Encantado a la par que fascinado salió el público del Palacio de los
Oviedos tras la magnífica actuación de la compañía de Rafaela Carrasco. ‘Nacida
Sombra’ conquistó a los presentes, acunados bajo el manto de estrellas que lucía
en el cielo de Almagro, para ver una actuación de pura seducción encima de las
tablas. De pie entre oles y bravos despidió el espectador a los artistas.
Pocas veces sucede, en contadas
ocasiones, aunque bien es cierto que hay espectáculos que desde el primer
momento llegan al alma y por ende no deseas que se acaben. Te hechizan con la
magia que desprenden, eso pasó con ‘Nacida Sombra’ donde a más de uno le
pasaría que los pies y las manos se irían al son de la bulería, el taranto o la
soleá. Y no es para menos puesto que ver bailar de la forma que lo hicieron
Rafaela Carrasco, Florencia O’Ryan, Carmen Angulo y Paula Comitre evocaba a eso
a ponerte a bailar a su lado, aunque claro está la diferencia iba a ser
notable. Lo mismo pasaba cuando la música y el cante hacían su aparición, esas
manos cohibidas por no poder unirse al son de la melodía.
La luna creciente que lucía en el
firmamento fue testigo de la interpretación que hizo la compañía de Rafaela
Carrasco, cuatro mujeres que representan las cuatro lunas. Cuatro mujeres
importantes del Siglo de Oro español e hispanoamericano como fueron la mística
Teresa de Jesús, la novelista María de Zayas, la actriz de corrales de comedia
María Calderón y la rebelde sor Juana Inés de la Cruz. Mujeres libres y
valientes que alzaron la voz en un siglo donde trataban de enviarlas a la
sombra.
La palabra se conjuga con el
flamenco y la danza española en este espectáculo sin igual. La voz en off de
Blanca Portillo narra las cuatro cartas que se escriben entre sí las
protagonistas, enlazando una historia con otra. Cada una de ellas expresa con
su baile la interpretación de las cartas. “Esta noche nuestra Teresa os sueña”
no sólo nos sueña Teresa en la esencia de Rafaela Carrasco sino que todos la
soñamos a ella. Como en el Romance a Florencia O’Ryan siendo María de Zayas. En
los fandagos, Paula Comitre como la Calderona o en la Guajira, Carmen Angulo de
Sor Juana Inés de la Cruz.
La danza no encerraría esa magia
sino estuviera rodeada de buena música como en esta ocasión estuvo acompañada
en la guitarra por Jesús Torres y Juan Antonio Suárez “Cano” junto con los
cantaores Antonio Campos y Miguel Ortega que nos ofrecieron un espectáculo único
en todos sus palos como la seguiriya “Amadas
Sombras”, el taranto , la bulería
“En el camino”, Las cantiñas “Ensoñación de Teresa” y la soleá “Nacida Sombra”. Sin olvidarnos de la
percusión “Corral de Comedias” o el
vals “En Palacio” y las voces “El rezo”.
Para que toda obra consiga su
propósito detrás de ella hay una dirección y una dramaturgia. En esta ocasión
se han juntado Rafaela Carrasco y Álvaro Tato para crear esta criatura de tan
imponente potencial. Con un escenario, obra de Carolina González, en el que dos
paneles reflejan la sombra de las bailaoras mientras que danzan, y al fondo una
cortina donde se ven imágenes en 3D mientras se narran las cartas que salen de
un baúl que va itinerante y donde aparecen símbolos de cada una de ellas, como son
las plumas para escribir y el escenario del Corral de Comedias. Un vestuario
sencillo y bonito de Belén de la Quintana para interpretar a cada una de las
mujeres en la que destaca el rojo de Teresa de Jesús.
Entres aplausos, oles y bravos se
fue la compañía de Rafaela Carrasco del Palacio de los Oviedos, con ese regusto
que dejan las cosas buenas, con ese arte que se derrocha por los poros de la
piel, y con esa bulería que surge del alma. Hoy pueden volver a verlo quienes
no lo han hecho y disfrutar de la esencia del arte en estado puro.
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