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27 julio 2016

El ingenio de la clase obrera de Lope

No sólo en el mundo basta con tener dinero para conseguir todo lo que se quiere, también hace falta de inteligencia. Una inteligencia que logra su propósito en esta lucha de clases que nos ofrece Lope de Vega con su Villana de Getafe. Casi dos horas de representación que debido al calor sofocante que hizo en el Hospital de San Juan no permitió el disfrute completo del espectador.

Tener el privilegio de ver el making off media hora antes de que la función de comienzo, hace que veas el espectáculo de otro modo muy distinto. Sentada en tu butaca cuando se encienden las luces y los actores hacen acto de presencia, te viene a la mente que un rato ante, has sido testigo de lo que supone la preparación antes de entrar en escena.

Podemos llegar a creer que como cada noche representan la función que es algo que no necesita más preparación que la que en su día se tuvo, pero craso error, puesto que el trabajo ha de ser minucioso. Esta todo ensayado, preparado y listo para que nada falle durante las casi dos horas en las que la Joven Compañía de Teatro Clásico representa ‘La Villana de Getafe’ en el Hospital de San Juan.

Es detrás de bambalinas dónde se encuentra todo el vestuario que sacarán durante la representación, puesto que como mínimo dos hatos lleva cada personaje. Todo con un rigor y un esmero impecable. Aparte del vestuario esta la parte de utillería, con todos los complementos que van luciendo. Y claro con los encargados de cada puesto, en total más de treinta personas detrás de escena para que nada falle.

Los actores antes de comenzar hacen técnicas de relajación, para posteriormente ensayar alguna parte de la obra, y como colofón el calentamiento de voces, cada uno de una manera diferente. Es curioso verlos danzar cada uno por un lado, emitiendo sonidos diferentes, concentrándose e incluso haciendo yoga, según palabras de Tolo Ferrá, ayudante de dirección.

Claro que una vez que estas al otro lado del escenario, no te queda otra que disfrutar de lo que te ofrecen este elenco de actores jóvenes. Una obra que muy poco se ha representado a lo largo de los años y con la que se ha atrevido la Compañía Nacional. Una obra en la que muestra una lucha de poder que a día de hoy es más real que nunca. Ese poder en el que los ricos están inmersos y los pobres quieren llegar a alcanzar algún día.

Para ello nuestra villana, que en este caso Lope hacía referencia a que vivía en la villa de Getafe, logra conseguir su propósito y adentrarse en el mundo de los ricos. Con un montaje muy moderno en el que un bloque emulando unos contenedores es donde se desarrolla toda la acción. Lo que más llama la atención, aparte de la modernidad de la escenografía, es el ajuste en los videos donde aparecen distintos vehículos, como logran el efecto de realmente ser un coche de verdad.

Casi dos horas de espectáculo en el que se pudo disfrutar de una obra con muchos matices, en el que un taller de coches marca el inicio de la obra. Un comienzo muy original, y donde Inés urde todas las tramas para conseguir el amor de Don Félix dejando atrás a las posibles novias que el caballero quería agenciarse de la alta alcurnia. Como son Doña Ana y Doña Elena. 


Un calor soporífico quiso hacer acto de presencia durante toda la noche pero no mermó el ánimo del espectador que se mantuvo atento en su asiento durante toda la representación.