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29 julio 2018

“El teatro es el alimento del alma y la espiritualidad de una colectividad, de un pueblo”

Entrevista a Ignacio García, director del Festival de Teatro Clásico de Almagro

Este año más que nunca Almagro rezumaba Siglo de Oro por cada rincón de la ciudad. Un Siglo de Oro en el que nuestros autores más carismáticos han tomado el mando. Esa es la idea de Ignacio García como director del Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro. Tiene claro el objetivo para los cinco años que tiene firmados como director del mismo. Lo importante para él es el Siglo de Oro. El teatro aureo es el que va a reinar en la programación de cada año, puesto que en tanto en España como en Latino América tenemos escritores del Siglo de Oro para ser la cuna del teatro de Almagro. En su primer año, su trabajo se ha visto con creces, con una programación novedosa y variada que el público ha recibido muy bien. A pesar de ser su año de aprendizaje, ha tomado muy buena nota de los gustos de los espectadores, porque raro era el día que no se viera en el teatro observando. Como buen observador se augura que el año próximo nos volverá a sorprender y a dar en el gusto de más de uno con obras clásicas de nuestro Siglo de Oro, que se impregna del patrimonio cultural que nos ofrece Almagro en este mes de julio.

-Desde octubre de 2017 que fue nombrado director del Festival habrá tenido en mente muchas cosas para hacer, ¿se le ha quedado algo pendiente por hacer para este primer año?
-La verdad, las ideas fundamentales están todas expuestas. Lo que nos queda es desarrollarlas sin ir más lejos. Digamos que las cuatro ideas fundamentales que teníamos, se están cumpliendo. La defensa patrimonial, este festival tiene más Siglo de Oro que nunca, la historia y hay un Siglo de Oro muy amplio, con drama, con comedia, con auto sacramental, con mística, con picaresca, con música, con danza y con muchos textos conocidos y menos conocidos. Bajando la cuota de autores extranjeros para darle más protagonismo a lo que nosotros somos como Siglo de Oro. No un siglo de Oro español sino en español.
Esa es la segunda parte del proyecto que es la relación con América. Está clarísima desde el propio cartel de Botero hasta la programación. No sólo que están obras de Sor Juana  o de Juan Ruiz con La cueva de Salamanca, sino el concierto de Betty Garcés, el concierto de Melón Lewis, viene música ficta, Divino Pastor Góngora de México. La relación con América Latina va a ser una clave fundamental. Claro que aspiramos a más, pero estamos muy felices de este primer año.
La parte femenina del Siglo de Oro, este año está representada por Juan Inés, con María de Zayas, fue un gran éxito la producción. María de Zayas dirigida por otra mujer Ainhoa Amestoy, Sor Juana Inés de la Cruz dirigida por Pepa Gamboa, Amparo Pascual, Helena Pimenta, cerraremos con Sor Juana dirigida por Elisabeth Arciniega. No son declaraciones de intenciones, son actos que marcan unas líneas de programación que nos hemos planteado muy claras.
Luego la parte accesible e inclusiva nos parece muy importante. Que el teatro clásico sea accesible para todos los públicos y sea inclusivo. La ONCE ha colaborado muy generosamente, tuvimos una función en la plaza Romancero de un ciego con el grupo La Ruina, ‘De lo fingido verdadero’, con una adaptabilidad total para discapacidad visual, auditiva, discapacidad intelectual. Para personas con movilidad reducida todos los espacios son accesibles.
No niego que este año estoy conociendo Almagro desde esta óptica de la dirección que es distinta que venir como artista. Estoy conociendo mejor los espacios, mejor el público. Conociendo mejor lo que esperan de cada lugar. Confío en que podamos ir mejorándolo año tras año.
-¿Qué diferencia hay entre dirigir una obra a dirigir todo el Festival?
-Mucha, porque cuando haces una obra estás concentrado en la parte creativa de tu idea con respecto a un texto del Siglo de Oro. Es verdad que hay una cosa parecida, se trata de optimizar el talento de los demás. Se trata de poner en valor las capacidades artísticas de otros. Como director del Festival, lo que tenemos, junto a un fantástico equipo, primero que diseñar la filosofía del proyecto, hacerla posible y dar a todas las compañías su lugar y las mejores condiciones técnicas para que puedan venir. Informar adecuadamente al público para que sepan en qué se basa esta oferta, para que puedan elegir de todo lo que hay, que es mucho y es una maravilla, que se adapta mejor a su gusto y lo que ellos quieran que sea su experiencia de su manera de vivir Almagro.
