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11 enero 2009

Álcazar de San Juan reconoce a su torero en su décimo aniversario

El pueblo de Alcázar de San Juan reconocía el pasado 28 de diciembre a su torero, Aníbal Ruíz, con una placa que conmemora los diez años del alcazareño como matador de toros. Al descubrimiento de la lámina, ubicada en un lateral de la Plaza de toros, acudía el alcalde de la localidad, José Fernando Sánchez Bódalo, y numerosos componentes de la peña taurina “Aníbal Ruíz” que acompañaron al matador durante toda la mañana.
Pasaban las doce del mediodía y Aníbal Ruíz descubría una placa que no venía sola, sino acompañada del reconocimiento de un pueblo a su torero. Un “duro trabajo”, en palabras de José Fernando Sánchez Bódalo, que ha llevado no sólo al diestro, sino a su pueblo, a lo más alto.
Diez años de matador de toros no se cumplen todos los días, por eso el diestro alcazareño aprovechaba para dar las gracias a toda la afición que le ha seguido estos años, a su pueblo que está siempre ahí y como no podía ser de otra forma a su peña que tras el acto de la placa ofreció una comida en honor al torero. “Es un placer recibir un homenaje tan bonito en una fecha tan especial para mí”, declaraba Aníbal Ruíz.

Diez años de matador
“Primero someter al toro” ese es el secreto de Aníbal Ruíz. Una receta que le ha ido bien hasta ahora porque si bien, en palabras de Ruiz, “este es un camino difícil de recorrer con momentos altos y bajos”, el diestro ha sabido superar los bajos y mantenerse en los altos.
Han pasado diez años desde aquel 2 de Julio de 1998 en el que el de Alcázar tomaba la alternativa de manos de Jesulín de Ubrique y con Víctor Puerto como testigo. De azul Purísima y oro, Aníbal Ruíz obtenía dos orejas y no se olvidaba de Doña Consola, su madre, a quien brindaba uno de los astados de la tarde. Una velada que auguraba lo que vendría después, puertas grandes, trofeos y reconocimientos de la afición y de la crítica avalan a un torero que ha cosechado tardes de gloria en los ruedos y ha sabido dar a la afición lo que pedía en cada momento.

Por María Martín-Consuegra, publicado en El Día Taurino