23 enero 2009

Tienta de machos en la finca “Los Jarales”

Una de las actividades del invierno son los tentaderos, en esta ocasión hemos asistido a uno de machos en el que ha participado el novillero Emilio Huertas.

Durante el invierno la actividad taurina se desarrolla en las dehesas. Allí el ganadero pone en marcha su laboratorio genético, en el cual se hace la selección tanto de hembras como de machos. En esta ocasión asistimos a un tentadero de machos en la finca “Los Jarales” propiedad del ganadero Clemente Parra, en el término municipal de Terrinches, en el cual también se probaron dos hembras.
El novillero invitado fue Emilio Huertas, al cual se le vio una gran evolución en su tauromaquia, con respecto a principios de la temporada 2008. Quizás el buen año que ha tenido, a pesar de haber perdido festejos, le ha hecho coger el oficio que ahora mismo está cosechando. Aunque la temporada no ha comenzado, Emilio ya tiene compromisos importantes para el 2009. Su apoderado, David Parra, está guiando y aconsejando a este joven novillero.

tentadero de macho
El elemento fundamental de un tentadero de machos es comprobar si el toro tiene acometividad. Por ello la labor del picador es fundamental. Hay dos formas de tentar machos; una a campo abierto, que es el conocido acoso y derribo, y la otra en la plaza.
En esta ocasión el tentadero se desarrolló en la placita de tientas de la familia Parra. Un total de veintiséis machos fueron los que se probaron.
El tentadero de machos es una de las faenas más desconocidas del campo bravo. Lo fundamental es ver las veces que el eral acude al caballo cuando el piquero lo llama. Si el ganadero está conforme con las veces que el novillo ha acudido al caballo dará permiso para que se toreé, tanto con el capote como con la muleta. Y se le vuelve a poner para que vaya al caballo. Lo que se busca aparte de su acometividad es la bravura y nobleza que tenga.
Una vez tentado, el ganadero lo aprobará por su bravura. Esa bravura selecta que a veces puede convertise en quimera. En esta ocasión no hubo quimeras sino realidades. Y se pudo ver a uno de los ejemplares de Clemente Parra con una calidad extraordinaria. Como extraordinario fue el toreo que le imprimió Emilio Huertas, un toreo con poso, mano baja, y sentimiento. La conjugación perfecta para llegar muy lejos en el arte de Cúchares.

El silencio en la tienta
Uno de los valores fundamentales en una tienta es el saber estar. El silencio es el elemento fundamental. No puede haber ningún ruido externo, puesto que eso distraería al novillo de sus funciones, que no son otras que estar pendiente del caballo de picar. Es el picador el que debe llamar su atención. No debe estar pendiente de lo que suceda en los burladeros de alrededor. Una vez que el eral ha llegado hasta el picador y ha metido los riñones hay que sacarlo del peto, para volver a colocarlo en suerte de nuevo. A cuerpo limpio y con unas ramas, se encargaron de hacerlo esta labor David Parra, Emilio Huertas y Jesús Navas.
Cuando el eral pasa la dura prueba de la bravura selecta, pasa a cubrir el lote de vacas que el ganadero crea más conveniente.
No sólo hubo tienta de machos, sino que también se tentaron dos hembras que le sirvieron a Emilio Huertas para prepararse para su próximo compromiso que es el certamen de Ciudad Rodrigo. Xxx xxxxxxxx xxxxxx xxxx

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