ir arriba

11 marzo 2010

Fernando Lomeña triunfador del I Certamen ‘Ciudad de Tobarra’

El pasado domingo, se celebró la final del Certamen de novilleros sin caballos ‘Ciudad de Tobarra’, en la que se lidiaba una novillada de Castillo de Montizón (Samuel Flores) de juego desigual, tan sólo al lidiado en cuarto lugar se le dio la vuelta al ruedo por su nobleza y bravura.
En total se cortaron diez orejas a cargo de los cuatro novilleros participantes. José Ignacio Rodríguez, de Albacete cortó dos orejas a su segundo novillo. David Moreno, de Toledo, dos apéndices en su primero y una en su segundo. Rubén Aparicio, de Ciudad Real, le arrancó las dos orejas al que salió en séptimo lugar. Y Fernando Lomeña, de Guadalajara, dos al cuarto de la tarde, al que se le dio la vuelta al ruedo y una al que cerraba plaza.
Tan sólo uno podía llevarse el trofeo que le galardonaba como el triunfador del certamen, y fue Fernando Lomeña el que se llevó el trofeo. Aparte del trofeo editado por la ciudad de Tobarra podía debutar con caballos en el certamen Puerta Grande, ese premio no sólo es para el triunfador, sino para los cuatro finalistas. Dependerá de ellos el dar un paso más en su carrera, y debutar con caballos en el próximo certamen organizado por Castilla-La Mancha Televisión.

Crónica
En dos ocasiones se fue hasta portagayola Fernando Lomeña para saludar con el capote a sus enemigos. No se conformó con ese saludo sino que también les dio una larga cambiada en el tercio para continuar con verónicas. Con banderillas en su primero muy desigual, y algo mejor en el que cerraba plaza. El temple fue el denominador común en sus dos faenas, y eso que el último embestía rebrincado. Mató de pinchazo y estocada al primero, y de dos pinchazos y una estocada, al último.
Quien igualó a orejas a Lomeña, fue el toledano David Moreno. Volvió a mostrar que con el capote torea como los ángeles. Con su primero en la muleta tuvo que realizar la faena por la derecha, ya que por el izquierdo se quedaba corto. Mató de dos pinchazos y estocada. Con su segundo, un novillo complicado, supo estar a la altura. Mató de igual manera que al anterior.
Muy buena técnica volvió a mostrar José Ignacio Rodríguez ante sus dos enemigos, pero de nuevo volvió a fallar con la espada, su gran talón de Aquiles, aún así consiguió tocar pelo en su segundo.
El peor lote de toda la novillada le correspondió a Rubén Aparicio. El de Argamasilla de Calatrava quiso brillar como la vez anterior pero sus enemigos le frenaron. Aún así volvió a dejar destellos de su particular arte, pero sin mucha brillantez. Su primero desarrolló mucho peligro, incluso sufrió una voltereta en la que afortunadamente no recibió cornada. Con su segundo, al que le cortó las orejas se quiso quitar la espinita.