No se puede torear mejor y más
bonito como lo ha hecho Iván Fandiño en la tercera de Feria. Puso el broche de
oro, a un serial que fue de menos a más. Y es que cuando se torea de verdad,
cuando uno se entrega, cuando disfruta de su profesión, es indiscutible que
llega a todo el mundo. La prueba estuvo en que Fandiño levantó al público del
tendido con su toreo puro.
Salía el tercero de la tarde y
ahí estaba Iván Fandiño esperándolo. Desplegó su capote y se puso a lancear muy
despacio, con la barbilla pegada en el pecho, toreando a la verónica como los
ángeles. Dejó un ramillete de verónicas para rematar con una media de cartel de
toros. La primera ovación con fuerza que se dio tras el primer tercio. Jarocho
se desmonteró tras dos grandes pares. Faena de comienzo apoteósico que levanta
al público de sus asientos. La faena promete. Y vaya si prometió, sobre todo
con la mano izquierda. Que naturales, con que hondura y profundidad, sin
olvidar en ningún momento el temple y esa mano baja. Naturales de los que gusta
al buen aficionado. Así de fácil y bonito lo hizo Fandiño. Y parece que esto
del toreo es fácil, pero no todas las muñecas hubieran logrado lo que logró
Iván Fandiño en la última de Feria. Porque cuándo se torea de verdad, cuándo se
engancha a los toros desde delante y se lleva largo, se disfruta. En esta
ocasión el torero pone a todo el público de acuerdo. Mata de estocada y recibe
dos orejas muy merecidas.
Con su segundo se tuvo que
inventar la faena prácticamente puesto que el de Miranda y Moreno era un toro
que mostró muchas dificultades. Y es que Iván no es de esos toreros que se deja
ganar la partida. Es un torero que lucha por estar cada día mejor. Un torero
perfeccionista. Fandiño vino a Ciudad Real a recalcar que es una de las
primeras figuras del escalafón, estando por encima de las figuras. Fandiño es
de esos matadores de toros que tienen vergüenza torera. Que se entrega al 200%
cada tarde. Revindicando el momento por el que está pasando, que es un gran
momento. Ayer creó afición, puesto que el público pudo disfrutar de una buena
tarde de toros con este diestro. Con el capote poco le dejó hacer el toro,
alguna verónica suelta sin poder repetir el saludo capotero de su anterior
enemigo. El astado se las traía, era de los toros que piden el carnet, y que
más de uno tira por la calle del medio sin miramientos. Muy firme estuvo
Fandiño con él, dejando dos tandas por la derecha con mano firme. Le supo dar
su tiempo y la distancia, pero aún así, el burel no quería tragar muleta.
Remató la faena con manoletinas muy ajustadas, siendo prendido, afortunadamente,
sin consecuencias. Entro a matar, cortando de nuevo dos orejas.
Abría cartel Manuel Jesús El Cid
que vino a Ciudad Real a por todas. Saludó a su primero a la verónica rematando
con una media con buen sabor. Realizó un quite con verónicas muy ajustadas. Al
de Miranda y Moreno le costó arrancarse, se lo tuvo que llevar El Cid a los
medios para comenzar la faena. Embestía muy rebrincado, tuvo que bajarle la
mano para ahormar ese defecto. Al natural no lo acusaba tanto. Finalizó la
faena con doblones. Dejó media estocada y tuvo que entrar a descabellar. Saludó
desde el tercio.
En el cuarto, flexionado lanceó a
la verónica para continuar con un ramillete de verónicas de mucho gusto,
rematada con una bella media. Quitó por tafalleras. Con la muleta toreó con la
mano desmayada, sobre todo un redondo al comienzo que arrancaron algún que otro
olé al final de la tanda. Con la mano muy relajada siguió toreando dejando una
faena maciza. Pases del desprecio al final. Estocada y oreja con petición de la
segunda, que el presidente se negó a dar, y de nuevo bronca.
El Fandi tan sólo consiguió
arrancar una oreja a su primer enemigo. Con dos largas cambiadas recibió al de Miranda y Moreno para continuar toreando a la verónica combinada con
chicuelinas. Galleó, también, por chicuelinas rematada con una media. En
banderillas, su plato fuerte, encandiló al respetable, sobre todo en el tercer
par al violín. En la faena de muleta comenzó en los medios, puesto que el toro
se le arrancó. Lo mejor de su actuación fueron los naturales que pegó. Estocada
algo desprendida y oreja.
La puerta grande se le escapó a
El Fandi por el toro. Un astado que se acabó muy pronto. Con el percal se fue
suelto, no lo quiso ni ver. Y con la muleta pronto se acobardó y se fue a
refugiar a tablas, dónde no le quedó otra a David Fandila que coger el estoque
y entra a matar. Pinchó en dos ocasiones para a continuación dejar una
estocada. Saludo desde el tercio.
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