Tres toreros que bien pueden simular a tres actores con tres textos diferentes, cada cual con su obra. Y como recompensa una oreja para cada uno.
Almagro tiene un halo especial, tal vez al ser la cuna del Teatro Nacional, estar un mes entero escenificando las obras de nuestra literatura del Siglo de Oro deja el ambiente con esa magia para todas las artes. En esta ocasión para el toreo. Tres toreros que bien pueden simular a tres actores con tres textos diferentes, cada cual con su obra. Y como recompensa una oreja para cada uno.
Si en actos tenemos que dividir la tarde, lo haremos en tres actos, en los tres en los que los toros se han dejado, han dado opciones a los diestros para poder realizar su toreo, aunque ha habido un cuarto acto que lo podemos catalogar de obra corta, ya que no ha tenido el guion de una gran obra, el final no se ha escrito como el respetable hubiera deseado. El triunfo se ha evaporado con la espada.
La seriedad de la presidencia ha marcado la nota positiva. Un buen director para que todo se compute como es debido, sin dar trofeos de más ni de menos. Los justos. Premiando lo que se ha realizado en el albero.
Si ha habido una obra que ha destacado por encima de las otras es la de López Simón que volvía a hacer el paseíllo tras el triunfo del año pasado, el cual no ha podido redondear puesto que la espada no ha querido entrar en el que cerraba plaza. Con su primero ha dado un buen recital de toreo. Se ha abierto de capa en el saludo dejando unas verónicas de buen trazo y con la muleta ha vuelto a interpretar una faena de altos vuelos. Sin una buena rúbrica para conseguir un éxito mayor. En el que cerraba plaza, que brindó a su compañero Paquirri, lo tuvo que aguantar mucho, sin llegar a cuajar la faena que le hubiera otorgado la puerta grande. Hasta un aviso recibió por no acertar con el estoque, porque el toro no pasaba y el torero se cuidó de no salir prendido.
Juan José Padilla inauguró el esportón en su primero. Con él compartió banderillas con su compañero Paquirri al que también quiso brindarle el toro. Obra completa con este toro de Camino de Santiago que pudo expresarse con el capote, banderillas, muleta y estocada. Sin embargo, con el de cuarto del hierro El Ventorillo se lo tuvo que quitar de en medio pronto, abrevió faena puesto que no lo vio ni claro para banderillear ni con la muleta. Por mucho que lo macheteó, el animal no se sometió.
Paquirri por su parte no tuvo suerte con el segundo, por mucho que lo intentó con el capote ni una verónica le regaló. Y con la muleta tuvo que sacar los muletazos de uno en uno, pero aún así no logró su objetivo, ni llegó al tendido. Con el quinto se sacó la espinita y se pudo despedir de ese albero y de su público paseando una oreja por el redondel. Con el de El Ventorrillo pudo lucirse, tuvo posibilidades, lo mejor llegó por el pitón derecho.
Ficha del festejo.
Con casi media entrada se han lidiado toros del hierro de Camino de Santiago escurridos de kilos y de juego desigual, primero, segundo, tercero y sexto. Y del hierro del Ventorrillo, bien presentados el cuarto y quinto.
Juan José Padilla, oreja y silencio
Paquirri, silencio y oreja
López Simón, oreja y silencio.
Se guardó un minuto de silencio tras deshacerse el paseíllo.
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