Con el cielo amenazando tormenta comenzó el tentadero en La Solanilla con un solo protagonista, Vicente Barrera, que toreó dos becerras, una de ella con un gran aguacero, que no molestó al torero para inspirarse.
El diestro valenciano Vicente Barrera se siente muy a gusto en la finca La Solanilla. Cada vez que tiene un compromiso importante suele tentar en esa casa, donde le tienen un gran cariño.
El martes acudió a Moral de Calatrava, a la finca de su gran amigo Juan Vidal donde en los chiqueros de la placita de tientas le esperaban dos becerras y un novillo. Esto le ha servido de preparación para su próximo compromiso.
clasicismo en su toreo
Vicente Barrera es uno de los diestros con un toreo tan puro y clásico que el que lo ve disfruta y siente con lo que hace el valenciano. En su primera becerra mostró su estilo haciéndose con la embestida de la erala. Por el pitón izquierdo no le inspiró demasiada confianza y prefirió seguir toreando con el derecho, donde se sintió más a gusto. Sin embargo donde se pudo lucir más en la segunda becerra, a pesar del aguacero que cayó. El agua no consiguió diluir la inspiración de Vicente Barrera, sino todo lo contrario. Y es que parecía que las gotas que caían del cielo acompañaban a los muletazos del valenciano y a la embestida de la becerra. Todo un conjunto donde el más bello arte se desarrollaba en el ruedo.
Tienta de macho
Aparte de la tienta de dos becerras, también se tentó un macho, que al final fue aprobado por Juan Vidal para que se quede de semental en su ganadería.
El animal tuvo una gran nobleza. Y a medida que le iba aumentando la faena el becerro también se venía a más. ¿Cuándo una faena ha durado tres cuartos de hora?, pues eso fue lo que duró el novillo. Lo torearon Vicente Barrera y los matadores de toros Manuel Carrión y José María Fijo “El Ciento”. Cada uno estuvo cuarto de hora delante del novillo.
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