06 julio 2018

Un don Juan burlado por la valentía de las mujeres

La obra que Tirso de Molina escribió en el Siglo de Oro está muy de actualidad en los tiempos que vivimos. En la sociedad moderna sigue patente el maltrato y abuso hacia las mujeres indefensas, y por ende, el quedar impunes de castigo quien han cometido tal aberración, por ello la obra que la Compañía Nacional de Teatro Clásico presentó en la inauguración del festival viene tan a colación con el reflejo de la humanidad de hoy día.

Tras la entrega del premio Corral de Comedias, en el que un Carlos Hipólito muy emocionado recordó la magia del lugar y sus primeras andanzas en el Festival de la mano de la Compañía, en la cual rechazó un papel de don Juan, nos trasladamos al Hospital de San Juan, sede de la Compañía Nacional de Teatro Clásico y con ello al comienzo de la primera de las funciones. La que levanta el telón del sueño de Almagro, en el que la ciudad en lugar de dormir, vive muy despierta, con el alma de todo un pueblo brindando su hospitalidad en este mes de bullicio cultural.

‘El burlador de Sevilla’ se muestra al espectador con un claro mensaje. Un mensaje en el que reivindica que la mujer tiene la valentía, la fuerza y el coraje para luchar contra las injusticias. Donde se atreven a desafiar a todo y a todos con tal de que un ser despreciable no se salga con la suya.

En este caso el ser despreciable es don Juan. Un personaje que retrató Tirso de Molina como un conquistador sin piedad, que se beneficia de las mujeres sin ningún tipo de sensibilidad ni pudor. Tan solo busca su goce y disfrute, importándole bien poco los daños colaterales que pueda causar. Claro que, siempre que alguien actúa de esta forma, es porque cuenta con la protección de alguna persona. En esta ocasión, es su padre, consejero del Rey, quien le proporciona la libertad de actuar a su libre albedrío.  

Aunque se piense don Juan que siempre puede salir indemne de todas ellas, ya que tampoco cree en la justicia divina. Al final es ella, la que imparte el castigo correspondiente a singular personaje. Toda la trama muy bien orquestada por Josep María Mestres gracias a la versión de Borja Ortiz de Gondra.


Y si hay que destacar algún personaje son los encarnados por las mujeres, que le dan fuerza a la obra en especial el de Mamen Camacho como Tisbea. Un poco más flojo, en escasos momentos, es el trabajo de Raúl Prieto, al que le falta un poco más de garra, tal vez es porque no han querido hacer un don Juan mucho más libertino por no herir sensibilidades, si es el caso, entonces Chapeau. El que brilló con luz propia fue Pepe Villuela como Catalinón, que viendo las injurias de su amo no podía hacer nada. El resto del elenco que completaba el reparto se sincronizó a las mil maravillas para la que la obra fluyera y llegara a cada espectador con la pasión que ellos le ponen. Cabe decir que el sonido, que era una asignatura pendiente, este año se ha corregido y se escuchaba en todos los rincones bien. 

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