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20 mayo 2010

Un manantial de toreo puro el de Aníbal Ruiz

La actividad en el campo por parte de Aníbal Ruiz no ha cesado durante el invierno, tan sólo en los meses que ha llovido, que el toreo en el campo se ha visto interrumpido, pero de nuevo se ha reanudado.
El campo después de las lluvias que han caído durante el invierno luce en su máximo esplendor. Las flores han brotado para darle belleza al paisaje y con ello el disfrute de los animales que viven en él, y del hombre que lo contempla. Bello es poco para calificar el paisaje que se divisa antes de llegar a la finca Los Manantiales propiedad del ganadero Laurentino Carrascosa, en el término municipal de Retuerta del Bullaque. Un paisaje digno de admiración cuando al llegar a la portada de la casa que da acceso a un patio cuadrado que engalana la fachada principal de la casa, con las cuadras y el porche por donde se pasa a la placita de tienta, todo ello cuidado al máximo detalle.
A primera hora de la mañana se personó Aníbal Ruiz en la finca Los Manantiales por invitación expresa del ganadero Laurentino Carrascosa. Son muchos los años que el diestro de Alcázar acude a tentar las hembras de este afamado criador de reses bravas.
Poco después acudió Laurentino Carrascosa, un caballero de los antes. Mientras que Aníbal Ruiz se cambiaba se charló de como esta el tema taurino en España. Una vez todos listos se pasó a la placita de tientas, donde las eralas fueron saliendo por los chiqueros.

Calidad
La calidad fue el denominador común de las becerras de Laurentino Carrascosa. A cada cual con más nobleza y raza. Dicen que los animales se parecen a sus dueño, estas vacas se parecen a su criador en la calidad que tienen, y en la nobleza.
Aníbal Ruiz disfrutó mucho con las dos eralas que llevan en su lomo el hierro de Carrascosa. Con ellas estuvo muy a gusto, toreando al natural con mucho temple, ligando las embestidas y aprovechando hasta la última arrancada del buen animal. Un toreo profundo con el que Aníbal Ruiz ha vuelto esta temporada. Ese que ya demostró hace un par de años, y es que la madurez de este joven está patente cada día en la plaza. Disfruta y hace disfrutar a todos los que contemplan su toreo. Ese toreo lleno de pureza en el que expresa su sentimiento.
Las mejores tandas que le imprimió a las eralas de Laurentino Carrascosa fueron las realizadas al natural. Unos naturales puros y limpios que de verse en una plaza de importancia le reportarían más de un contrato, pero de momento, sólo los privilegiados los pueden disfrutar en el campo. Donde el toreo es mucho más íntimo. Donde el silencio reina por doquier. Donde el mugir de la vaca estremece, y donde la voz del torero al citar a la erala se escucha con tanta claridad. Sin olvidarnos la voz del ganadero que indica donde se debe colocar la vaca para que acuda presta al caballo, o cuando se debe coger la muleta y torearla, puesto que ya está vista. Las notas del ganadero es otro de los pasos que se realizan durante la tienta, esas notas que sólo él sabe.

1 Comments:

Blogger Higorca Gómez Carrasco said...

Para ser maestro en el toreo, se nace y luego se hace, el ha sabido unir las dos cosas ¿que más puede pedir?
Un abrazo

19:59  

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