo en ediciones anteriores. Este año clavaron las zapatillas a la arena y se asentaron como el caso de David Bonillo. Sin olvidarnos del que fue hasta hace poco torero, Jorge Arellano, y en la actualidad apoderado de David Mora, que no quiso dejar pasar la oportunidad de volver a sentir a la becerra pasándole por los muslos.
Tras el toreo se procedió a la degustación de unas viandas.

Las becerras de Hermanos Tornay dieron buen juego y facilitaron el toreo de los espadas, para gusto de la afición.
El becerrista, Emilio Bresó, aprovechó la oportunidad que le brindaron los toreros para poder demostrar su arte.


Conjugación de arte y valor en Alcudia
No sé que tendrá el Valle de Alcudia que enamora. Es un amor el que se siente por esa tierra, que el visitante lo aspira y lo hace suyo, como hace suyo el amor al toreo. Ese ramillete de verónicas que nacen en las muñecas de los toreros que pisan Llanomojao. Plaza por la que la inspiración cobra su más misterioso sentido, para derramar perfume de sentimiento y de pasión. El toreo se hace puro cuando Carnicerito de Úbeda, Luis Miguel Vázquez, David Mora y Félix Jesús Rodríguez lo desparraman por ese albero que tiene la placita de tientas de Llanomojao. Donde el aficionado se emociona al ver esas bulerías toreras que muy pocos tienen el don de saber interpretar, donde el cante jondo suena en toda la sierra, por donde el aroma impregna ese valle de Alcudia.