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12 agosto 2010

Pleno de Aníbal Ruiz con cuatro orejas en Pedro Muñoz

En una tarde noche templada los aficionados pudieron contemplar el toreo sereno del nuevo Aníbal Ruiz. Un diestro que a pesar de su veteranía Puede llegar a sorprender al respetable con un toreo profundo y a la vez exquisito.
Se abrió de capa con el primero de la tarde, un toro de la ganadería de Las Azores, al que le enjaretó una docena de lances cargando la suerte con la barbilla clavada en el pecho, donde se sacó al astado hasta los medios. Sea fue la tarjeta de presentación, la cual supuso el compromiso del público para con el de Alcázar de San Juan por su forma de interpretar el arte de Cúchares.
El toro más serio de la corrida fue magníficamente banderilleado por Óscar Castellanos. En la faena muleta Aníbal Ruiz consintió al toro e hizo que rompiera hacia adelante a base de temple, cualidad que desarrolló durante toda la faena. Las series más destacadas llegaron por el pitón derecho, puesto que también le pegó dos series por el pitón izquierdo más encajado, pero el astado se quedaba corto y buscando el cuerpo del torero. Lo mejor del trasteo a su primer ejemplar llegó en el cierre de la faena, donde se pudieron apreciar unas magníficas trincherillas con sabor añejo, donde a cámara lenta el toro tomaba la muleta del torero. Rubricó su obra de estocada casi entera y un descabello, a lo cual el presidente por la petición del respetable le concedió las dos orejas de su enemigo.
En el cuarto de la noche, salió muy dispuesto Aníbal Ruiz con el capote y aunque el toro le hizo un extraño con el capote, lo terminó cuajando en los medios como se pudiera apreciar en la faena anterior. Con la montera en la mano se fue hacia los medios para brindar su faena al respetable, que tantas muestras de cariño le estaba demostrando en la tarde noche. Comenzó la faena en el tercio a favor del toro, y a partir de la primera serie de derechazos la plaza enloqueció por el temple. Faena en la cual tanto toro como torero formaban una armonía en el ruedo digna de las grandes faenas. Desde un principio se vio que iba a ser un trasteo de cante hondo. Y así lo supo ver Aníbal Ruiz desde el principio, donde no escatimó nada para compenetrarse con el astado de Las Azores. Al llegar al pitón izquierdo el torero se hundió literalmente en la arena sin llegar a descomponer la figura, conduciendo al toro hasta detrás de la cadera. A partir de ahí las series se sucedieron al mismo nivel y fue cuando la plaza empezó a pedir el indulto, debido a la emoción de lo que estaban viendo. Terminó la faena con unos redondos característicos en los que imprimió muchísimo temple. Sonó un aviso que no inmutó al de Alcázar puesto que mató de pinchazo y una estocada en las péndolas, la que le valió las dos orejas con una fuerte petición de rabo, a lo que la presidencia no accedió.
La gente salió toreando de la plaza tras ver las dos faenas de Aníbal Ruiz. No es la primera vez en esta temporada que Aníbal deleita con su toreo a los aficionados, ya lo demostró en Añover de Tajo no hace más de 15 días, donde las cámaras de televisión Castilla-La Mancha fueron testigo esa tarde. Allí fueron tres las orejas que cortó Aníbal Ruiz, pero de gran peso, para el futuro de su carrera, puesto que estos triunfos le sirven para conseguir más contratos.
Ojalá se pudiera disfrutar del toreo de este diestro, debido al buen momento que está atravesando, en la feria de Ciudad Real, puesto que el año pasado consiguió abrir la puerta grande.

Por El Maletilla