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19 agosto 2009

El rey y el príncipe del toreo a caballo, en Ciudad Real

Un aperitivo interesante en la Feria Taurina de Ciudad Real es la corrida de rejones, en la que el aficionado es muy diferente al de las corridas de a pie. Y como plato fuerte la empresa ha querido traer a los mejores, a los que están triunfando en las ferias importantes, y dar la relevancia que merece a la plaza de Ciudad Real.
Abrirá cartel en la tarde de hoy el veterano rejoneador Fermín Bohórquez. Su toreo es de un alto clasicismo. El año pasado lo demostró en el coso manchego, y a buen seguro este año viene a quitarse la espinita de no haber salido a hombros.
El que ahora mismo es indiscutiblemente el rey del toreo a caballo es Pablo Hermoso de Mendoza. Uno de los rejoneadores de máxima categoría, que cuando se pone delante de un toro tanto él como sus caballos son uno mismo. Torea con un temple extraordinario. No es nuevo en esto y menos en el coso de Ciudad Real, donde tiene grandes seguidores. Hoy vendrá con ganas de darlo todo, como hace cada tarde que hace el paseíllo.
Cierra cartel Diego Ventura, al que muchos ven como claro sucesor de Pablo Hermoso de Mendoza. Ver a este caballero a lomos de su cuadra es un espectáculo. Le pone tal emotividad y sentimiento a su toreo que conecta fácilmente con el aficionado. Con un toreo más diferente al de sus compañeros a buen seguro que conquista el corazón del aficionado ciudadrealeño.
Tres caballeros que harán que en la pupila del respetable no se borren con facilidad sus faenas. Seis faenas a cual mejor para una feria que debe ir subiendo como la espuma.

El ganado
Si importante es el cartel en cuanto a la confección de figuras, también lo debe ser el ganado. Para esta tarde se ha contado con la ganadería de Herederos de Felipe Bartolomé que pasta en la localidad sevillana de Lebrija.
Fue formada en 1813 por Antonio Mera con reses del Marqués de Casa Ulloa y de Vicente José Vázquez. En 1834 la adquirió Juan Castrillón, y después, Eduardo Schelly, que a principio de 1884 la vendió a Rafael Surga, que la cruzó con sementales de Murube. A la muerte de Rafael, en 1921, pasó a su hija Rosalía Surga, esposa de Felipe Bartolomé, anunciándose a nombre de éste. Felipe Bartolomé eliminó en 1931 todas las reses procedentes de Surga, reemplazándolas por otras de Joaquín Buendía, origen Santa Coloma.