Si no quiere sufrir una enfermedad,
de la cual no existe la cura, no se arriesgue a ver Cervantina de Ron Lalá.
Puesto que, saldrá contagiado del brote de cervantina, que no es otro que:
“ataque de risa inteligente, lucidez lúdica, ironía aguda y defensa de la
libertad”. Con estos síntomas está garantizado un viaje al mundo de Cervantes,
en el que la compañía Ron Lalá hace un recorrido por las diversas obras del
escritor, encarnando más de 30 personajes.
Ver en cartelera el no hay
entradas es porque la propuesta que se nos presenta es buena, en esta ocasión
viene de la mano de Ron Lalá en coproducción con la Compañía Nacional de Teatro
Clásico. Con este aval el éxito está garantizado, y vaya que sí lo fue, desde
el primer momento los aplausos espontáneos surgieron y las risas no podían faltar,
todo ello gracias a la música, la poesía y el lenguaje escénico “ronlalero”.
Una apuesta garantizada si se
sigue a esa compañía. En esta ocasión venían a presentar la obra Cervantina, un
recorrido por las distintas obras del famoso escritor del siglo de Oro, Miguel
de Cervantes. La propuesta, siempre enmarcada por la música, el humor y sobre
todo la libertad con la que debemos sentirnos todos. Una libertad que muchas
veces nos asfixia y de la que con esta obra sales lleno de ganas por
conseguirla.
El texto junto con la música
forma un conjunto en el cual van desarrollando parte de los libros como ‘El
celoso extremeño’, ‘El viejo celoso’, ‘El coloquio de los perros’, ‘El hospital
de los podridos’, ‘El licenciado vidriera’, ‘El retablo de las maravillas’, ‘La
galatea’, ‘La gitanilla’, ‘Persiles y Seguismunda’, ‘Rinconeto y Cortadillo’,
‘Viaje al Parnaso’ sin dejar la gran obra como fue ‘Don Quijote de La Mancha’.
Un recorrido con toques de actualidad y haciendo partícipe al público en su
representación.
Cabe destacar la actuación de la
musa con un vestuario muy llamativo que centra todas las miradas en el
escenario, papel muy bien llevado por Iñigo Echevarría. Sin olvidarnos del
propio Cervantes que lo encarna Álvaro Tato. Otro de los personajes que despierta
más risas entre el concurrido público es el Monipodio, del cual se encargaba de
llevar a escena Juan Cañas. Daniel Rovalher destacó con su Preciosa, al igual
que lo hizo Miguel Magdalena con el papel de Leonora. Estos tan sólo eran unos
pocos de los personajes que se representaron sobre las tablas de la Antigua
Universidad Renacentista. Más de treinta estuvieron en escena durante los
noventa minutos que duró la actuación.
Claro que una vez que terminó
todo el respetable salió contagiado con ese mal pandémico que no tiene cura y
del que tampoco queremos que se busque una medicina para librarnos de él.
Puesto que la risa es la más sana de las enfermedades. Buen trabajo el de Yago
Cáceres con esta obra 'Cervantina' con la que nos hemos contagiado.
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