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09 julio 2016

Emocionante baile hacía Cervantes

La Compañía Nacional de Danza ofreció un espectáculo lleno de magnetismo que atrajo a los espectadores del AUREA. No hacía falta entender de danza para sentir y vibrar con lo que se desarrollaba encima del escenario. Don Quijote Suite ofreció la versión más seria del espectáculo, mientras Minus 16 fue la expresión hecha movimiento.

En realidad, no hacía falta ser un experto en danza clásica, para poder disfrutar de las dos funciones que nos ofreció la Compañía Nacional de Danza, dirigida por José Carlos Martínez. Era pura expresión lo que se vio sobre las tablas de la Antigua Universidad Renacentista. Un espectáculo que atraía con cada danza, en cada acto y sobre todo, en la colaboración del público que presto se dispuso a participar en la invitación que le brindaban los bailarines. Un espectáculo de goce y disfrute que te envuelve de tal manera que las palmas y los pies se mueven al son de la música en Minus 16.

Con motivo del 400 aniversario de la muerte de Cervantes la Compañía Nacional de Danza no le podía rendir mejor homenaje que representar una parte del segundo volumen de El Quijote como son las bodas de Camacho. La coreografía es de José Carlos Martínez que se inspiró en las versiones de Marius Petipa y Alexander Gorski para su Don Quijote Suite. La acción se centra en los amores tumultuosos de Quiteria y Basilio dejando a un lado al propio Don Quijote y Sancho.

Por su parte, en Minus 16 se vivió una representación muy novedosa que impactó por su propia excentricidad. En esta ocasión la coreografía corrió a cargo de Ohad Naharin. Impredecible fue cuando los bailarines salieron a por la gente del público, que gustosa les acompañó, imitando sus bailes y disfrutando de esa parte de la función.


Un buen trabajo realizado tanto por el director, coreógrafos y bailarines. Una sensación muy especial ver un clásico interpretado al son de la música. A Cervantes seguro que le hubiera emocionado, y mucho más en una fecha tan especial