-No cree que aún hay personas que vienen con un desconocimiento total de lo que han elegido para ver y a mitad de la obra se van.
- Sí, no tanto. Es algo normal, que si no le gusta lo que ven, se levantes y se vayan. Eso está dentro de los derechos de los espectadores. También está bien que el espectador arriesgue a ver una cosa que no sabe lo que es. Creo que la mayoría del público, y ahora que hay tanta venta anticipada, tan información en las redes y en los medios de comunicación, la mayoría del público sí sabe lo que viene a ver. Luego te puede sorprender en positivo o en negativo, pero en general sí saben lo que vienen a ver.
-Aún es pronto para saber un balance total en la venta de entradas, y más difícil aún compararlo con lo de otros años puesto que es su primer año.
-Es muy difícil compararlo con otros años en los que nosotros no programábamos. Es muy difícil compararlo con la edición 40 porque era una edición especial presupuestariamente y en condiciones promocionalmente. Estoy muy satisfecho porque los teatros se ven llenos, está viniendo mucha gente, hay mucho ambiente y sobre todo porque la apuesta filosófica la estamos cumpliendo. De convertir este Festival en el centro mundial del Siglo de Oro. Creo que en ocasiones se había diluido un tanto la personalidad con la presencia shakesperiana masiva y con otras cosas. Creo que hay que arriesgar, incluso sin conocer las cifras todavía, aunque haya una pequeña corrección en la presencia de público, no pasaría nada si estamos haciendo el Festival que tenemos que hacer y poco a poco vamos convenciendo a la gente de que el repertorio español también vale la pena y que el público venga. Aunque hubiera algún pinchazo, que siempre en todos los festivales hay algún pinchazo, no pasa nada. Lo importante es que la apuesta sea clara. También como señal para las compañías nacionales e internacionales de que este es un lugar eminentemente patrimonial.
-No le parece que este año, sobre todo en el Patio de Fúcares ha habido gente que se ha quedado con ganas de asistir, en especial para ver El banquete y La dama boba.
-Nos hubiera gustado programar más días algunas funciones pero no se podía por agenda. Por la de los actores y por la de la compañía. Esa es probablemente una reflexión que a lo mejor tenemos que hacer a futuro. Es decir, Fúcares era un espacio donde el año pasado se hacía After Classics y donde en todo el festival fueron aproximadamente 400 espectadores. Este año va a ser el triple de espectadores y aún así se nos queda gente fuera. Es difícil calcular a medida de dónde va a haber más demanda o menos demanda. Para nosotros era un gran paso adelante. Estoy en lo filosófico, más allá de que haya muchos más espectadores en Fúcares o menos en otro lugar, lo importante es que este año hay dos espacios del Festival programados por la Compañía Nacional, cosa que no había ocurrido nunca.
-Es cierto, antes sólo se podía disfrutar de una obra de la Joven en el espacio que tocara, y sin embargo este año, han traído más obras.
-Claro, este año ha sido una gran apuesto. Porque además filosóficamente yo creo en el modelo de Stratford, del Festival Shakespeare de Stratford, donde la Royal Shakespeare Company es un poco el alma del Festival y es quién marca la pauta de por dónde van los caminos de interpretación del repertorio. Tener cinco producciones y veintiocho funciones de la Compañía Nacional supone una apuesta muy fuerte por los dos lados. Por parte de la Compañía que generosamente programa todo eso en el Festival y por parte del Festival de asumir que una parte muy importante del Festival, de las ciento veinte funciones, veintiocho son de la Compañía Nacional, quiero decir una cuarta parte del Festival es  Compañía Nacional. Estamos muy contentos, no sólo porque la demanda es muy buena sino porque representa una manera muy poderosa, muy valiente y muy contemporánea de hacer a los clásicos.
-La Compañía aunque repita obra nunca defrauda puesto que la gente responde.
-Cuando una producción triunfa en un lugar regresa. Este año hay una larga gira de La dama duende van a ir al Piccolo Teatro de Milán vuelven a Madrid. No había ninguna razón para no regresar acá. Eso ellos lo entendieron igual que nosotros. Estamos muy contentos y hay muchísimo público para ver las funciones de La dama duende.
-Aparte de las obras de la Compañía Nacional, qué otras obras recomienda al espectador.
