En el cuatrocientos aniversario
de la muerte de Cervantes todo son obras a su persona. En concreto la Conquista
de Jerusalén que se la atribuyen a él. El Espacio Miguel Narros da cabida esta
obra con una mini Jerusalén en el centro del escenario que hace las veces de
tierra cristiana y mora. Las distintas escenas van separadas por música, para
ubicar al espectador en cada tramo.
Una de las últimas obras que se
representaban en esta 39 edición del Festival de Almagro que ha tenido un
contenido de gran calidad en la mayoría de las obras. Por ello, el listón
estaba muy alto y las exigencias a esas alturas del Festival, mucho más. Una
obra en la que la comedia no llegaba a calar al espectador, puesto que más bien
lo que transmitió fue dureza. Dureza de una realidad en la que Jerusalén fue
asediada y por ello no se describe como algo cómico, sino más bien serio.
Buena interpretación del elenco
de actores en la que los textos eran duros. Contando con el apoyo de cinco
músicos minstriles y un conjunto vocal de cuatro voces que van introduciendo
los distintos ambientes de la obra. La trama en sí aparte de la conquista por
esa ciudad de dos mundos diferentes es el enredo de amor en el que Tancredo es
protagonista. Está enamorado de la mora Clorinda y a la vez, la princesa
Herminia que tuvo prisionera está enamorado de él. Un enredo amoroso que no
termina nada bien.
Maravillosa la reproducción en
medio del escenario de una ciudad amurallada la de Jerusalén, que al abrirla te
abre las puertas a la ciudad donde habitan los judíos, y si afilamos más y le
damos un giro al montaje nos encontramos en el palacio judío. Muy bien diseñado
todo.
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