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21 agosto 2010

El toreo de Manuel Jesús El Cid salva una tarde sosa por el ganado

La pocas fuerzas del ganado dieron al traste con las ilusiones de los espadas, tan sólo Manuel Jesús ‘El Cid’ consiguió abrir la puerta grande por su gran toreo al segundo de la tarde. Ni Aníbal Ruiz ni Talavante lo consiguieron.
no hubo suerte con el ganado, las expectativas eran muchas, ya que en años anteriores esta ganadería había traído algún toro de éxito. No ha sido así este año, en el que los toreros se han dado de bruces ante un ganado flojito.
El primero que salió por chiqueros tuvo que ser devuelto al mermar sus fuerzas al toparse con el burladero. Aníbal Ruiz lo cuajó muy bien a la verónica, pero eso es lo que se le pudo sacar. En el primero bis, volvió a recetar un ramillete de bellas verónicas donde el temple fue lo más destacado. Lástima que en la faena de muleta el toro no tuviera la misma constancia, ya que la faena tuvo sus altibajos, y eso que el de Alcázar intentó hacerle las cosas muy bien. Con la espada no tuvo su tarde y escuchó un aviso.
En su segundo, salió con muchas ganas puesto que se estaba jugando mucho, y de nuevo se topó con un toro poco colaborador. Lo recibió de larga cambiada para continuar lanceando a la verónica. Con la muleta estuvo valiente Aníbal aguantando mucho al astado, ya que tenía una embestida incierta. De nuevo no brilló con la espada.

Lo mejor de la tarde
Con mucha cadencia lanceó Manuel Jesús El Cid a su primero, al cual lo supo cuidar mucho puesto que al principio de la faena tuvo que hacerlo a media altura, para ir metiéndolo poco a poco en su muleta y conseguir bajarle la mano. Lo mejor llegó por el pitón derecho donde pudo enganchar varias series. Al natural lo intentó pero ahí el animal no colaboró de la misma manera. Lo mató de una estocada que le sirvió el corte de las dos únicas orejas de la tarde.
De nuevo se volvió a ver el temple y la suavidad del de Salteras a la verónica, pero en eso quedó todo, puesto que pronto se acabaría, y por mucho que lo intentó El Cid no consiguió una faena de altos vuelos. Entró a matar dejando un metisaca y luego una estocada. Hubo fuerte petición de oreja, a lo cual la presidencia no accedió manteniendo una seriedad digna de alabanza, puesto que la faena no era para ser premiado, por consiguiente se llevó un fuerte abucheo.
Alejandro Talavante quedó inédito este año en Ciudad Real puesto que el lote que le correspondió no le dio posibilidades.
A su primero lo lanceó en el tercio con los pies juntos, con mucha despaciosidad, completó el saludo capotero con verónicas, chicuelinas y revolera. Al caballo lo quiso llevar galleando por chicuelinas, y tan sólo pudo dar uno, ahí el astado demostró su condición. Todo lo tuvo que hacer a media altura para no quedarse tan pronto sin toro. Hizo una faena de enfermero en la que no consiguió rematarlo con la espada puesto que pinchó en tres ocasiones para dejar una estocada al final.
El que cerraba plaza fue el más parado de todos. Muy sereno y templado en los lances. Fue en el capote en donde se pudo ver a Talavante, puesto que con la muleta volvió a quedar inédito. Intentó sacarlo doblándose con él pero el burel se paró pronto y tuvo que coger el estoque para abreviar. Mató de tres pinchazos. El público silenció su labor.
En los tendidos había mucha gente conocida del mundo del toro como los diestros David Mora y Carnicerito de Úbeda, los ganaderos Felipe Lasanta y José Luis Marín de la ganadería de Víctor y Marín, también Andrés Prado, otro de los ganaderos de la tierra. El banderillero Valentín Cuevas y algunos novilleros de la tierra como Emilio Bresó, Diego Gutiérrez Mora. En el callejón estaba el diestro Víctor Puerto junto con el ganadero Javier Gallego y José Ignacio de la Serna.