-Es difícil porque lo importante es adaptarse al gusto del público. El que quiera una versión para la familia tiene el Barroco Infantil. Quién quiera una visión de vanguardia tiene Almagro Off. Donde tanto en lo uno como en lo otro son muy buenas todas las propuestas que han llegado al Festival, porque vienen de un filtro previo que son los comités que seleccionan de las cincuenta y tantas propuestas, las seis que vienen al Barroco Infantil o de las cien que vienen al Off, las diez que participan. De manera que ahí la calidad está garantizada.
Si te gusta el teatro renacentista, tienes a Ana Zamora y Comedia Aquilana.  Si quieres una comedia está Moreto. Si quieres un proyecto más social está el Don Quijote de la tropa de Pereira. Si quieres metafísica teatral a primerísimo nivel europeo, La vida es sueño de Clément Poirée. Hay música, hay danza incluso dentro de la música, hay danza barroca y flamenco sobre textos del Siglo de Oro con el espectáculo de Rafaela Carrasco. Hay picaresca con Marcos de Obregón con la obra de Espinel.
Para nosotros es muy difícil y lo que tenemos que hacer es dar una oferta variopinta y de altísima calidad. Luego dejar que los gustos del público marquen hacía un camino u otro. Luego aprenderemos con la experiencia. También este año con el 40º aniversario, es cierto que el nombramiento fue en octubre pero mi toma de posesión fue el 1 de enero y el 16 de abril presentamos el Festival.
-Fueron pocos meses para trabajar.
-En tres meses y medio, en enero, febrero y marzo hubo que hacer la programación porque el 16 de abril estábamos presentando. Confío en que los próximos años, habiendo marcado ya claramente un camino este año de cuál es la identidad del Festival, tengamos más tiempo para también sumar más fuerzas de compañías nacionales e internacionales que estén abordando este repertorio.
-Este año tan sólo dos son las obras en idioma extranjero, la gente ante eso aún se asusta, al no conocer la lengua en la que recitan el verso.
-La gente se asusta. Históricamente en la tendencia del Festival es que lo exótico es muy atractivo para los medios pero para el público masivo todavía cuesta. Además, esto es una opinión personal, muchas veces hemos sido aspiracionales mirando a Europa con complejo y no hemos mirado de igual a igual a América y nos hemos creído el potencial que tenemos en un mundo de quinientos millones de hispano hablantes. Nuestra apuesta claramente es que Almagro sea un ejemplo de la relación también cultural, diplomática, política, económica que deberíamos tener con América, de igual a igual y estableciendo un camino de ida y vuelta que nos enriquezca a todos. Lo vemos en la venta de Macbeth que viene del Teatro Colón  o de muchos espectáculos que vienen que son extranjeros, grandes compañías internacionales pero en lengua castellana tienen muy buena demanda, con lo cual es un camino a futuro.
-¿Cómo ha surgido la idea de hacer un Karaoke barroco?
-Esa idea la vi en un festival en México hace tiempo, con textos contemporáneos y me pareció que era una buena iniciativa para llegar al público. Gracias a unir en España la universidad en línea y teatro de Babel en México han colaborado en esta iniciativa. Es una manera de acercar lúdicamente el teatro a otra gente. Tenemos la obligación de que el Festival tenga una parte innovativa y una parte popular. Parte gratuita en la plaza para el público, para quien entre función y función quiera disfrutar en la plaza sobre el Barroco o quien quiera ver una exposición tenga una oferta grande de ocio sobre el Siglo de Oro. Para convertir a Almagro en lo que decimos que es. Que es una reserva natural del Siglo de Oro, un lugar en el que el Siglo de Oro suena, se ve, se escucha y se siente por las calles. El karaoke nos parecía una iniciativa novedosa y atractiva para que también el público conozca las obras desde otro punto de vista. Va a estar un fin de semana como un programa piloto.
Este año queremos probar muchas cosas para aprender y después ver cómo funcionan mejor. O qué textos funcionan mejor o cuales peor. Qué horarios funcionan mejor y cuales peor. Estamos en fase de aprendizaje, vuelvo a repetir, hace apenas seis meses que hemos entrado a dirigir el Festival.
-El balance de estos seis meses, cuál sería.
-Maravilloso. Creo que dirigir el Festival es el mejor trabajo del mundo. Es agotador. Muy intenso. Todo es intenso, porque hay que elegir las obras, hay que contratarlas, hay que hacer la parte técnica, hay que difundirlo. Este año también hemos hecho un gran esfuerzo en contar lo que es Almagro en América, en Europa pero es muy bonito. Es muy cansado y muy gratificante al mismo tiempo.
