Cuando el prejuicio de las clases sociales está por encima de los sentimientos del ser humano, se desvirtúa el amor. El ingenio se agudiza siempre en las escalas inferiores para intentar aspirar a más. Y los de arriba caen en el engaño con tal de conseguir su objetivo. Este es el trasfondo que la obra de Lope, ‘El perro del hortelano’, se dibujó en las tablas del Hospital de San Juan. Una versión con una delicadeza sublime y una fuerza pasional.
Muchas versiones se han
interpretado de ‘El perro del hortelano’ de Lope de Vega. Aunque la versión de
Álvaro Tato nos sumerge en el Nápoles de la corte, con una delicadeza extrema
conjugada con una fuerza tremenda en cada uno de los protagonistas. Todo viene
marcado por la mano de Helena Pimenta que le imprime un carácter relevante a la
hora de desarrollarse la trama.
Abrir una obra con música al
compás de la coreografía de los actores es el sello de la Compañía Nacional de
Teatro Clásico, para romper con la acción que se va a desarrollar. La fuerza
con la que irrumpe en escena Diana, quiebra la imagen de la dama indefensa.
Cuando aparece con una espada al descubrir que hay intrusos en sus aposentos
que no son otros que su secretario Teodoro y su fiel criado Tristán. Una obra
envolvente que va tomando cariz y sumando la intriga a cada minuto que pasa.
El querer y no poder, el amar a
un hombre que no está dentro de su estatus social, la de enamorarse y no dejar
que su amado pueda disfrutar de las virtudes del amor a manos de otra. Como el
popular dicho que ni come ni deja comer. Eso es lo que se desarrolla sobre las
tablas. En la que destaca el juego escenográfico en la que a través de un cubo
con puertas secretas se van sucediendo la aparición de los personajes.
Cabe destacar la magnífica
interpretación de Marta Poveda, Rafael Castejón y Joaquín Notario, sin
olvidarnos de la veteranía y serenidad que le confiere Fernando Conde. Son el
eje y el motor de la obra. En la que giran el resto de los personajes. Esta
comedia atrapa al espectador desde el primer momento, puesto que transmite
hermosura, ternura, diversión, luz, oscuridad, es brutal y vibrante a la vez, a
la par que triste y alegre, mezclando aristocracia con popularidad.
Claro cuando Teodoro se enamora
de Diana se topa con el estigma social, para ello tiene a Tristán que urde un
plan magnífico para conseguir que su amo sea conde, para ello habla con el
Conde Ludovico, que da la casualidad que abandonó a un hijo y lo acoge sin
ningún reparo. De este modo los dos pretendientes de la condesa de Belflor
pierden su oportunidad. Al igual que la doncella Marcela que al final termina
con Fabio.
Final feliz al son de Ti amo para
recoger la clamorosa ovación que le tributó el público que acudió en la fresca
noche almagreña a disfrutar de dicho espectáculo. Es más asistir a ver la
Compañía Nacional de Teatro Clásico es sinónimo de opiniones conjuntas, de
aprobar lo que se goza en una noche mágica.
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