Hervidero de ilusiones ante el
estreno más esperado de la Compañía Nacional de Teatro Clásico después de
varios años privando a Almagro de tal honor. La 40ª edición del Festival
Internacional de Teatro Clásico de Almagro era motivo más que importante, para
que la compañía que dirige Helena Pimenta, inaugure el mes de magia que depara
este año la ciudad encajera, dejando un buen sabor de boca en el espectador.
Cuando se funden tantas
ilusiones, tantos anhelos y tantas esperanzas es muy difícil que la cosa salga
mal, todo lo contrario, tiende a fluir como los versos de Calderón lo hicieron
en el patio de butacas del Hospital de San Juan. Aunque, a veces, es importante
contar con factores externos, como puede ser la meteorología. Un año más ha
vuelto a repetirse la tónica de inaugurar con lluvia, y más si cabe, este año,
con el estreno en absoluto de ‘La dama duende’. Lluvia que hizo parar la
función a la hora y media de la representación. Un parón que supuso un mínimo
descanso para invocar a las alturas que cesará esa efímera lluvia y poder
terminar la función en ese día tan especial.
La obra nos sitúa en Madrid de la
época, un mapa indicando el lugar abre la escena y a partir de ahí el elenco de
actores aparece en escena con una coreografía que evoca a no perder detalle.
Una versión de Álvaro Tato en la que pretende que la conexión con el público
exista desde el primer momento. Cosa que cuesta en los diez primeros minutos,
bien sea por el sonido que ante tanta acción a veces se pierde o porque las
primeras leves gotas hicieran presagiar algo gordo.
Una vez que se coge el hilo a la
obra de Calderón, el espectador se adentra en un mundo en el que el sueño y la
realidad confluyen a partes iguales, en el cual el humor es parte fundamental
del texto. El elenco de actores de la mano de Helena Pimenta ofrece una versión
muy fresca en la que el escenario es cómplice de cada escena, detallando y
separando muy bien los espacios en los que se desarrolla cada acción.
La comedia que se escenificó
ayer, en el Hospital de San Juan, que estará hasta el próximo 16 de julio, es
una crítica a la sociedad de la época en la que fue escrito el texto. En la
que, una mujer por ser viuda tenía que estar encerrada en casa. En esta
ocasión, doña Ángela, interpretada por Marta Poveda, desafía las reglas en las
que se ve subyugada por la situación en la que se ha quedado al enviudar. Su
ilusión es más poderosa que todo ello y se deja llevar por la libertad de
sentirse libre bajo una capa y volver a vivir, a enamorarse, a sentirse amada.
Saca a pasear el duende que cada uno llevamos dentro. La actriz nos adentra en
sus pensamientos descubriéndonos el conocimiento de uno mismo y sobre todo, del
amor. El contrapunto en escena lo marca Cosme, representado magistralmente por
Álvaro de Juan, criado de don Manuel. Con él en escena la diversión está
asegurada.
No hay que olvidarse del resto
del elenco que completan la trama, como son Rafael Castejón en el papel de don
Manuel, David Boceta como don Luis, Joaquín Notario es don Juan, Nuria Gallardo
hace de doña Beatriz, Paco Rojas es Rodrigo, a Isabel le pone el alma Cecilia
Solaguren y a Clara, Rosa Zaragoza. Todos ellos hacen que el verso fluya, la
escena se muestre ágil acompañada de una escenografía en la que apenas se notan
los cambios y que luce mucho. Buen trabajo en conjunto de todos. Cinco minutos
ininterrumpidos de aplausos y bravos son un aval más que suficiente para
invitar a los espectadores a soñar junto a ‘La dama duende’.
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