-¿Qué tiene Almagro que no tengan otras localidades?
-Todo. Un patrimonio histórico artístico único. Un Corral de Comedias que cumple 390 años. Un ambiente formidable, respetuoso, cultural, positivísimo. Una ciudadanía entregada al teatro y que engalana el municipio maravillosamente para que la gente disfrute paseando por las calles. Una hostelería y hotelería que acoge maravillosamente a los visitantes. Una tradición de 41 años defendiendo más que en ningún lugar del Siglo de Oro y el teatro clásico. Yo digo que es un milagro, que una localidad de nueve mil habitantes se transforme en el centro mundial del Siglo de Oro es milagroso. Es gracias a muchos apoyos de compañías, de un patronato espléndido que apuesta claramente por el Festival, de voluntarios, de trabajadores, de instituciones, de sponsor… Eso no lo tienen muchos lugares. Y sobre todo, un lugar dedicado con devoción a un patrimonio como el del Siglo de Oro como Almagro no lo hay en el mundo.
-Este año me ha chocado más que ningún otro año que hay padres que llevan a sus hijos al teatro desde bien pequeños, ¿es bueno que le vayan inculcando desde esa temprana edad esa devoción por el teatro clásico?
-Es buenísimo para hoy y para mañana. Es buenísimo porque un mundo en el que a veces las ofertas de ocio son muy banales, muy estúpidas, muy superficiales poder ver una obra de teatro en familia sobre un texto clásico, que permita a la familia disfrutar juntos, pero también pensar y hablar sobre temas importantes de la vida. Es una manera de crear mejores ciudadanos, sin ninguna duda. Además seguro que despierta vocaciones al futuro, o como actores, o como directores, o como espectadores. No importa, en cualquier caso, lo que sí va a hacer es mejores ciudadanos.
A veces no valoramos eso. Cuánto le aporta el municipio al Festival en cuanto al entusiasmo de los ciudadanos, y cuánto les aporta el Festival a los ciudadanos en cuanto al valor que tienen las ideas. El valor que tiene que haya un director francés, que vaya a venir gente de Australia, de Estonia, de Polonia y que viva por las calles de Almagro y que conviva con la gente de aquí. El hecho que desde niños puedan ir a ver en el teatro las mejores compañías del mundo. A decirles los grandes clásicos. Cuánto le aporta a la ciudadanía de Almagro que Calderón les diga: “Más sea verdad o sueño, obrar bien es lo que importa”. Que les haga reflexionar sobre la necesidad de hacer una sociedad más justa, más ecuánime y mejor. A veces valoramos todo. Por eso yo me niego y quiero cambiar la tendencia a valorar el Festival en cuanto a cuánta cerveza más se vende o cuánta es la ocupación hotelera. Que son datos importantes pero creo que la importancia del Festival va mucho más allá. Cuánto vale el lazo cultural con América y con Colombia que hemos hecho este año.
-Justamente es eso que dice, ahora la sociedad ha perdido la esencia de coger un libro y leerlo, con tanta tecnología se olvidan un poco de la cultura.
-Los valores del Siglo de Oro. En el Quijote está la justicia. En La Vida es sueño está la libertad. En Fuenteovejuna está la dignidad, la compasión, la cercanía, la honorabilidad. Son valores importantes. Probablemente la política del país y los valores del país se han ido al traste porque no se ha sabido conservar algunas ideas que no son ni de ayer ni de hoy, que son de siempre. Los clásicos nos dan esa oportunidad y por eso tenemos que ser capaces de ponerlo en valor y necesitamos mucho la ayuda de los ciudadanos, de las compañías, de los medios de comunicación para contárselo al mundo. Creo que muchas veces en España nos puede la timidez o el complejo, no sé cómo explicarlo, algo que nos impide gritar a los cuatro vientos las cosas positivas que tenemos en nuestro país.
Los italianos llevan muchas décadas vendiendo aceite de oliva, queso y en esta tierra que hay un magnífico aceite de oliva y un magnífico queso, hemos tardado mucho en venderlo, porque como ya nos lo comemos parece que no hay que contarlo. Es importante contarlo. Es importante transmitirle al mundo los valores del tipo de vida, el tipo de cultura que tenemos, el valor que tiene nuestra lengua en la relación con América.
