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27 julio 2016

Riesgo peligroso de contagio en el AUREA

Si no quiere sufrir una enfermedad, de la cual no existe la cura, no se arriesgue a ver Cervantina de Ron Lalá. Puesto que, saldrá contagiado del brote de cervantina, que no es otro que: “ataque de risa inteligente, lucidez lúdica, ironía aguda y defensa de la libertad”. Con estos síntomas está garantizado un viaje al mundo de Cervantes, en el que la compañía Ron Lalá hace un recorrido por las diversas obras del escritor, encarnando más de 30 personajes.

Ver en cartelera el no hay entradas es porque la propuesta que se nos presenta es buena, en esta ocasión viene de la mano de Ron Lalá en coproducción con la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Con este aval el éxito está garantizado, y vaya que sí lo fue, desde el primer momento los aplausos espontáneos surgieron y las risas no podían faltar, todo ello gracias a la música, la poesía y el lenguaje escénico “ronlalero”.

Una apuesta garantizada si se sigue a esa compañía. En esta ocasión venían a presentar la obra Cervantina, un recorrido por las distintas obras del famoso escritor del siglo de Oro, Miguel de Cervantes. La propuesta, siempre enmarcada por la música, el humor y sobre todo la libertad con la que debemos sentirnos todos. Una libertad que muchas veces nos asfixia y de la que con esta obra sales lleno de ganas por conseguirla.

El texto junto con la música forma un conjunto en el cual van desarrollando parte de los libros como ‘El celoso extremeño’, ‘El viejo celoso’, ‘El coloquio de los perros’, ‘El hospital de los podridos’, ‘El licenciado vidriera’, ‘El retablo de las maravillas’, ‘La galatea’, ‘La gitanilla’, ‘Persiles y Seguismunda’, ‘Rinconeto y Cortadillo’, ‘Viaje al Parnaso’ sin dejar la gran obra como fue ‘Don Quijote de La Mancha’. Un recorrido con toques de actualidad y haciendo partícipe al público en su representación.

Cabe destacar la actuación de la musa con un vestuario muy llamativo que centra todas las miradas en el escenario, papel muy bien llevado por Iñigo Echevarría. Sin olvidarnos del propio Cervantes que lo encarna Álvaro Tato. Otro de los personajes que despierta más risas entre el concurrido público es el Monipodio, del cual se encargaba de llevar a escena Juan Cañas. Daniel Rovalher destacó con su Preciosa, al igual que lo hizo Miguel Magdalena con el papel de Leonora. Estos tan sólo eran unos pocos de los personajes que se representaron sobre las tablas de la Antigua Universidad Renacentista. Más de treinta estuvieron en escena durante los noventa minutos que duró la actuación.


Claro que una vez que terminó todo el respetable salió contagiado con ese mal pandémico que no tiene cura y del que tampoco queremos que se busque una medicina para librarnos de él. Puesto que la risa es la más sana de las enfermedades. Buen trabajo el de Yago Cáceres con esta obra 'Cervantina' con la que nos hemos contagiado.