Carlos Aranda, con tres orejas y Fernando Tendero con dos,
con sendos novillos de vuelta al ruedo, de la ganadería fernanduca de Víctor y
Marín, fueron los protagonistas del Lunes de Pascua, en Carrión de Calatrava.
Antonio Linares quedó inédito por el mal uso del acero.
La temperatura acompañaba a la tarde, el sol estaba servido
en lo más alto, calentando los tendidos y al respetable, pero más se calentaron
al ver el espectáculo que se mostró en el albero. Seis jaboneros con los que se
pudo disfrutar de una gran tarde de toros, de las que en pocas ocasiones se
conjugan tantos factores, en el que la nobleza y la calidad han sido el
denominador común que el ganado ha ofrecido.
El apetito y la sed de torear la trajo Carlos Aranda, con un
toreo muy diferente al que nos tiene acostumbrados. Un toreo con la esencia del
aroma de Manuel Amador, que desde la barrera daba las órdenes pertinentes al
joven novillero. Aunque pocas correcciones le podía hacer cuando se torea con
un novillo que tiene una gran clase. Al que se le hacen las cosas solas. Desde
el primer momento hubo un claro entendimiento entre el torero y el novillo.
Acople de embestidas por ambas partes. Destacar el buen toreo al natural que
realizó al final de la faena en el que el respetable vibró con lo que estaba
viendo. Y disfrutó a gran escala. Un pinchazo que dio paso a una estocada un
pelín trasera, completaba su obra de buen trazo. Dos orejas que pudieron ir
acompañadas de la vuelta al ruedo del novillo que fue ovacionado en el arrastre
por su clase.
Al sexto le arrancó una oreja, esta vez sí hubo vuelta al
ruedo para el de Víctor y Marín. Es una maravilla cuando se ve que un novillo
se arranca desde lejos y obedece a los toques de su matador. Doble disfrute es,
si encima, va humillado. De nuevo Carlos Aranda paseó por el albero la nueva
técnica adquirida. Muletazos de gran trazo y con detalles muy toreros para
rematar las tandas. Estocada al encuentro que quedó un poco perpendicular al
arrancarse el novillo.
Fernando Tendero paseó dos orejas del cuarto de la tarde. Un
novillo que fue merecedor de la vuelta al ruedo, e incluso, si afinamos un
poquito más, de ser indultado por la extraordinaria condición que demostró a lo
largo de la faena. Conexión entre toro, toreo y público. Un novillo con mucha
calidad que le permitió a Tendero realizar su toreo más sentido. Con ese
‘quejío’ que los grandes dejan tras una buena obra, puesto que los mimbres son
de una gran condición. Algún muletazo le pudo haber sacado puesto que el animal
respondía a los toques de su muleta. Mató de estocada un pelín tendida que tuvo
que coger el descabello.
Con su primero no tocó pelo al fallar con la espada, pero
recibió la calurosa ovación del público, que entendió el esfuerzo que había
realizado con el novillo tanto con el capote como con la muleta, entendiendo la
embestida que le regaló el astado.
Por su parte, Antonio Linares no tocó pelo. Voluntad no le
falta al joven torero que anduvo bien con sus dos novillos pero el mal uso de
la espada emborronó su obra. Dos bajonazos que afearon todo lo que hizo con la
muleta. Tuvo enemigos con buenas cualidades para demostrar por qué es torero.
Aunque no paseó ninguna oreja sus compañeros lo acompañaron en la salida de la
plaza. Un gesto que les honra, puesto que los tres estuvieron a la altura del
festejo que se pudo disfrutar en Carrión de Calatrava. Lo mejor: ver los
tendidos llenos.
Ficha del festejo.
Se han lidiado seis novillos de la ganadería de Víctor y
Marín, nobles y de gran calidad, vuelta al ruedo al cuarto y sexto.
Fernando Tendero, saludos tras ovación en el tercio y dos
orejas.
Antonio Linares, silencio en ambos.
El novillero Carlos Aranda, dos orejas y oreja.
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