Es difícil que dos conceptos tan importantes en el toreo, se
puedan ver en una tarde de toros. No por ello quiera decir que no se vean, a lo
que me quiero referir es que se conjugue en dos toreros, ya que uno solo puede
torear con arte y pureza. Esta tarde se ha disfrutado del arte que atesora
Curro Díaz y de la pureza que le imprime Diego Urdiales a su toreo. Dos toreros
que están en un momento cumbre de su carrera y que no han escatimado esfuerzo
en esta plaza para que la afición se vaya con un muy buen sabor. Por su parte,
Román tuvo que tragar mucho de sus enemigos pero eso no impidió que estuviera
asentado.
La tarde ha estado llena de matices. Matices que se
convierten en detalles que se observa y revuelan a tu alrededor para que captes
ese momento. Esos matices los han protagonizado los toreros y el público. Me
quedo con ese silencio respetuoso a la hora de entrar a matar los toreros. Con
esas ovaciones que han tributado a los subalternos en su buen hacer con el
capote o en banderillas, no por ello sinónimo de desmonterarse, ya que el único
que lo ha hecho ha sido Óscar Castellanos. Uno de los matices claves, lo ha
protagonizado Diego Urdiales, cuando Román intentaba matar al que cerraba
plaza, el astado no le dejaba pasar, lo ha intentado en varias ocasiones. Ha
llegado Urdiales, le ha dado cuatro consejos, y estocada certera. Detalles que
marcan, sin dejarnos atrás, el de colocar el propio Urdiales con su voz al toro
para su banderillero.
El fluir de un sentimiento en el toreo es un momento mágico
en el que se conjugan varios instantes que capta la retina humana. Ese segundo
llega al cerebro y se transmite a lo largo de nuestro cuerpo para erizar en
algún momento el vello. El sentimiento es único e indescriptible por ello
plasmar en palabras el arte de Curro se puede incluso escapar algo. Aunque lo
que no se escapa es el toreo al natural del cuarto de la tarde de Soto de la
Fuente. Esa majestuosidad a la hora de citar, de embarcar al toro en su muleta
y rematarlo. Todo ello bajándole la mano, mandando. Toreo con cadencia en el
que el torero estaba relajado y así lo ha transmitido. Dos orejas con petición
de rabo. Si ante el cuarto ha estado soberbio. Con su primero ha estado
importante, ya que el toro de Domínguez Camacho no se lo ha puesto nada fácil.
Aún así Curro ha estado por encima cortando dos orejas.
Poesía en movimiento es Diego Urdiales por su forma de andar
en el ruedo, con un sentimiento que recuerda a la torería de los matadores de
antaño. Tarde importantísima impregnada de la pureza en el más amplio sentido
de la palabra. Ese modo de torear tanto con el capote como con la muleta hace
vislumbrar faenas de altos vuelos. Así pasó con su primero de Soto de la Fuente
al que lo recibió flexionado con el capote recogiendo las embestidas dejando
una media de bella factura, al igual que el quite por verónicas. Ese temple al
natural, toreando despacito y saliendo andando de cada tanda, con elegancia y
clase calaron en el tendido. Primera oreja. En el quinto destacar su toreo de
capa en el quite por chicuelinas. La faena cogió altos vuelos cuando tomo la
muleta en la mano izquierda. Naturalidad al poder con profundidad y sentimiento
hondo. Apoteósico final al natural. Dos orejas.
Román solo paseo una oreja por el coso “Las eras de Marta”,
oreja que cortó a su tercero a base de jugarse el tipo, en una ocasión se le
coló rozando su taleguilla por la barriga, a pesar de ello no se arrugó y dio
la talla con el de Soto de la Fuente. Otra historia fue la que vivió con el de
Domínguez Hernández que por fallar a espadas no pudo saborear las mieles del
éxito.
Al final el paseíllo se guardó un minuto de silencio en
memoria del diestro José Tomás Reina Rincón con motivo de los quince años de
alternativa.
Ficha del Festejo
Con un tercio de entrada se han lidiado toros de Domínguez
Hernandez (primero, quinto y sexto) y Soto de la Fuente (segundo, tercero y
cuarto) de juego desigual y muy bien presentados.
Curro Díaz, dos orejas y dos orejas con petición de rabo.
Diego Urdiales, oreja y dos orejas.
Román, que sustituía al herido David de Miranda, oreja y
ovación.
En banderillas se desmonteró Óscar Castellanos en el primero
de la tarde.
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