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27 diciembre 2010

Presentación de Raquel Montero

La verdad es que Raquel no necesita presentación, ¿Pues qué aficionado de la provincia de Ciudad Real sobre todo, ¡y cuántos de Castilla-La Mancha! -e incluso cuántos en todo el ámbito taurino nacional- no conocen a Raquel Montero?

Raquel es una mujer que se ha hecho así misma, de una firme vocación, y, como todo autodidacta -ella lo es- de una inusual perseverancia. Trabajadora, inquieta, amable, sencilla, simpática y cariñosa; y, sobre todo una fervorosa, apasionada de la tauromaquia y su mundo.

Ella nos cuenta cómo en su tierna infancia (...apenas ayer, pues ya veis lo joven que es) se respiraba en el ambiente familiar de su hogar, el olor a lo taurino que su abuelo materno, y su propia madre, se encargaban de expandir... No olvida cuando por primera vez, su abuelo, impenitente aficionado, la llevó de la mano a presenciar el apartado de una corrida en la Plaza de Toros de Ciudad Real. Como tampoco puede olvidar aquella última tarde en la que Francisco Rivera Paquirri -a quien admiraba de niña- toreó en esta plaza. Pues la misma temporada, al poco tiempo después, encontraría la muerte en el coso de Pozoblanco.

Considerándola demasiado pequeña, su abuelo no se decidía aún a llevarla a los toros. "A partir de entonces (así nos lo cuenta ella) a medida que iba creciendo, todos los años procuraba ahorrar para poder presenciar una de las corridas de la feria de Ciudad Real. Una sola corrida, sí, "Y ya de mayor, en mi primer año de reportera profesional -nos dice satisfecha y orgullosa- bien me saqué la espina: en la feria de mayo de 2003, en Puertollano, comencé asistiendo a las corridas, y no me perdí festejo que se diera aquella temporada por la provincia de Ciudad Real...".

Reportera taurina desde el año 2003, ha venido desempeñando su labor profesional para el suplemento taurino de El Día de Ciudad Real con un ejemplar celo vocacional y una extensa e intensa dedicación. Afectada su empresa por la fatídica crisis económica, su periódico se ve en la necesidad de darle el cese en el trabajo, justo en estos últimos meses de este año de 2010. En este período que va de 2003 a 2010, relativamente corto (escribiendo en principio artículos de opinión y realizando entrevistas a novilleros, para, posteriormente, pasar a los reportajes y realizar entrevistas con toreros relevantes) Raquel le imprime tal impulso al suplemento de los jueves que consigue, en claro, en notorio incremento de sus lectores, llegar hasta el número 348.

Con el cese de Raquel Montero en El Día de Ciudad Real desaparece el suplemento taurino y, por consiguiente, el gran número de lectores aficionados queda ayuno de noticias al respecto, si bien el mayor vacío viene dado por la ausencia de Raquel, la entrañable reportera...

Durante su vigencia, los aficionados de aquellas provincias de Castilla-La Mancha hasta las que llegaba "El Taurino" recibían puntualmente las noticias acercándose cada jueves a su quiosco, ya ante una necesidad, como era la de retirar el periódico, deseosos de conocerlas; especialmente la afición de Ciudad Real, ansiosa de saber de sus toreros, pues en torno a ellos giraba la mayoría de la información...

Si como defecto tomamos la predilección que siempre tuvo Raquel por sus toreros, especialmente los de su provincia, habrá que decir que ese sí fue siempre un gordo defecto suyo; si bien jamás se le puede achacar la mínima acritud o el juicio injusto, ni siquiera severo con ningún otro diestro tuviese el nivel artístico y profesional que tuviese. Ni un solo reproche a la conducta del torero ni dentro ni fuera de la plaza. Siempre fue humilde y generosa para con todos. Pues tal es la confianza que en ella ponen y el cariño que todos le tienen que no dudan en hacerla partícipe o conocedora directa de sacrificios e ilusiones; de satisfacciones e íntimos malos tragos... Pocos periodistas como Raquel conocen de primera mano los injustos entresijos del mundo del torero; y es quizá por ello que siempre les dispensará un trato justo, amable y generoso. ¡¡Cuánto pedante periodista (por prestigioso y acreditado que lo sea) ignora lo que ella puede saber de primera mano...!!

Puede Raquel sentirse además ufana de lo que tal vez ningún otro colega de la información pueda presumir. Como cualquier diestro de la tauromaquia, está en posesión de lo que ellos, los toreros, llaman con orgullo una "medalla": la indeleble cicatriz de una cornada lleva grabada en su cuerpo. En la temporada del 2006, en una novillada mixta que se celebraba en Pozuelo, cuando desempeñaba su labor en primera línea de peligro, un novillo que se saltó al callejón le infirió una grave cornada de la que tardó no poco tiempo en recuperarse. Aquella tarde, como un torero más, Raquel dio pruebas de su casta cuando intentaban separarla de su trabajo...

A la vez que llevaba adelante su labor en el periódico, mantenía en internet un bonito blog taurino visitado por un infinito número de aficionados. Para quienes lo ignoren nos complace decirles que aún pueden visitarlo. Su nombre es el de GIRALDILLA. En su cabecera, unos versos de Pepe Ayuga:

Pellizco de puño y letra,
reflejo y saber torero,
futuro para la fiesta,
escribe Raquel Montero.

En un cuaderno de sonetos a los toreros de "Llanomojao", El Mayoral escribe de ella:

Giralda mora Giraldilla
calidoscopio del arte
torera luz que reparte
el lance por seguidilla.

Ojo avizor a la gesta
es su cámara un tesoro
para recoger del toro
lo más bello de la fiesta.

En cada instante torero
que la artista ha recogido
pellizco de alma cedido
¡Olé por Raquel Montero!