Ya les gustaría a otros países tener una hermandad de quinientos millones de hispano hablantes receptivos a una cultura, a una lengua y con un patrimonio común. Porque somos nietos de Sor Juana Inés de la Cruz que es mejicana y de Calderón. A sor Juana la leemos aquí y allá y a Calderón lo leemos aquí y allá. Somos países hermanos y como tales tenemos mucho que crecer. Eso este año Colombia lo ha entendido muy bien. Desde el propio Fernando Botero que nos ha cedido la imagen del cartel hasta el ministerio de Cultura, las compañías que vienen.
Creo que lo más positivo en el balance que hago hasta hoy del Festival es el entusiasmo con el que muchas instituciones, compañías, artistas se han involucrado para ayudarnos a tener una visión más amplia de Almagro y del Siglo de Oro.
-El lema de este año “Soñemos, alma, soñemos otra vez” nos evoca a venir a Almagro y soñar en el momento que te sientas en la butaca para transportarte al Siglo de Oro.
-Sin duda. Nos evoca a soñar con un mundo distinto. A soñar con un mundo mejor. A soñar con un mundo con mejores valores. Apela al alma. Apela a la profundidad, que el teatro es el alimento del alma y de la espiritualidad de una colectividad, de un pueblo. También es en primera persona del plural. Soñemos entre todos que son los clásicos. Porque lo que son los clásicos no lo vamos a poder decidir nosotros desde el Festival. Nosotros podemos orientar la programación en un sentido patrimonial. Decir queremos más Lope de Vega y menos Shakespeare pero cómo se hace ese Lope de Vega no lo vamos a decidir nosotros. Lo va a decidir cada compañía, cada artista y cada institución que decida apoyar la presencia de Lope de Vega en Almagro.
-Bien es cierto, que según la programación hay obras que el espectador sin verlas ya las decantan como las mejores, un ejemplo es Mestiza o Nacida Sombra que está de boca en boca, sin olvidarnos de los Desengaños Amorosos, El banquete… y otras tantas.
-Creo que no va a ser fácil. Nacida sombra es una maravilla es flamenco sobre textos del Siglo de Oro cantando versos de María de Zayas, versos de Sor Juana Inés, versos de Santa Teresa. De nuevo el hilo de la mujer, el hilo de América. Es difícil elegir un pódium de un Festival porque al final depende mucho del gusto. Además no necesariamente, una cosa son las obras que más le gustan al público y otra cosa, a veces, son las obras que son más representativas desde una visión del Siglo de Oro o que representan una calidad en la exhibición. No siempre va exactamente igual. Nuestro deber en el Festival es tener lo uno y lo otro. Es tener las mejores obras y también la visión del Siglo de Oro que más atrae al público. Cuando se juntan en el mismo texto y en la misma producción maravilloso. A veces no es así y hay que tener lo uno y lo otro.
-Otra de las cosas que se ha recuperado este año es la ficción sonora, hacía nueve años que no se había vuelto a ver.
-A mí me había dicho que era imposible, que era muy difícil por los gastos de producción. Hemos tenido la ventaja de tener dos grandes socios. En esta idea de acumular fuerzas RNE ha hecho la versión de ‘Casa con dos puertas mala es de guardar’, maravillosa con Benigno Moreno en la dirección, con Luis García Montero en la versión y un reparto encabezado por Verónica Forqué, Fernando Cayo, Carmen Ruiz… espléndido. Y el cierre lo hacemos con Valle Hidalgo, otra autora y directora, dirigiendo el ‘Lindo don Diego’ con Eloy Arenas, Eloy Azorín, Pepa Pedroche, Emilio Gavira, Joaquín Notario, con un gran reparto.
De nuevo, cuánto vale, que un espectador en Colombia, en China, en Australia pueda conectarse en directo en la página web y escuchar lo que está pasando en Almagro en el Corral de Comedias. Cuántos miles y miles de espectadores escuchan esa edición sonora. Cuánto vale la democratización de la cultura que supone que quién tiene un problema de movilidad, quien tiene un problema de dependencia y que no puede venir a Almagro pueda escuchar el Festival de Almagro desde su casa. Tenemos que derribar todas esas barreras y la apuesta es clarísima.
-El presupuesto con el que ha contado este año se ha visto mermado en cuanto al del año pasado que se aumentó un 20% al ser una fecha especial, pero además también se ha visto reducido al tener que invertir una parte en la recuperación de un espacio. El año que viene influirá positivamente.
-Claro, esa obra ya está hecha. Consideramos que este año valía la pena. Era un edificio que se encontraba en un estado muy precario. Hay unas fotos que se puede apreciar. Creemos que eso cumple con la función que el Festival tuvo desde el inicio que es recuperar el patrimonio histórico artístico y ponerlo en valor como un lugar en el que se vea el patrimonio vivo que es el teatro. La verdad que hay mucha gente que nos felicita por la calle por lo que supone esa recuperación. Precioso, con un aire estupendo, con unas butacas comodísimas, con un cielo… De nuevo, cuánto vale eso. Yo no estoy preocupado porque este año haya sido un año de transición y el presupuesto haya sido un poco menor al de la 40 edición, como digo es un año de aprendizaje, también de carta de presentación de hacia dónde va a ir el Festival de aquí a unos años. Creo que eso está cumplido. Creo que la gente entiende bien el Festival que queremos hacer y lo comparte. Lo disfruta, tanto desde las compañías, como desde las instituciones, como desde los espectadores. De manera que nosotros hemos pactado que vamos a estar cinco años al frente del Festival y lo importante es marcar el camino. Tenemos cinco años para crecer.
-La herencia es buena.
-Sí, queremos ser buenos herederos en el sentido que lo importante para nosotros es que lo que se hizo bien, quedó bien se mantenga. Barroco Infantil es una gran iniciativa y la hemos mantenido. Almagro Off es una gran iniciativa que no sólo mantenemos sino que lo hemos hecho crecer porque vamos a un espacio nuevo, al Silo con el doble de aforo y con el doble de espacio escénico, con lo cual aspiramos a que se vendan más entradas. Pero de nuevo, no voy a valorar que el Almagro Off es mejor porque se venden un 10% más o un 3% menos, sino porque uno, recuperamos un espacio público para la cultura, que es el Silo municipal, le damos unas condiciones mejores a las compañías, mejores al público, está más cerca, es más accesible. De manera que para nosotros es más importante el concepto de lo que defendemos y la herencia recibida. Que la recibimos de Natalia pero también de los equipos anteriores, que durante cuarenta años han construido una realidad de la que nosotros somos galantes. Nuestra responsabilidad es mantenerla y acrecentarla.
-Aparte de hacerse cargo del Festival tendrá otros proyectos como director de teatro que es. Eso sigue manteniéndolos o no le da tiempo.
-Sí. Ha bajado mucho el ritmo. Me he comprometido con el patronato en estar muy implicado en el Festival. Dirijo puntualmente fuera. Lo que sí pacté con el Festival, con el patronato, mantener los compromisos que tenía sobre el Siglo de Oro, para intentar que algunos proyectos que tengo que dirigir en América Latina, en Europa, en Estonia, en Polonia se hagan allá, pagados por los gobiernos de cada uno de estos países. Si el resultado vemos que nos gusta, intentemos traerlo para que cada año haya más países representados haciendo el Siglo de Oro. Porque lo que queremos es cambiar esa dinámica. Comprendo y respeto la decisión de que vengan de Alemania a hacer Shakespeare o que vengan de Inglaterra a hacer Shakespeare. Nuestra opinión es que eso hace menos competitivo el Festival en el panorama internacional. Porque festivales shakesperianos hay muchos en muchos países con más presupuesto, más músculo y más visibilidad que Almagro.
Si Almagro no consigue diferenciarse radicalmente, siendo un Festival único y excepcional se va a diluir en el mercado internacional y va a ser poco competitivo en el mundo globalizado como este. Quiero decir, para que ir a Almagro a ver algo que puedo ver en Stratford o en Edimburgo. Nosotros queremos apostar por esa diferencia y parte de esa diferencia está en que en más países y más lugares estén haciendo repertorio del Siglo de Oro y lo traigan a Almagro. De manera que ahí convive un poco la parte institucional como director de la fundación, con mi carrera como director, en la que siempre he tenido un compromiso con los clásicos.
Desde hace diecisiete años que estrené mi primer clásico en Almagro. He venido catorce de esos diecisiete años a trabajar a Almagro. He dirigido clásico y aquí he traído clásicos que había dirigido en la India como el Quijote Kathakali o en México. No tengo que renunciar a mi identidad como director de clásico para dirigir este Festival. Al contrario, creo que son hechos que se suman. Por ejemplo, el trabajo con Colombia este año ha sido muy fácil porque es un país con el que tengo muchos vínculos, porque llevo dirigiendo muchos años allá y tenemos una relación de gran respeto y de gran concordia con el ministerio de Cultura. Con quien quiero seguir manteniendo esa sinergia.